Ana Cristina Vélez: La mascota piedra o Pet Rock
En blogs pasados escribí sobre el banano que se vendió por seis millones de dólares, como obra de arte, y puse un enlace sobre la irracional relación que tenemos con los objetos. Hay variados aspectos de esta relación que no pueden dejar de sorprendernos.
Uno de los aspectos es el hecho de que creamos que los objetos tienen una esencia. La idea se explica en un párrafo, en una entrada de mi blog, Catrecillo, que se titula Esencialismo:
“Cuando nos da la mano Brad Pitt no queremos correr a lavar la nuestra. ¿Por qué? Porque creemos quedar untados de la esencia de Brad Pitt, y por eso la gente paga sumas enormes por el vestido, los zapatos, la corona o el pañuelo de un personaje famoso. Se acaban de subastar los zapatos rojos de la protagonista del mago de Oz por 28 millones de dólares. En un estudio de sicología, el investigador muestra a un grupo de sujetos una chaqueta recién sacada de la lavandería y pregunta quiénes la usarían durante una hora, y a cambio recibir 8 dólares. Casi todos los presentes levantan la mano. Luego, el director del estudio explica que la chaqueta perteneció a un asesino en serie, un tipo terrorífico. Más del 80% de los sujetos bajan la mano, y ya no se la pondrían por 8 dólares y ni siquiera estarían dispuestos a probársela. ¿Será que queda algo del asesino en la chaqueta? No, en absoluto, pero para la mente humana, animista y esencialista, la chaqueta está ‘contaminada’ por el espíritu del asesino. Es como si algo invisible quedara y se nos pudiera pegar. Por la razón que sea, desconocida todavía, adjudicamos cualidades inexistentes a los objetos según su historia. La historia no trasforma realmente un objeto, excepto que con el tiempo se deteriore, pero sí trasforma dramáticamente su valor simbólico. En Inglaterra tuvieron que derrumbar una casa y hasta triturar los ladrillos pues nadie la compraba después de saber que allí se había cometido un espantoso asesinato.”
A que valoricemos más un objeto después de que es nuestro se lo llama efecto de dotación. Creo que sería mejor llamarlo efecto de pertenencia. Fue estudiado por los premio Nobel de economía Daniel Kahneman y AmosTversky. En pocas palabras, el efecto de dotación tiene que ver con la tendencia a conceder más valor a los artículos que ya poseemos, en comparación con artículos equivalentes que no poseemos. Este fenómeno sugiere que nuestra percepción del valor de un artículo está muy influida por nuestro sentido de la propiedad.
Kahneman y Tversky hicieron un experimento en el que les pidieron a los participantes que evaluaran el precio que estarían dispuestos a pagar por un pocillo para tomar café, uno nuevo, que no poseían. Luego, averiguaron por cuánto estarían dispuestos a venderlos. En promedio, los participantes sólo estaban dispuestos a pagar unos 2,87 dólares por el pocillo que no poseían: para venderlos, en cambio, ¡el precio de venta de los pocillos que ya poseían subía a 7,12 dólares!
Que paguemos por una obra de arte en una subasta sumas inmensas de dinero, que se rematen brasieres, latas de mierda o un banano por muchos millones de dólares es algo casi incomprensible. La psicología sugiere que esto ocurre por una combinación de tres factores: la ilusión de control, en la que las personas tienden a sobrestimar su capacidad para predecir resultados futuros; el sentido de competencia , que en los humanos es fuerte, y el que apuesta quiere superar a sus contendores, mostrando superioridad económica; y el marco sicológico, en el que las personas tienen más probabilidades de elegir una opción si se enmarca como una ganancia o una inversión.
Muchas personas sin motivo aparente guardan un mechón de pelo, la cobija que usaban cuando eran bebés, los dientes que se les cayeron, un pocillo, una tarjeta, o le dan un valor desproporcionado a objetos que pertenecieron a alguien que les parece especial, sea un personaje famoso, un personaje de película o un ancestro. Esta es otra relación extraña que tenemos con los objetos.
Los médicos alternativos viven de creencias sin evidencia, como que hay vidrios y piedras con poderes curativos. Muchas personas confían en el poder de protección de los amuletos, o que un muñeco puede traerles maleficios, como los del vudú. Algunos creen que en un pedazo de pan ázimo hay una esencia divina que se pueden tragar y no sé si se supone que se queda por dentro. Se habrán preguntado ¿cuántas horas les dura la divinidad adentro y cómo sale de allí?
Como nacemos con estas deficiencias racionales se dan fenómenos inesperados en las culturas; el siguiente es uno muy simpático. En Estados Unidos, en 1975, a un ejecutivo de publicidad llamado Gary Dahl se le ocurrió la idea de la mascota perfecta: no tenía que ser alimentada, ni desparasitada, ni bañada, ni acompañada, ni paseada, porque era simplemente una piedra. Los amigos se burlaron de la idea, pero Dahl se la tomó muy en serio y decidió sacarla al mercado con un manual de instrucciones. El manual tenía 32 páginas y se titulaba, El cuidado y entrenamiento de tu mascota piedra. Contenía las instrucciones sobre cómo cuidarla, contenía bromas y juegos de palabras, contenía órdenes como: ¡siéntate! y ¡quieta! Estas dos muy fáciles de cumplir. Y otras como, ¡rueda! y ¡ataca!, que, en cambio, necesitaba la ayuda del padre, la madre o el entrenador. Contenía bromas acerca de las piedras que fungirían de mascotas. Dahl diseñó una caja de cartón rellena de paja (como un nido), con huecos, para la ventilación. En realidad, diseñó una especie de “casita” para las piedras mascota. Estas no eran nada más que piedras normales, compradas en depósitos de materiales para la construcción.
El negocio de Dahl fue redondo, pues la inversión fue mínima y buena la ganancia. En 1975, en la temporada navideña, vendió un millón y medio de dólares. En febrero ya estaban descontinuadas. Él no obligó a nadie a comprar su idea. Quien la compró lo hizo con su libre voluntad. Dahl vendió los derechos, pues las demandas y persecuciones lo enloquecieron. En 2012, el 3 de septiembre se sacaron de nuevo al mercado las mascotas piedras. Rosebud Entertainment tiene actualmente en Estados Unidos la marca registrada y los derechos de venta. Incluso, hoy en día, se siguen vendiendo por USD$ 20 cada una. Porque tenemos una relación extraña con los objetos, a los niños no les serviría una piedra del jardín. No, esta tenía que ser comprada para ser mascota.
Este artículo sirve para reflexionar sobre nuestra relación con los objetos, quizás detectar nuestras propias irracionalidades, y preguntamos sobre sus raíces.