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Argentina: El peronismo inicia la guerra interna por el liderazgo de la oposición

1448383704_804183_1448383847_noticia_normalEl peronista Daniel Scioli, el domingo, día de su derrota, consolado por su esposa, Karina Rabolini. / ALEJANDRO PAGNI (AFP)

Una vez resuelto quién gobernará Argentina los próximos cuatro años, un cambio radical después de 12 años de kirchnerismo, queda por saber quién liderará la oposición. El peronismo ha abierto ya desde la noche electoral la guerra por el control de la que fue la fuerza hegemónica y ahora ha quedado descolocada. El resultado, con casi un 49% de apoyos, hace que Daniel Scioli, al que muchos daban por muerto, haya decidido dar la batalla por el control del peronismo, según fuentes de su entorno. Mañana tendrá una reunión clave con los gobernadores en la que expondrá esa intención. Enfrente tiene rivales importantes y sobre todo la incógnita del papel que quiere ocupar Cristina Fernández de Kirchner, que conserva el liderazgo de su sector. Esta batalla es clave para saber a qué se va a enfrentar el nuevo presidente, Mauricio Macri, cuando empiece a tomar medidas económicas de impacto. El presidente ya ha anunciado decisiones drásticas, como levantar el cepo cambiario (limitación para comprar dólares) el 11 de diciembre, al día siguiente de asumir. Y es clave saber qué va a tener enfrente.

La realidad política argentina es muy compleja y acaba de sufrir un cambio radical. Los políticos argentinos, como sus ciudadanos, son especialistas en adaptarse a las circunstancias. Como señala el filósofo José Pablo Feinmann, uno de los referentes intelectuales del kirchnerismo, peronistas hay de todos los colores, por eso se confunden tanto los europeos. El peronismo no es cartesiano. Es un pragmatismo salvaje en constante evolución, donde todos pactan con todos, cualquiera puede ser una cosa y al día siguiente la contraria”. En ese ambiente ha empezado ya la batalla interna entre los distintos sectores y la gran novedad de momento es que Scioli no se va a retirar, como habría hecho sin duda si hubiera perdido por los 10 puntos que pronosticaban las encuestas.

En su entorno señalan que él va a intentar ser el líder del partido del que ahora es vicepresidente. Scioli ya se reunió el lunes con Cristina Fernández de Kirchner, personaje clave en el nuevo reparto de poder peronista. Hubo cordialidad y poco análisis profundo, según fuentes peronistas. Ambos han tenido muchas tensiones antes y durante la campaña electoral, y los kirchneristas van a pedirle a ella que lidere la oposición y deje caer a Scioli.

Nadie sabe de momento qué quiere realmente la presidenta y algunos peronistas creen que su prioridad ahora es saber qué quiere hacer Macri con la justicia. La familia Kirchner tiene varios procesos judiciales en marcha y le preocupa el final, en especial la causa Hotesur. Macri insiste en que la justicia será independiente pero en Argentina nadie cree en esa idea. “Cada vez que Macri tenga una crisis económica va a tener que meter alguien preso para legitimarse”, resume un peronista. Ese es uno de los grandes debates en Argentina, qué va a pasar con los escándalos pendientes. Macri ha insistido en que no habrá impunidad. “Seré implacable con la corrupción”, asegura.

Mientras, en la batalla interna poselectoral, los kirchneristas sostienen que el buen resultado electoral, pese a la derrota, se debe a que sus bases se movilizaron en la campaña negativa contra Macri. Los sciolistas dicen que si no fuera por el candidato, que ampliaba el espacio al centro político, nunca habrían llegado al 48,6%.

Pero además de Scioli y Fernández de Kirchner, hay otros nombres que van a jugar un papel clave en la recomposición de un partido pensado y creado para ocupar el poder y que se mueve rápido para recuperarlo, como sucedió en 1987 cuando Raúl Alfonsín no pudo terminar su mandato y en 2001 cuando cayó el también radical Fernando De La Rúa. Las cosas han cambiado mucho y los peronistas admiten en privado que Macri tendrá una “larga luna de miel” porque la ola de cambio ha sido muy fuerte, pero ya están pensando en cómo construir la oposición que sin duda en un primer momento no será dura pero sí en cuanto empiece a tomar medidas importantes. Esos otros nombres son los de Juan Manuel Urtubey, el gobernador de Salta, José Manuel de la Sota, gobernador de Córdoba, y sobre todo Sergio Massa, el peronista disidente que logró 5,2 millones de votos en la primera vuelta. Todos aspiran a liderar la oposición y darán la batalla.

Los peronistas se concentran ahora en transformar una derrota inesperada y muy dura en un éxito. Rápidamente han dejado atrás las caras largas de la noche electoral. Scioli dijo anoche que la presidenta le agradeció el esfuerzo que puso en la campaña y reconoció que en las urnas «hubo un respaldo muy fuerte«. «La paridad del resultado le genera a Macri un enorme desafío», aseguró. Es un mensaje claro al vencedor de que no va a poder hacer lo que quiera. Scioli aseguró que él va hacer una oposición constructiva y Macri puede contar con él, pero es difícil que eso dure mucho tiempo.

El kirchnerismo también lanzó mensajes clave: «El proyecto está bien de pie», sintetizó Carlos Zannini, mano derecha de Fernández de Kirchner. «La diferencia es tan pequeña que quienes gobiernen van a tener que tener cuidado y respeto por los que no lo votaron», remató. También entró en la batalla interna. «El Frente para la Victoria ha sido transversal y ha abierto un camino hacia el futuro. El que exprese mejor eso será el que hablará en nombre de todos nosotros. O la que lo exprese», bromeó, pensando claramente en la presidenta. El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, otro referente del sector más fiel a los Kirchner, aseguró: «en los primeros meses del año que viene armaremos nuestro grupo político y lo presentaremos en sociedad». También anunció que si Macri toma medidas impopulares ellos van a hacer «una oposición muy dura». Para los kirchneristas, pase lo que pase, la presidenta va a seguir siendo su líder. Ahora habrá que ver qué papel ocupan todos en la oposición y como se reordena el peronismo.

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