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Aumenta el descontento en Rusia ante el éxito de la contraofensiva ucraniana

Decenas de concejales de varios municipios rusos firmaron ayer una reclamación para que Putin dimita

Vyacheslav Zadorenko rasga una bandera rusa en Kozacha Lopan REUTERS

 

Mientras Ucrania prosigue su contraofensiva para golpear a las tropas invasoras rusas al este y sur del país, varias voces cercanas al Kremlin y un número cada vez mayor de políticos rusos comienzan a expresar su descontento con el Gobierno y los mandos del Ejército por los reveses sufridos durante los últimos días. Aunque el Ministerio de Defensa ruso quiso presentar la retirada como un ‘reagrupamiento de tropas’, lo cierto es que la versión oficial carece de credibilidad y las críticas no hacen más que aumentar.

En un movimiento de oposición sin precedentes, decenas de concejales de ciudades como Moscú, San Petersburgo o Kolpino firmaron una petición para reclamar la dimisión del presidente de Rusia, Vladímir Putin. «Nosotros, los concejales de Rusia, creemos que las acciones de su presidente Vladímir Putin son perjudiciales para el futuro de Rusia y sus ciudadanos», explicaban. «Pedimos la dimisión de Vladímir Putin del cargo de presidente de la Federación Rusa», reclamaban en el texto, publicado en la red social Twitter por Ksenia Thorstrom, concejal de San Petersburgo.

Sin exigir la marcha de Putin, otras figuras de relevancia en la guerra y el círculo próximo al poder también manifestaron su preocupación. El líder checheno, Razmán Kadírov, uno de los hombres del presidente, mostró el domingo su disposición a informar sobre lo que realmente estaba sucediendo en suelo ucraniano si la situación no mejoraba para las tropas rusas. «Si hoy o mañana no se realizan cambios en la estrategia me veré obligado a hablar con el líder del Ministerio de Defensa y el líder del país para explicarles la situación real sobre el terreno», dijo. «Es una situación muy interesante. Es asombroso», añadió Kadírov.

Por su parte, el presidente de la autoproclamada República Popular de Donetsk (RPD), Denis Pushilin, reconoció que el estado de cosas en la línea de frente era «difícil», informó de bombardeos masivos y advirtió de que el «adversario», en referencia a las tropas ucranianas, estaba «tratando de dañar infraestructura civil y de vital importancia». A pesar de esas noticias sombrías, comentaba que el Ejército ruso mantenía la situación bajo control y se refería a ciertos «avances», aunque no explicitaba cuáles.

Semanas «difíciles»

Esa cadena de quejas, insinuaciones desfavorables e informaciones contradictorias se producían mientras algunas voces de los medios rusos comenzaban a cuestionar a través de los periódicos o canales de televisión las noticias oficiales sobre la guerra. Como explicaba ayer la BBC en un extenso artículo, el presentador de noticias Dimitri Kiselev, muy conocido por su cercanía a Putin e incluido en una lista de sancionados tras la anexión rusa de Crimea, abría su informativo con un discurso de desesperanza. «En el frente de la operación especial [nombre para la guerra, según la jerga impuesta por el Kremlin], esta ha sido la semana más difícil hasta ahora», comenzaba Kiselev. «Fue particularmente difícil en el frente de Járkov, donde luego de un ataque de las fuerzas enemigas que superaban en número a las nuestras, las tropas [rusas] se vieron obligadas a abandonar pueblos que antes habían liberado», añadía.

De nuevo según la BBC, el periódico moscovita ‘Moskovsky Komsomolets’ incluía el análisis de un militar que tampoco parecía demasiado satisfecho con el devenir de la guerra. «Ya está claro que subestimamos al enemigo. [Las fuerzas rusas] tardaron demasiado en reaccionar y se produjo el colapso», se leía en el artículo. «Como resultado, sufrimos una derrota y tratamos de minimizar la pérdida retirando nuestras tropas para que no estuvieran rodeadas», indicaba.

Tierra liberada

Con el rumor de sospecha e indignación aumentando en Rusia, Ucrania, el país agredido, sacaba pecho ante el éxito de la contraofensiva. Según fuentes ucranianas, se han recuperado 3.000 kilómetros cuadrados de territorio y casi veinte municipios. «La liberación de localidades en manos de invasores rusos continúa en las regiones de Járkov y Donetsk», explicaba ayer el Ejército de Kiev. «Las fuerzas ucranianas han logrado expulsar al enemigo de más de 20 localidades», añadía, asegurando que «las tropas rusas están abandonando apresuradamente sus posiciones y huyendo».

Ese tono triunfalista casaba bien con las imágenes de la liberación de las ciudades invadidas por los rusos, en las que se apreciaba cómo los vecinos saludaban la entrada de las tropas ucranianas con gesto de alegría.

No obstante, no todo son celebraciones. Como ya sucedió cuando las tropas rusas se retiraron de los alrededores de Kiev, se intensifica el temor al hallazgo de fosas comunes o de cadáveres de civiles asesinados durante la ocupación. Sin ir más lejos, las primeras informaciones en ese sentido llegaban ayer, cuando se supo que se habían encontrado los cuerpos de cuatro civiles con señales de tortura en la pequeña localidad de Zaliznychne.

«Tres de ellos fueron enterrados cerca de casas privadas, el otro fue enterrado en el terreno de la empresa de asfalto frente a la estación ferroviaria […] y tenían rastros de tortura», informaba ayer la Fiscalía ucraniana. «Según la versión preliminar de la investigación, las víctimas fueron asesinadas por los militares rusos durante la ocupación del pueblo», señalaba. Retirada o reagrupamiento, el horror de la guerra ya ha barrido miles de vidas en Ucrania.

 

 

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