Cultura y Artes

Así creían los españoles de 1932 que sería el siglo XXI

La Biblioteca Nacional rememora con un hilo de mensajes en Twitter los vaticinios de «científicos, literatos, artistas» en el reportaje «Cómo podemos imaginar que será el año 2000» del periódico madrileño Ahora

«El fútbol será el verdadero deporte nacional de España en el año 2000, practicado por chicos y por grandes como el entretenimiento más sugestivo», decía el futbolista Ricardo Zamora en 1932 al diario Ahora. Comenzaba la Segunda República, habían pasado apenas tres años de la primera edición de la liga profesional de fútbol y la mayoría de los deportes ‘no regionales’ estaban recién empezando a asentarse pero la frase de Zamora acabaría materializándose como uno de los más incuestionables aciertos dentro de un reportaje de vaticinios de «científicos, literatos, artistas» del diario madrileño. «Cómo podemos imaginar que será el año 2000» es el título de esta pieza de hemeroteca que la Biblioteca Nacional ha querido ahora rememorar con un hilo de mensajes en Twitter.

View image on TwitterView image on Twitter

Biblioteca Nacional

@BNE_biblioteca

 
 

¿Cómo imaginaban el futuro en 1932? Este reportaje de “Ahora” recoge las predicciones para el año 2000 de científicos, literatos, artistas…

Hoy viajamos al pasado para descubrir si sus profecías se han cumplido. http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0029986819&page=1&search=&lang=es 

 

Ahora, calificado como un diario de centro republicano, llegó a superar los 100.000 lectores de tirada a nivel nacional durante la Segunda República, teniendo como supervisor al periodista Manuel Cháves Nogales,  abiertamente cercano a quien sería presidente de la República entre 1936 y 1939, Manuel Azaña. En 1939, con el fin de la Guerra Civil, Ahora cerraría.

Mucho antes publicaría el reportaje referido al inicio de este artículo. Concretamente, el 21 de febrero de 1932. La Biblioteca Nacional se ha hecho eco de varias de las «profecías» que aparecen en el reportaje, destacando su nada desdeñable grado de acierto. 

Feminismo y libertad sexual, aviones comerciales, robots y fin a la ‘tragedia de la cirugía’

«El novelista Eduardo Zamacois cree que en el año 2000 no habrá trabas para el amor ni se conocerá el dolor de amar«, es una de las más llamativas, toda vez que, según apunta la propia Biblioteca Nacional,«predice el acceso de la mujer a los estudios, la implantación del divorcio y la igualdad de derechos de los hijos nacidos fuera del matrimonio».

Asimismo, «el capitán Iglesias afirma que se podrá volar a más de 1.500 km por hora y que los aparatos podrán quedarse quietos en el aire (…). Estaría Buenos Aires a diez horas de Madrid y Nueva York a seis horas de España”, tampoco se ha quedado lejos: los vuelos comerciales actuales se acercan a los 1.000 km por hora y entre Buenos Aires y Madrid están a 12-14 horas de distancia. «El porvenir del automóvil exclusivamente eléctrico en servicio generalizado y reemplazando absolutamente al actual está mucho más remoto que el año 2000», es otra profecía que parece haberse cumplido, de Oscar Leblanc. En una línea similar, el ingeniero Francisco Vighi ya avisoraba «la realidad del hombre mecánico« como así también del uso de la «electricidad atmosférica«.

Por su parte, el médico González Duarte auguraba «que la Cirugía del año 2000 será exclusivamente reparadora y restauradora; la técnica habrá avanzado hasta tal punto, que los cirujanos dispondrán del necesario «stock» de «piezas de recambio» en condiciones de ser trasladadas al sujeto averiado (actualmente no disponemos con seguridad más que de la sangre); gracias al progreso médico, las complicaciones post-operatorias serán evitadas; los anestésicos serán de una toxicidad escasísima o nula; los instrumentos quirúrgicos se habrán perfeccionado hasta el punto de evitar el esfuerzo del cirujano y disminuir la lesión de los tejidos y la menor hemorragia; el dolor post-operatorio se evitará sin daño para el enfermo… En resumen; se conseguirá desterrar el sentimiento trágico de la operación que ahora invade en medida parecida a enfermos y cirujanos».

El doctor además parecía anticiparse a cuestiones de plena actualidad como la enfermedad del estrés y el debate sobre la eugenesia«Aún así, el desarme quirúrgico no podrá ser completo jamás; persistirán dos importantisimos factores de enfermedad: lo que va unido al germen y lo que se adquiere por violencias traumáticas. Las enfermedades con que se nace o la disposición para padecerlas después, las desviaciones más o menos monstruosas en el desarrollo del ser, etc., tendrán que seguir siendo objeto de la Cirugía, pues parece lo más verosímil que ni para entonces, y aun suponiendo un perfecto conocimiento científico de estos problemas, se haya llegado al grado de disciplina social que requiere la Eugenética. El factor traumático es de todo punto irremediable: aun admitiendo la cándida hipótesis de que el hombre dejase de agredir a su semejante, irá en aumento la cifra de seres víctimas del progresivo maquinismo y ritmo acelerado de la vida». 

En el año 2000 no quedará ni recuerdo de las monarquías”

Lo anterior no quita que, como acertadamente anticipa el reportaje en tiempos en que la esperanza de vida apenas superaba los 50 años, muchos «niños nacidos en 1932 hayan podido alcanzar el 2000″ y vivir para comprobar que algunas profecías se pasaron de ‘atrevidas’. «En el año 2000 no quedará ni recuerdo de las monarquías”, es una del Conde de Romanones que, «aun siendo monárquico reconocía que de las monarquías no quedaría ni un recuerdo» y dudaba de que siguieran existiendo los partidos políticos.

La actriz y bailarina Celia Gámez decía por su parte que «como las artistas frívolas no pueden quitarse ya más ropa, en el 2000 se lo taparán todo», mientras que el diestro Belmonte temía «que en el año 2000 no habrá toros. Nuestra fiesta que al hacerse popular, al pasar de la aristocracia al pueblo que la dió cánones, le infundió el arte, creó suertes y logró imponerla a fuerza de valor, elegancia y alegría, no sobrevivirá esos sesenta y ocho años que faltan para el 2000. En el año 2000, los toros «no serán». Lo probable es que nosotros no lo veamos, y esto es lo único que me alegra de esta buenaventura que digo a su requerimiento». 

Atemporal, en cualquier caso, parece ser la respuesta sobre cómo serían los libros en 2000 de Ramón del Valle Inclán. «Si yo supiera cómo va a ser la literatura del año 2000, ya la estaría haciendo».

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba