Antonio Vélez: Momentos estelares de la imagen
Las fotografías son memorias indelebles que nos permiten retroceder al pasado y asomarnos al mundo de antes. Nuestras fotografías se vuelven amarillentas, pero nuestras facciones se conservan jóvenes. En cierta forma, son túneles del tiempo por el cual viajamos al pasado. Pues bien, esta maravilla es relativamente reciente en la historia de la cultura humana. Antes de inventarse la cámara fotográfica, el sustituto, solo para los ricos, era contar con un buen retratista. En un lienzo pasábamos a la inmortalidad, gracias a la habilidad de un pintor, a un pincel y a unos pigmentos de colores.
Los procesos evolutivos necesitan un precursor, que en el caso de la fotografía debió ser la cámara oscura. Es bien simple: una caja cerrada, con una pequeña perforación en la cara frontal, por donde entraba la luz hasta incidir en la cara posterior, en la que se ponía un vidrio esmerilado. Allí se formaba una imagen invertida, un claro oscuro de lo que había al frente. Más tarde, se le añadió una lente en el punto donde iba la perforación, y apareció la imagen moderna.
Johann H. Schulze, alquimista, descubrió en 1727 lo que iba a cambiar la historia de la fotografía: la luz ennegrecía los nitratos de plata, así que para tener una fotografía sólo faltaba una sustancia que fijara estos ennegrecimientos. Apareció entonces Joseph Niépce, quien en 1814 descubrió que una lámina de peltre, cubierta con una capa de betún, resolvía a medias su problema. En 1839 entró en escena Louis Daguerre, quien cambió la lámina de peltre por plata pulida, y el betún por yodo y vapores de mercurio. Nació el daguerrotipo.
Y siguieron las innovaciones. William H. F. Talbot inventó el negativo, lo que permitió sacar copias de la misma fotografía. Cada copia de Daguerre era única, mientras que con el método de Talbot podían multiplicarse al gusto.
Uno de los primeros avances científicos que llevó directamente al desarrollo del cine fueron las observaciones de Peter Mark Roget, quien en 1824 publicó un importante trabajo sobre la persistencia de la imagen en la retina, en el que señalaba que el ojo humano retiene las imágenes durante una fracción de segundo después de que el sujeto deja de tenerlas a la vista. Este hecho estimuló la investigación, hasta que se descubrió que si tomamos dieciséis imágenes consecutivas de una acción que tarda un segundo y las hacemos pasar sucesivamente, también en un segundo, la persistencia de la visión las une y hace que todo se vea como una imagen en movimiento. La ilusión era perfecta.
La invención de la cámara de cine fue precedida por otros inventos relacionados con experimentos en el campo del movimiento y la visión. En Francia, los hermanos Louis y Auguste Lumière llegaron al cinematógrafo, invento que era al mismo tiempo cámara, copiadora y proyector, y que fue el primer aparato que se pudo calificar auténticamente de cine, por lo que la fecha de su presentación pública, 28 de diciembre de 1895, y los inventores, han quedado reconocidos universalmente como la fecha y los nombres de los iniciadores de la historia del cine, un momento glorioso para la imagen en movimiento.
En 1927, la Warner Brothers lanzó la primera película con sonido. De la noche a la mañana, el cine sonoro pasó a ser un fenómeno internacional. Mientras tanto, el cine en colores estaba en sus comienzos, una simple curiosidad. Pero hacia 1933, el technicolor se había perfeccionado, empleado por vez primera en la película La feria de la vanidad. La imagen se hizo más viva. El año: 1935.
Un poco antes, en 1922, apareció el cine tridimensional, utilizando dos proyectores y dándole al espectador unas gafas dotadas de dos lentes, una roja y otra verde, los mismos colores usados en la proyección. La primera película: El poder del amor, una verdadera lata en colores, pero que creó el interés por la cinematografía en color. Más tarde, en 1934, la Metro Goldwyn Mayer presentó los primeros cortos en 3D. Luego, Luis Lumiére presentó Llegada del tren, en tres dimensiones. El cine se hizo adulto.
Por otro lado, en 1931, el físico Chester Floyd Carlson tuvo la idea de usar cargas electrostáticas en seco, idea que lo condujo al descubrimiento de un papel fotosensible mediante el cual logró la primera copia xerográfica. Había nacido la fotocopiadora, una bendición en oficinas, notarías, universidades…
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