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Antonio Pérez Henares: «La izquierda española es la única que se cree la leyenda negra»

El escritor acaba de publicar 'La Española', una novela ambientada en 1493

                                             Antonio Pérez-Henares, Chani JOSÉ RAMÓN LADRA

 

Antonio Pérez Henares, Chani, es reportero de raza, viajero irredento, lector voraz y aventajado novelista. No se cumple aún un año desde la publicación de ‘Tierra vieja’, y ya está de vuelta en las librerías con ‘La Española’ (Harper Collins), una historia ambientada en 1493, cuando el almirante Colón encuentra el Fuerte de Navidad destrozado y a sus hombres asesinados. Es justo ahí, en ese islote que da nombre a la novela, donde comienza el relato de quienes cambiaron para siempre la historia del mundo.

Si en ‘Cabeza de Vaca’ (2020), Pérez Henares narró la vida del primer europeo en llegar a Florida, aquí describe la reunión de los personajes fundamentales de su tiempo, desde los hermanos Colón o el capitán Ojeda hasta Hernán Cortés, Pizarro o Núñez de Balboa. «Este libro lleva esperando 25 años, desde 1998, cuando desembarqué en Macuro con Miguel de la Quadra y desde ahí fuimos a Dominicana. Caminando por aquellas playas, me pregunté cómo pudieron coincidir, en un mismo espacio, las gentes que iban a cambiar y cambiaron el mundo».

Vestida con una sobrecubierta de Augusto Ferrer Dalmau, ‘La Española’ demuestra la fascinación que ejerce sobre Pérez-Henares no sólo la historia, sino el mundo de aquellos hombres y mujeres que vivieron en aquel paraíso en el que, de pronto, «se abrió la puerta del infierno». Él que hizo la ruta Quetzal varias veces, aprendió a adiestrar halcones con Félix Rodríguez de la Fuente y de niño leyó a Kipling hasta la saciedad, siente atracción por el alma humana y por eso tira del hilo que une a los seres humanos a lo largo de los siglos.

«Hemos hablado de grandes mitos de la conquista, pero no del principio. No quiero caer en presentismo estúpido. Lo que busco es saber sobre esta gente, ponerme en su lugar: qué sentían, qué pensaban, en que creían. Para un hidalgo español, ensanchar los reinos de su majestad era muy importante. Dios, por supuesto. Era impensable que alguien no fuese creyente. A eso se suma la ambición del poder, de la gloria, del honor y del oro. Volver lleno de fama y de dinero. No he querido ser maniqueo. Cuando digo descubrimiento, digo descubrimiento porque o fue, nadie sabía que eso estaba. Y fue conquista, porque lo fue».

Ni leyenda negra, ni rosa

«La izquierda española es la única que se cree la leyenda negra », exclama Pérez- Henares. Dos elementos distinguen al imperio español del resto: las leyes que protegían a los indios y el mestizaje, a diferencia de los británicos. «Los dos personajes más famosos de ese momento fueron Ojeda y Ponce y están unidos por una cosa: el primer matrimonio con mujeres indias» . «Uno de mis personajes favoritos en esta novela es la bella y trágica Anacaona. Esta princesa taína, culta y con enorme mando. Recibió con curiosidad a los españoles y entabló con ellos amistad. No merecía ese final». El gobernador de la isla, Nicolás de Ovando, la ahorcó en 1503.

«Ni leyenda negra ni rosa, sino una historia bien contada», zanja. Sus personajes, asegura, son «ciegamente humanos». Son objeto de flaquezas, pasiones y tentaciones. De cada uno ofrece un reverso, entre ellos Bartolomé de las Casas. «Como tantos humanos, fue poliédrico, le gustaba estar muy pegado al poder. Lo que ocurre es que esto de buenos y malos absolutos es de película. Nadie es Gary Cooper, ni siquiera Gary Cooper. Lo mismo le pasa a Bartolomé Colón, el más duro y más bravo. Diego era más apocado y Cristóbal Colón era un tanto trapacero, pero tenía arrojo y valor. Los personajes son ciegamente humanos y es lo que somos todos».

 

       Un detalle de la pintura de Augusto Ferrer Dalmau que ilustra el libroARCHIVO

 

En ‘La Española’ todo está a punto de ocurrir. Algunos personajes de ficción que ya aparecen en su novela Cabeza de vaca como hombres mayores, se muestran jovencitos en estas páginas. Antonio Pérez Henares amplía una obra que conforman su tetralogía de la prehistoria (‘Nublares’, ‘El hijo de la garza’, ‘El último cazador’ y ‘La mirada del lobo’), pero también con libros como ‘La tierra de Álvar Fañez’, ‘El rey pequeño’ o ‘La canción del bisonte’, que publicó en 2019.

 

 

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