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Ana Cristina Vélez: Leer la novela Casi de piedra

Cada vez que empiezo una novela me pregunto qué voy a encontrar allí, por qué me va a interesar, qué va a traerle a mi mente. Una vez hemos invertido nuestro escaso tiempo en algo, como nos pasa por ejemplo con el cine, además de entretenimiento, queremos obtener algo más.

Antepongo el entretenimiento a otras virtudes, porque el entretenimiento es condición número uno de las artes narrativas. Se pregunta uno, ¿por qué gastar tiempo en algo que aburre, si no es un libro de estudio? El Ulises, la novela más famosa del siglo XX, la más elogiada, la más innovadora y excelente para el criterio de los expertos, me aburrió. No pasé de la página cuarenta.

Entretenerse no quiere decir que uno no pueda soltar el libro, no quiere decir que, en cada página, uno sienta ansiedad de continuar, no. La entretención, aunque puede ser también una emoción sosegada, sí tiene que ser una emoción positiva. En emociones positivas cabe el masoquismo benigno. En este, sufrimos porque queremos sentir ese sufrimiento, como el que nos proporcionan las novelas policíacas. Entretenerse tiene que ver con el gusto personal por ciertas historias. Unas personas adoran las novelas históricas; otras, las novelas de amor; otras, las de suspenso. Hay personas que gustan de novelas donde no pasa casi nada, pero tienen un texto bello, o gracioso, o ingenioso. No hablemos de calidad literaria, hablemos de gusto, pues la calidad literaria es un tema muy difícil, y para expertos.

En este sentido, ¿por qué vale la pena leer Casi de piedra?

Casi de piedra es una novela de amor. Teresa, la protagonista, es una mujer que se acerca a los cuarenta años y por fin encuentra el amor que lleva buscando hace tanto tiempo. Es un amor apasionado, vibrante, intenso, loco. Cómo vive ella ese amor, cómo lo enfrenta y disfruta dotan a la novela de su cuerpo principal. Al mismo tiempo, Teresa no solo va conociendo a Jerónimo, su pareja, sino que poco a poco va entrando en el mundo de él: el mundo del arte.

Al conocer a Jerónimo, la vida le da la oportunidad de ver y expandir sus horizontes. Teresa pone un pie en el mundo del arte, y esto la lleva a hacerse muchas preguntas; además, la vida, la situación con Jerónimo le ofrece el reto de conquistarse a sus hijos, que no tienen por qué recibirla en sus vidas con los brazos abiertos (Jerónimo es un hombre separado con dos hijos pequeños). Además, ella es una profesional que ama su carrera, la Geología, y la ciencia.

Teresa va a la universidad a trabajar, Teresa tiene colegas, tiene amigos y una familia muy unida, que es y ha sido un soporte en su vida.  En Casi de piedra uno se asoma a la personalidad compleja de Teresa y a sus relaciones interpersonales. La ve enfrentarse con el machismo en el mundo de la ciencia, la ve enfrentarse con sus propios sueños, ilusiones y desilusiones. Como en toda vida, los conflictos muchas veces son mayores con nosotros mismos; como en toda vida, el amor es una fuente de dicha y de dolor al mismo tiempo. Teresa, con sus coherencias e incoherencias, se cuestiona, se pelea, se obedece y desobedece, se conoce, e intenta mantener su dignidad y solidez como persona y como mujer.

Casi de piedra es la relación de una mujer con un cierto tipo de amor, común en estas tierras latinas; es la relación de una mujer con sus ideas y decisiones, sin dejar nunca de lado el pragmatismo que la caracteriza. Para Teresa, la vida es un experimento, y aunque eso no le evita los sufrimientos ni las dichas, sí la obliga a tomar ciertas posiciones claras frente a su propia vida.

 

 

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