La crisis estructural de la economía cubana se agrava tras el incendio de los almacenes de combustible en la provincia Matanzas; su impacto negativo ha de evidenciarse los próximos meses.
El acceso a los combustibles constituye un asunto de seguridad nacional para la Isla y no deja de ser un tema sensible, que garantiza un ambiente atractivo para los inversionistas extranjeros.
Sin embargo; el país ha experimentado en los últimos 8 años una reducción constante en la producción combustible: del 20 % de petróleo crudo nacional y del 52 % de gas natural.
La situación se agudiza por la caída en un 22 % de las importaciones de productos energéticos, provocando una disminución del 32 % en la generación nacional de energía.
En tal sentido, vienen abajo en un 56 % los indicadores de consumo total de portadores energéticos, porque éstos requieren el uso de combustibles refinados y más costosos.
Se afectan actividades como la manufactura, el comercio interior, la producción agropecuaria y la construcción; y el consumo de energía en los hogares se deteriora un 11 %.
Los datos expresan el desplome en un 14 % de la generación bruta de electricidad en el país, por la falta de combustibles en la industria, y no por averías en la generación.
Obsérvese que la potencia instalada en las plantas productoras de electricidad ha sido estable y va en ascenso desde 2014 hasta 2021, promediando un poco más de 6503.88 Megawatt.
Y el consumo de Gigawatt / hora de la nación se ha reducido en un 8 %; en cambio, el promedio anual de pérdidas en el consumo de energía eléctrica está entre el 17 % y 22 %.
Las fugas mayormente suceden en el transporte y distribución de la energía por la resistencia de los cables al paso de la electricidad o con el descenso de alta a media tensión; y de ésta, a baja.
Sumado a ello, el alza de la tarifa del consumo eléctrico para los hogares en el 2021 motivó el auge de fraudes, tanto en los procesos de medición como de facturación.
Queda en evidencia la necesidad de una estrategia de suministro de combustibles que garantice una relación sólida con los proveedores internacionales.
Hay un convenio macro con Venezuela, se negocia el pago en rublos a Rusia, se buscan vías para el pago por transferencia a Irán y existe un contrato histórico con Argelia.
Pero convergen variables tales como la calidad de los combustibles a importar y la capacidad interna para refinarlos, acceso a financiamientos externos y tipos de pagos.
Para frenar la contingencia habrá que diversificar la producción de energía y disminuir el uso de crudo nacional, pues su baja calidad es motivo de constantes interrupciones por reparaciones.
Al país le resulta difícil sostener a largo plazo el alquiler a Turquía de las plataformas marinas, por los elevados costos de estadía y la alta calidad de los combustibles que demandan.
Por estos días fue autorizada la inversión de empresas con capital 100 % foráneo, mixto y privado nacional en equipos destinados a la generación de electricidad a través de fuentes renovables.
A esto se suma la eliminación de barreras que subordinan los procesos de intermediación de empresas estatales en las operaciones de comercio exterior relacionadas al sector.
En el contexto, los inversores extranjeros y sus representantes en la Isla han de procurar el arribo de empresas con experiencia en la producción de electricidad, a partir de energías limpias.
Las nuevas tecnologías ofrecerán estabilidad en la generación eléctrica, fortalecerán las inversiones en el mercado interno y la seguridad, hasta la creación de nuevos empleos.
Más allá de cualquier análisis cabe preguntarse desde la geopolítica: ¿quiénes están prestos a colaborar con Cuba en un ambiente de negocios mutuamente beneficioso?