Cultura y Artes

Andrés Hoyos: la batalla de los libros

imagesLa invención de la imprenta de tipo móvil, cortesía de Johannes Gutenberg, fue el salto tecnológico más importante que ha dado la humanidad, con excepción de la prehistórica invención del lenguaje.

Tuvo un efecto muy superior al de la electricidad, el automóvil o el Internet, para mencionar apenas tres fenómenos cruciales. La imprenta permitió la reinvención de la educación, la multiplicación de la memoria y un dramático descenso del analfabetismo, sin los cuales no habría países como hoy los conocemos y la existencia humana seguiría siendo “solitaria, pobre, vil, brutal y breve”, para usar la célebre frase de Thomas Hobbes.

Sin embargo, la novelería que siempre acompaña a los cambios tecnológicos ha desembocado en múltiples obituarios del libro físico. Nicholas Negroponte lleva 20 años reiterándolos y, a su vez, aplazándolos. Ir a la Filbo por estos días le resultaría incómodo a este gurú canadiense, pues el recinto de Corferias está lleno a reventar. La gente allí, de una u otra manera, anda correteando libros.

Es cierto que algunos éxitos editoriales del momento no son tradicionales. El sábado 23 de abril las entradas a Corferias estaban agotadas. ¿Qué pasaba? Que un youtuber chileno, llamado Germán Garmendia, lanzaba su libro #Chupaleperro y el recinto colapsó. El explosivo salto de Garmendia a la fama se dio en YouTube y demás redes sociales, sí, pero ahora vende libros y eso no es despreciable.

Se trata de un libro de autoayuda colorido y ligero dedicado a la mamá y que a veeeeces reeeepite las vocales en son de camaradería, a la vez que usa esas horribles @s andróginas. Su truco básico consiste en decir “yo soy igual que tú” (solo que un pelín más experimentado), como si todo colegial estuviera a punto de volverse millonario. Esta sabiduría de tono cheverón no va a quebrar los departamentos de filosofía del mundo: “quiero decirte que los cambios no son tan malos ni tan dramáticos como parecen”, “aprende de tus errores”, “aléjate de la gente negativa y rodéate de gente positiva”. En fin, aunque el libro del youtuber no pertenece al mismo planeta que Hamlet, no creo que haga daño. Quizás un pequeño porcentaje de sus lectores quedará insatisfecho y querrá algo más, a la manera de OliverTwist.

En todo caso, el fallo sobre las predicciones de Negroponte ya se dio: los libros electrónicos no acabaron con los físicos. Ni siquiera en Estados Unidos, el país donde tuvieron mayor penetración, se les acercaron en ventas. En otras latitudes, la cuota de mercado fue menor. Dicho esto, las ventas de libros físicos sí están estancadas, pero por una razón más elemental: la suma de productos que compiten por el tiempo que la gente solía usar para leer se multiplica. Por ejemplo, un usuario dedicado de Facebook debe gastarle a este portal por ahí dos horas al día, tiempo en el que ya no leerá libros. Y así.

Las aguas pueden volver a su cauce por caminos inesperados. Amazon, tras hacerles mal ambiente a los libros que le dieron origen y quebrar miles de librerías, ahora las está abriendo propias. Es un clásico ejemplo de dumping: vender a pérdida durante años, como lo demuestran los balances de la compañía de Bezos, y después edificar sobre el cementerio donde yacen tus competidores.

De todos modos, la marcha más que cinco veces centenaria del papel impreso sigue. A diario esperamos que los descendientes de don Quijote nos inviten a acompañarlos en un nuevo paseo por el mundo.

 

andreshoyos@elmalpensante.com, @andrewholes

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