Democracia y PolíticaEconomíaRelaciones internacionales

Antonio Caño: No basta con armas

«Para responder hoy a la llamada de Europa, España necesita un cambio total de política y construir un proyecto de unidad nacional»

No basta con armas

    Alejandra Svriz

 

La amenaza de ruptura de la tradicional alianza defensiva entre Europa y Estados Unidos plantea un reto monumental para Europa, que no sólo debe emprender un costoso y complejo proceso de rearme y de creación de una estructura militar, sino encontrar armonía política en torno a una identidad compartida y un modelo de sociedad, que es tanto o más importante que las armas para poder hacer frente de forma eficaz a potenciales enemigos. En el caso de España, después de varios años construyendo muros de separación entre nosotros, acentuando lo que nos separa en lugar de lo que nos une y destruyendo todo signo posible de un proyecto nacional, la tarea que para el resto de Europa es gigantesca, para nosotros va a ser casi milagrosa.

No se trata simplemente de que el Gobierno hable con el Partido Popular para que le dé sus votos en el Congreso a fin de aprobar cuanto antes un incremento del presupuesto de defensa. Ya se sabe que eso en sí mismo es una operación que puede tener costes políticos para ambos e incluso poner en peligro la supervivencia del Gobierno. Pero es que, aunque no los tuviera, lo que está en juego en estos momentos para nuestro país es de mucha mayor trascendencia y exige actuaciones de mucha mayor envergadura de las que nuestros dirigentes parecen tener en mente. En pocas palabras, se trata de comprobar si la clase política es capaz de proteger a los españoles de la amenaza de una guerra y de si puede hacerlo en sintonía y acorde con los valores del resto de Europa.

Para ello, por supuesto, tenemos que saber primero qué quiere España y, si no es mucho pedir, tener también claro qué es España. Eso sólo lo pueden hacer partidos políticos que quieran defender los intereses de España y que estén dispuestos a hacer todos los sacrificios que sean necesarios para ello. No hay espacio para otros juegos o intereses en este momento crucial de la democracia. Cuando digo sacrificios, me refiero a posponer cualquier otro cálculo personal y político a la prioridad absoluta de contribuir con convicción, claridad y contundencia a la defensa colectiva de Europa. También los ciudadanos tendrán que hacer sacrificios en su estilo y calidad de vida, pero para poder pedírselos debe antes la clase política saber estar a la altura de los tiempos y dar ejemplo de entrega y dedicación.

Ante la evidencia de que no existe actualmente una mayoría de Gobierno coherente con los intereses que corresponde defender y las decisiones que se necesitan tomar, es urgente antes de nada la construcción de una nueva mayoría. Hay dos caminos para ello. El de la celebración de elecciones sería el más democrático y eficaz. Pero, si se quiere evitar la confrontación de una campaña electoral o el partido actualmente en el Gobierno se resiste a desalojarlo, queda la alternativa de un pacto de Estado entre los dos partidos políticos que, en principio, coinciden con las necesidades de este momento histórico. Si cabe la posibilidad de sumar a otras fuerzas a ese acuerdo, habría que hacerlo sin excepciones, pero nunca al precio de debilitar la causa que nos ocupa o crear confusión sobre la misión que emprendemos.

«Sánchez persiste en una coalición antihistórica con partidos anclados en el no a la OTAN y, aún peor, con viejos aliados tácticos de Putin»

Hay que olvidar la política de corto recorrido, aunque me temo que eso se contradice con las condiciones políticas de quien nos gobierna. Todo lo que se ha hecho en España en los últimos siete años está exactamente en dirección contraria a lo que se debe de hacer a partir de ahora si queremos servir de algo a la democracia europea. Los signos de los últimos días no presagian un cambio de dirección ni animan al optimismo. Pedro Sánchez es el único jefe de Gobierno europeo que aún no se ha dignado en dirigirse al Parlamento para explicar la gravedad del momento ni exponer su estrategia al respecto. Se tomará todavía diez días más antes de hacerlo. En lugar de establecer puentes con el líder de la oposición y dirigente del principal partido del país, cuyo apoyo es imprescindible para que España pueda responder a la llamada de Europa, ha insistido en los desaires y el desprecio. Sánchez persiste en una coalición antihistórica con partidos anclados en el no a la OTAN y, aún peor, con viejos aliados tácticos de Putin, como es Junts, cuyo líder no dudó en recabar el apoyo de Rusia a su delirio independentista.

Es dudoso que Sánchez tenga el coraje de rectificar y emprender el camino correcto en este momento decisivo. Sólo cabe esperar que su conocida ambición de poder le haga entender que esa es la única forma de conservarlo en las circunstancias actuales. Da la impresión de que Europa ha decidido convertir la crisis a la que nos aboca la política de Trump en una oportunidad de construir por fin una potencia autónoma. En ese propósito, no sólamente tal vez haya que prescindir de Hungría, sino que le será imposible a España mantener el doble juego de un ciego europeísmo formal, mientras se resiste a su defensa desde los asientos de los ministros o desde los escaños de la mayoría que apoya al Gobierno.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba