Un aviso de prensa
Inmigrantes europeos recién llegados a Venezuela.
El aviso de prensa que voy a reproducir a continuación es uno entre tantos durante los años de la segunda postguerra mundial:
¡No solo se les recibía, sino incluso se pagaba el traslado a Venezuela de sus familiares!
Fueron centenares de miles. Y fueron recibidos con brazos abiertos, como había ocurrido siempre desde los tiempos de la colonia. Bolívar (además de Rafael Urdaneta, o José Antonio Anzoátegui) era de origen vasco; el precursor de la independencia, Francisco de Miranda, era de ascendencia canaria. ¡Cuántos millones de venezolanos poseen ancestros andaluces, vascos, gallegos, sicilianos, madeirenses o centro europeos! ¡Cuántos miles de judíos, luego del Holocausto, se vinieron a esta tierra! Yo tengo un cuñado –ya fallecido, y cuyo recuerdo siempre será entrañable-, de Ancona, Italia. Mi pareja es hija y nieta de irlandeses que llegaron primero a Estados Unidos y luego decidieron venirse a Venezuela.
Luego están, más recientemente, miles de chilenos, argentinos y uruguayos que huyeron de las dictaduras que asolaban sus patrias hace cuarenta años. Asimismo colombianos, ecuatorianos, dominicanos o peruanos, en búsqueda de mejores condiciones económicas. Y a todos, absolutamente a todos, se les abrieron las puertas, literalmente, de nuestras casas, de nuestras vidas; se les invitaba a compartir sueños, esperanzas y alegrías.
En la etapa de la postguerra mundial se le dio preeminencia a la inmigración proveniente de una Europa destruida, en plena reconstrucción. Según Froilán Ramos Rodríguez (“La inmigración en la administración de Pérez Jiménez (1952-1958”): “Entre 1948 y 1961, Venezuela tuvo una experiencia de inmigración masiva cuando 614.425 extranjeros recibieron cédula [documento de identidad] por primera vez. Es muy factible que si se agregan a aquéllos que no se documentaron y a los infantes (que no requerían tal documento), se podría aseverar que “la inmigración durante este periodo debió haber alcanzado la cifra de 800.000 personas”, el 78% del total estaba compuesta por españoles, italianos y portugueses. El resto provenía de otros países europeos. Debe recordarse que para 1961 la población venezolana alcanzaba apenas a 7.7 millones de habitantes. En 1977, siendo 13 millones, un 10% eran extranjeros con residencia legal en el país. No se incluía un número desconocido de extranjeros no legales, con presencia sobre todo en la economía informal.
Y lo cualitativo enriquece y alumbra lo cuantitativo. La Fundación para la Cultura Urbana ha editado diversas compilaciones con testimonios sobre el inmenso aporte de esos grupos humanos a Venezuela. Por ejemplo, “Italia y Venezuela: 20 testimonios” de Guadalupe Burelli (2009), “España y Venezuela: 20 testimonios” de Rafael Arráiz Lucca 2006), o “Argentina y Venezuela: 20 testimonios”, de Alejandro Martínez Ubieda (2006).
Venezuela fue siempre un país de inmigrantes. No se explica la democracia venezolana, entre 1958 y 1998, sin el aporte variado en enseñanzas, en labores y en resultados por parte de ellos.
Llegaron entonces Hugo Chávez y su proyecto. Lo primero que hizo Chávez en esta –como en otras materias- fue sembrar el odio y la división. Fruto de los inmensos complejos, de sus fobias, que siempre llevaba a flor de piel, para Chávez toda persona que no fuera racialmente como él, era un extraño, un invasor, un enemigo. Sin hacer distinciones (salvo sus asesores extranjeros, que los hubo de latitudes diversas, especialmente españoles vinculados a ese proyecto de odio que representa el partido Podemos y su líder Pablo Iglesias; él, por cierto, uno de dichos asesores). Ha sido asimismo muy claro el régimen al impulsar el antisemitismo.
Venezuela ha sido un país de inmigrantes, ya lo decíamos arriba. Nunca fuimos un país de emigrantes, mucho menos en condiciones masivas, como en la actualidad. No conozco a ningún venezolano que no tenga un familiar, al menos, en el exterior. Esperamos que muy pronto, cuando la pesadilla chavista haya dado paso a un régimen de libertades y futuro, Venezuela reciba a todos aquellos que deseen hacer su vida en nuestra tierra, en especial quienes migraron por culpa del chavismo.
En todo caso, aceptando que es una decisión sin duda muy personal, las puertas, como siempre, estarán abiertas.