Arabia Saudí se enzarza en una crisis diplomática con Canadá
Embajada canadiense en Riad. NASSER AL-HARBI AFP
Canadá y Arabia Saudí se han enzarzado en una crisis diplomática. El domingo, el Gobierno de Arabia Saudí declaró al embajador canadiense persona non grata y le dio un plazo de 24 horas para abandonar el país, además de convocar a Riad a su más alto representante diplomático en Ottawa y anunciar la suspensión de toda nueva transacción —en comercio e inversiones— con Canadá. Era la respuesta a un comentario del Ministerio de Exteriores canadiense, que hace unos días pidió en su cuenta de Twitter la liberación de los activistas a favor de los derechos humanos encarcelados en el país árabe. El Reino del Desierto lo tomó como una «interferencia» en sus asuntos internos y redobló la ofensiva con la interrupción de todos sus vuelos directos a Toronto. Según la cadena Al Arabiya, el Ministerio de Educación saudí también contempla suspender el programa de becas para estudiar en Canadá, lo que afectaría a unos 15.000 estudiantes que ya están formándose en el país, según medios canadienses.
“La posición canadiense es una interferencia abierta y flagrante en los asuntos internos del Reino de Arabia Saudí y contraviene las normas internacionales más básicas y todos los estatutos que rigen las relaciones entre los Estados”, ha declarado en Twitter el Ministerio saudí de Asuntos Exteriores. “Cualquier otro intento de interferir en nuestros asuntos internos desde Canadá significa que tenemos la autorización de interferir en asuntos internos canadienses”.
Todo empezó el pasado viernes 3 de agosto, cuando el Ministerio de Asuntos Exteriores de Canadá publicó un mensaje en Twitter: “Grave preocupación de Canadá por otros arrestos de miembros de la sociedad civil y de activistas por los derechos de las mujeres en Arabia Saudí, incluyendo a Samar Badawi. Exhortamos a las autoridades saudíes a liberarlos de manera inmediata, al igual que a todos los demás activistas pacíficos”. Un día antes, la titular canadiense de Exteriores Chrystia Freeland había mostrado su apoyo a la familia Badawi. “Seguiremos exigiendo con vigor la liberación de Raif y Samar Badawi”, afirmaba Freeland.
Raif Badawi es un bloguero y activista saudí. Fue condenado en septiembre de 2014 a 10 años de cárcel y a 1.000 latigazos por “insultos al islam”, de acuerdo a las autoridades de su país. Fue flagelado ya 50 veces en enero de 2015. El Gobierno canadiense ha pedido en distintas ocasiones su liberación. La esposa de Badawi y sus hijos viven en la provincia de Quebec y obtuvieron la ciudadanía canadiense el mes pasado. Por su parte, Samar, hermana de Raif, es una reconocida activista en favor de las mujeres y fue detenida con otras militantes el pasado 30 de julio.
La semana pasada, las Naciones Unidas aseguraron que al menos 15 defensores de los derechos humanos y de las mujeres críticos con el Gobierno saudí habían sido arrestados o detenidos arbitrariamente desde el pasado 15 de mayo.
Reacción canadiense
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Canadá ha reaccionado con preocupación a las medidas saudíes y ha pedido a Riad mayor claridad al respecto. “Canadá siempre defenderá la protección de los derechos humanos, incluidos los derechos de las mujeres y la libertad de expresión en todo el mundo. Nuestro Gobierno nunca dudará en promover estos valores y creemos que este diálogo es crucial para la diplomacia internacional”, ha comentado Marie-Pier Baril, portavoz del Ministerio, a través de un comunicado.
Arabia Saudí es la tercera fuente de importación de crudo para Canadá, por detrás de Estados Unidos y Argelia. Asimismo, el principal destino de las exportaciones canadienses en la península arábiga es dicho país. En febrero de 2014, el Gobierno conservador de Stephen Harper anunció un acuerdo de venta a Arabia Saudí de vehículos blindados por cerca de 15.000 millones de dólares canadienses (unos 10.000 millones de euros). Tras su llegada al poder, Justin Trudeau decidió respetar este convenio, a pesar de la lluvia de críticas por el temor de que se usen estos vehículos contra la población civil.
Thomas Joneau, profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Ottawa, declaró a la cadena de noticias RDI que las medidas de Riad pueden parecer a primera vista como sorpresivas. No obstante, dijo que desde hace dos años las relaciones entre Canadá y Arabia Saudí se han ido deteriorando, tanto por el arresto de Raif Badawi como por las controversias en suelo canadiense a raíz de la venta de vehículos blindados. “El príncipe heredero, Mohamed Bin Salman, ha adoptado una política exterior muy defensiva cuando se trata de críticas a su país”, agregó Joneau. Diversos medios canadienses coinciden en su diagnóstico: Arabia Saudí busca con estas medidas que Canadá sirva de ejemplo a naciones con quien Riad tiene relaciones más espinosas.