Ramón Guillermo Aveledo: “Discusiones de la MUD dan la sensación de que sus dirigentes no saben qué hacer”
Pese a sus observaciones, Ramón Guillermo Aveledo reafirma su respaldo a la organización. Advierte que «es muy probable que no haya elecciones de gobernadores, porque el Gobierno no quiere unas elecciones que va a perder».
Ramón Guillermo Aveledo, quien fuera secretario de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) durante cinco años y cuatro meses (2009-2014), considera que los dirigentes de los partidos que conforman la coalición deben resolver sus diferencias internamente y luego comunicar las decisiones de manera convincente. Esto lo dice en vista de las posiciones divergentes que han surgido en el seno de la coalición, y que a su juicio les restan credibilidad a los pronunciamientos y convocatorias de la oposición que adversa al Gobierno de Nicolás Maduro.
“El país vive una gran crisis y de esa crisis no escapa nadie. Estamos en un partido donde las reglas desaparecieron; eso es un problema para cualquier estrategia, pero eso no atenúa la responsabilidad de un líder; al contrario, la aumenta. Es más necesario que los dirigentes piensen y discutan juntos, deliberen y decidan juntos. Confieso que a mí no me gusta que cada quien ande anunciando su posición por su cuenta, porque al fin y al cabo lo que ocurre, aunque termine haciéndose con todos juntos, es que le quita fuerza, credibilidad”, expresó en entrevista con Contrapunto.
La amplia trayectoria política de Aveledo, que incluye la experiencia como diputado al Congreso de la República por tres períodos, lo convierte en una voz calificada para valorar y ponderar los procesos de discusión y toma de decisiones. En este sentido, considera que la reestructuración de la coalición de partidos, acometida en febrero del presente año, cuando se crearon tres coordinaciones (técnica, política y social, además de una coordinación general, ya que la vocería se dejó en manos de los partidos políticos), debe ser sometida a una nueva evaluación por parte de los integrantes de la coalición.
“La gente que está en ese equipo es muy buena, y la consecuencia de ese nuevo modelo es que la responsabilidad de los partidos es mayor, porque si ellos deben comunicar, no deben comunicar lo que su partido piensa sino lo que el conjunto piensa. Así que eso deben evaluarlo para ver qué es lo más eficaz”, expresó el ahora presidente del Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro.
En su opinión, la clave es cumplir con los acuerdos: “En ellos uno cede algo, sería muy difícil que todos estuvieran en la misma sintonía. Lo importante es que cuando eso se comunique se haga con claridad. Al no haber un vocero y la vocería corresponda a los partidos, obliga a los partidos a que previamente hagan ese trabajo de procesar las decisiones. No es inocuo que alguien diga ‘esta es la posición de mi partido’”, advirtió.
Cuestionó a la “gente” que anda por fuera de la MUD, a la que se refirió como “una minoría que anda con posiciones que suenan más duras, que han sido tan opositoras al Gobierno como a la MUD”, y apuntó que «la verdad es que la Mesa de la Unidad es la única política nacional alternativa que existe a este Gobierno y por eso la respaldo. Yo prefiero equivocarme acompañado que acertar por mi cuenta”.
–Hablando de respaldos, ¿cree usted que la oposición capitalizó el apoyo que obtuvo del pueblo en la Consulta Popular que se hizo el 16 de julio?
–Lo que pasó el 16 de julio es la protesta cívica más impresionante que ha ocurrido en la historia de América Latina. Todo el mundo estaba impresionadísimo con eso afuera (en el exterior). Que siete millones de personas, en una cosa que no tenía valor legal, perseguido por las autoridades, con amenazas a los que fueran… que eso ocurriera y lo hiciera ordenadamente es una cosa impresionante. Esa enorme manifestación de fuerza todavía tiene mucho que dar. No sería entendible que el (día) 16 nos portáramos como el 14 y el 15.
“El liderazgo de la oposición, al que corresponde el mérito de la convocatoria, puede sacar mucho más de allí. Es verdad que las protestas en la calle preponderantemente son de la sociedad civil, organizada o sin organización, pero el papel que esa sociedad tuvo el 16 de julio fue fundamentalísimo y es muy importante porque eso forma parte de la lógica de las transiciones, cuando el cambio no es una cosa que solo incumbe a los políticos, sino a toda la sociedad. La sociedad es así, hay gente moderada y otros más extremistas”, dijo.
–Pero en las últimas convocatorias de la MUD hemos visto menos gente, ¿han perdido fuerza esos llamados o el liderazgo y el ánimo de la oposición está bajo los efectos de la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente?
–Creo que influyen varios factores. No creo que las convocatorias hayan perdido fuerza. Ciertamente, hay que repensar los modos de la protesta en la calle. No se puede dejar, pero hay que reformatearlas. Es natural que cuando las protestas de calle conducen a la represión, la violencia reduce el número de participantes a favor de la gente más militante, más aguerrida, que está más dispuesta al riesgo físico. Usted notará que mucha gente admira a esos valientes que se ponen de primeros, pero no está dispuesta a hacerlo personalmente. Estamos hablando de ciento y pico de días (de protesta). Lo segundo es que naturalmente hay una política muy consistente del Gobierno en producir desesperanza, «da lo mismo, es inútil, no hagas nada». Una y otra cosa son enemigas de poder sostener la presión en el tiempo y creo que eso implica ajustes tácticos de parte de la MUD. En momentos como este de tanta angustia y tribulación, la gente quiere directrices claras. Las discusiones públicas de la MUD no favorece en estos momentos, porque da la sensación que los dirigentes de la MUD no saben qué hacer y eso hay que evitarlo.
–Aunque sabemos que no es realmente así, la protesta se ha presentado como que a la oposición del este de Caracas se le impide entrar al municipio Libertador que “es totalmente chavista”, aun cuando es conocido que en dicho municipio hay muchos opositores. ¿Cree que se ha fallado en convocar a la gente del municipio Libertador para hacer que la protesta sea allí?
–Yo soy habitante de Libertador y sé que la gente de allí participa y sé que de las parroquias más al oeste, Catia, 23 de Enero, Antímano, La Vega, se vienen en el transporte guardando sus símbolos porque no se atreven a mostrarlos. Pero la represión allá no es solo de las autoridades sino de los llamados colectivos, que ejercen un control para infundir miedo. La gente que en las parroquias del oeste de Caracas está a favor del cambio tiene un mérito gigantesco, son verdaderos héroes. Es distinto el trabajo de los activistas y dirigentes de la unidad en el centro y este de Caracas al del oeste. No digo que uno sea más fácil que el otro, pero es distinto. En el oeste hay unos peligros que son objetivos y sin embargo la gente está y se manifiesta y uno puede contar con ella.
«Los diputados Marialbert Barrios y Jesús Abreu ganaron en Catia. Richard Blanco y Stalin González ganaron en el circuito 5, La Vega, y Jorge Millán en el 23 de Enero. Cuando el voto es secreto la gente se puede expresar y creo que el trabajo es el de todos los días», indicó.
– ¿Ha fracasado la estrategia de la MUD?
–No. La que ha fracasado es la estrategia del Gobierno de hacer ver que la oposición es una cosa del este y es enemiga del oeste, y resulta que lo que uno ve es gente del oeste que se va para el este a las manifestaciones, pero el extremo este de la ciudad es Petare, el conjunto de barrios más grandes de América Latina y ahí (la oposición) tiene la mayoría más grande que hemos obtenido.
“No es cuento de este y oeste. Es una sociedad en su conjunto que se ve perjudicada por una política que solo beneficia a una minoría muy reducida”, acotó.
–Ante las elecciones regionales, de gobernadores, ¿cómo ve la participar de la oposición?
–Creo en primer lugar que la Mesa de la Unidad debe resolver sus discrepancias en reunión internamente y con eficacia, resolverlas rápido y la línea que asuman, transmitirla de manera convincente. Aquí hay que tener cuidado, la trampa del Gobierno es como las bombas de tiempo, no estalla inmediatamente, porque es muy probable que no haya elecciones de gobernadores porque el Gobierno no quiere unas elecciones que va a perder. No es lo mismo un partido amistoso, a uno en el cual hay competidores, testigos y auditorías. Si con resolvíamos no inscribirnos, el Gobierno no tenía problemas, las hacía y ya porque no tenía el riesgo de perderlas y entonces se quedaría con todas las gobernaciones. Tampoco podemos decirle a la gente constantemente que no vote. Tenemos que reivindicar el voto como herramienta. Mi opinión personal es que la MUD tiene que asumir unida esta nueva oportunidad para que tenga fuerza, pero sí había que inscribir a los candidatos; si luego las condiciones no son las propicias habrá una oportunidad de retirarlos, pero si no los inscribíamos no los podíamos retirar.
Aveledo prevé que si el Gobierno no hace las elecciones deberá entonces explicarlo: “Creo que no hay que resolverles el problema; hay que obligarlos a que el problema los derrote o ellos tengan que violar la Constitución. Cada vez que han violado la Constitución han perdido aliados afuera, legitimidad, y se les crea más problemas adentro. ¿Quién iba a pensar que podíamos ver en un foro de la Universidad Católica Andrés Bello (el domingo 6 de agosto) a (el exministro del Interior), Miguel Rodríguez Torres y (la exdefensora del pueblo) Gabriela Ramírez al lado de Henrique Capriles, Julio Borges y Freddy Guevara; eso era inimaginable. Aquí de lo que se trata es de un pequeño grupo con el país enfrente, no de una cosa entre gobierno y oposición».
–En cuanto a las garantías del sistema electoral, ahora con la denuncia que hizo la empresa Smartmatic, no parece que estén claras para futuros comicios…
–La elección del domingo (30 de julio) no es comparable a aquellas en que nosotros auditamos las máquinas. En ellas hemos tenido acceso a las auditorías de las máquinas y del proceso. Tenemos el código para activar la máquina, que es compartido, y el sistema en general. Esa serie de dispositivos es lo que nos permite decir si están violados, que hubo trampa. Esta vez no había la posibilidad. La declaración de Smartmatic lo que nos dice es que como es una empresa internacional no quiere perder reputación y no quiere convalidar un fraude. Si participamos, podemos exigir todas las garantías. Si no lo hacemos, ¿qué garantías vamos a exigir? Y al Gobierno no le va a hacer falta más trampa que la indispensable, porque todos los candidatos son de ellos. Comprendo las motivaciones de la gente que se opone, pero yo no me precipito. Una cosa es inscribir candidatos, y participar es mucho después. La trampa del Gobierno consiste en que como es un proceso, si no entramos siquiera en el concurso, no hay nada que reclamar.
“El Gobierno ha hecho mucho esfuerzo para desalentar el voto de la gente. Cuando el Gobierno comenzó a sentir la fuerza de la gente crítica comenzó a desanimar el voto”, añadió.
–¿Cuál es su visión sobre las primeras acciones de la ANC? Destituyeron a la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, nombraron a Tarek William Saab y dicen que van a sesionar por dos años.
–Lo de los dos años me parece que es el dato más importante. Lo que nos muestra es que no se trata de hacer una constitución, sino de una manera de gobernar sin límites constitucionales y evitar las elecciones. Recordemos que Maduro había prometido que la Constitución al ser aprobada por la constituyente sería sometida a referéndum, que cumplirían 50% de la exigencia, porque la mitad es hacerlo (la consulta) antes y la otra hacerlo después. Ya se ve que hay un incumplimiento de esa promesa; además quiere utilizar la ANC como un instrumento de gobierno y, como está por encima de la Constitución, es gobernar sin límites constitucionales. El único nombre que eso tiene es el de dictadura.
“En cuanto a la remoción de la fiscal –prosiguió– tiene la coartada de la decisión del Tribunal Supremo, que es precipitada, sin cumplir los extremos constitucionales, sin cumplir el debido proceso, completamente irregular y ya se sabía que eso iba a ocurrir, como cabe esperar la otra amenaza que es la clausura de la Asamblea Nacional (Parlamento), cabe esperar que para eso es que convocaron esta constituyente. De manera que no hay nada predecible en lo que ha hecho la ANC. Yo comentaría que, si yo fuera el presidente Maduro, tendría mucho cuidado. Una tentación es pensar que la política se reduce a los juegos de poder en el seno del oficialismo y la política es mucho más amplia y compleja que eso, como la realidad ha demostrado. Es un cálculo que conduce a equivocaciones, es una calle ciega. Ese juego reducido al “grupito de nosotros”, los que están mandando, ocurre en un contexto en el cual ya no hay límites constitucionales, que es el del mero hecho, el contexto de la fuerza. Al perder legitimidad, su único argumento es la fuerza, que es un argumento precario porque vale mientras yo la tengo, si la fuerza es la que determina, cuando el otro la tenga puede actuar y es un camino muy peligroso para él y muy dañino para el país».
–¿Corre el riesgo el chavismo de que pase como la Revolución Francesa con el comité de salvación pública y al final fueron los mismos revolucionarios que terminaron pasando por ahí?
–Así es. Siempre hay alguien que puede sentirse más revolucionario que tú y que interpreta mejor las esencias o legado del difunto o que siente que ya no tiene los frenos de la ley y la Constitución. Es la historia de la humanidad, es lo que la humanidad ha visto, que cuando no hay límites constitucionales, que son protección para la ciudadanía y el Estado, se convierte en una pelea callejera.
–¿Quedan mecanismos nacionales o internacionales para enfrentar acciones de la constituyente o estamos en manos de ella?
–En ambos planos hay mecanismos porque la política es muy amplia. Las armas políticas lícitas, es lo que indica esta cita de Juan Pablo II, en la que Julio Borges ha insistido: no odiar, no matar, no rendirse. Esos son los límites fácticos. La lucha política lícita tiene la lucha parlamentaria, esa ventana que está cada vez más constreñida; la de la opinión pública, es verdad que hay problemas con la libertad de expresión, de censura, autocensura, pero eso no quiere decir que uno no declare; el voto, que ahora la lucha es por la defensa del voto, porque han cerrado esa válvula; la protesta cívica y pacífica en la calle, y el trabajo internacional. Estas dos últimas son muy importantes porque son las que hacen presión para que pueda haber una negociación política, a la cual el Gobierno estará dispuesto solo cuando la fuerza de los hechos lo obligue.
“En el nivel internacional, es muy importante que la oposición venezolana no deje de mantener informada a la opinión pública internacional. Me impresiona la claridad que veo en los medios extranjeros cuando uno ve en la televisión lo certero de los juicios y como parlamentos y gobiernos de todas partes están tan acertados en comprender lo que pasa aquí. Fíjese que incluso los que defienden al Gobierno lo hacen como con pena. Siempre llamando a diálogo. A nadie se le ocurre decir que todo está normal y que lo que pasa es que hay una conspiración contra el Gobierno. Hay los países mayoritariamente que condenan y exigen cambio y los que dicen: ‘¡Caramba! Tiene que haber un diálogo’. No hay quien se atreva a defender este gobierno a pecho descubierto. Lo que no debemos pensar es que los medios de lucha política lícita están agotados y que lo único que queda es la violencia. Quedan medios de lucha pacífica, la violencia la pone la represión pero la protesta es pacífica y así debe mantenerse. Lo que se pretende desde el poder es inocular desesperanza para que la gente se rinda y desesperación para que la gente se acelere y termine rindiéndose porque es masacrada o detenida, reprimida con mucha fuerza. La desesperanza y la desesperación son enemigos de los que hay que cuidarse. Más que del Gobierno».
–¿Cree que hay posibilidad de negociar con el Gobierno?
–Siempre seré partidario de no renunciar a ninguna de las posibilidades de lucha política y una de ellas es esa. Ahora, los requisitos para negociar son primero, que haya una contraparte, es decir que en frente haya alguien dispuesto a negociar, no aparentar. Eso exige que tengas objetivos claros, saber qué es lo que buscas en una negociación. Nadie negocia si no está obligado a hacerlo. Mientras el Gobierno no se sienta obligado a negociar, no lo va a hacer. Aparentará que lo hace, pero no lo hará, por eso hay que mantener la presión nacional e internacional.
–¿Lo obligará?
–Sí. Porque además la crisis económica avanza muy rápidamente, pero por eso no creo que es negociación o calle. Tiene que haber calle pacífica, manejada políticamente y estratégicamente, y tiene que haber activismo internacional y estar dispuesto a negociar para poder destrancar el juego. Los triunfos no son automáticos, no es que uno pisa unos botones, pones “on” (encendido) y sale. Si fuera así, habría elecciones, hubiera habido referendo revocatorio. Tenemos este problema porque cerraron los caminos.