Democracia y PolíticaMarcelino Miyares

Ayudemos a la sociedad civil cubana si queremos cambios en Cuba

Quienes suscribimos la carta abierta a Obama buscamos dar herramientas a los cubanos de la Isla para que puedan enfrentar los cambios.

El pasado 19 de mayo se reabrió el debate sobre el “inmovilismo o cambio” de la política norteamericana hacia Cuba con la carta abierta al presidente Obama «Apoyemos a la sociedad Civil», firmada por 46 líderes de disciplinas y nacionalidades múltiples, la cual  contiene 16 recomendaciones, todas ellas encaminadas al fortalecimiento de la naciente sociedad civil y el ciudadano de a pie en Cuba. La implementación de estas recomendaciones por el Presidente haciendo uso de sus facultades ejecutivas implicaría una flexibilización del Embargo. La intención de los que la suscribimos es facilitar a la ciudadanía cubana la capacidad de desarrollar actividades comerciales, tener acceso a la educación y a todo tipo de comunicación; herramientas que en estos momentos son claves para que los cubanos puedan enfrentar los cambios económicos y estructurales globales y dentro de la Isla.

No obstante, esta nueva iniciativa ha recibido una fuerte oposición, en la que se ha argumentado que dichas recomendaciones oxigenarían al gobierno cubano en un momento de crisis. Negamos rotundamente esta caracterización porque la carta establece que “ahora más que nunca, los Estados Unidos pueden ayudar al pueblo cubano a determinar su propio destino”. En otras palabras, no se le pide a los Estados Unidos que nos resuelvan el problema. Creemos que aferrarse al embargo es mantener una dependencia en el gobierno de Estados Unidos para resolver nuestro problema ya que el embargo es una ley USA. Las 16  recomendaciones de la carta al Presidente Obama son la continuidad de un largo proceso de oposición/lucha cívica.

Desde la promulgación de la ley del Embargo en 1962,  la estrategia de la oposición cubana se basó en el aislamiento económico como la forma de promover la caída del régimen.  A finales de los 70’s se comienza a hablar de “diálogo” como una forma de resolver el problema cubano. La estrategia del diálogo tomó fuerza a principio de los 90’s con la creación de la Plataforma Democrática Cubana (PDC). La Plataforma hizo un llamado al diálogo Oposición-Gobierno y paralelamente las tres Internacionales que la conformaron desarrollaron fuertes campañas pro derechos humanos. Durante estos años de guerra fría entre la URSS-USA se creía que la resolución del problema cubano dependía mucho de las acciones del gobierno de los Estados Unidos. La Plataforma dio inicio a la convicción de que somos nosotros los cubanos quienes tenemos que resolver. De ahí la necesidad del diálogo. Al no producirse ese diálogo porque el gobierno cubano no ha querido reconocer la existencia de la oposición, se le fue dando calor a la idea del desarrollo de la sociedad civil. En el 2004 se crea Consenso Cubano, una concertación de 25 organizaciones de todo tipo promoviendo el fortalecimiento de la sociedad civil en Cuba.  El candidato Obama pasa por Miami el 20 de Mayo de 2008 invitado por la Fundación Nacional Cubano-Americana y se le pide que el foco de la política USA hacia Cuba sea el fortalecimiento de la sociedad civil cubana a fin de que seamos los cubanos los dueños de nuestro destino. En los 6 años de la Presidencia de Obama se iniciaron medidas en todas las áreas que la carta abierta está pidiendo. En otras palabras, la carta abierta al Presidente Obama es la continuación de un proceso político en el que la oposición cubana ha dicho: “basta ya de pensar que Estados Unidos o alguien nos va a resolver el problema. Resolvámoslo nosotros con nuestros medios, recursos, creatividad. Fortalezcamos a la sociedad civil en Cuba “que esta será el legítimo agente de cambio y transición.” En lugar de esperar un gran cambio de la noche a la mañana, se trata de lograr pequeños cambios que poco a poco vayan transformando el proceso hasta que logremos el país/nación que todos queremos. Lo que no podemos hacer es cruzarnos de brazos por temor a fortalecer de alguna forma al gobierno cubano.

Finalmente, “la coyuntura internacional de aceleramiento del proceso de normalización de relaciones de la Isla con la comunidad internacional, la concurrida cumbre de la CELAC, la revocación de la Posición Común de la Unión Europea, el acuerdo entre Bruselas y La Habana y la nueva ley de Inversiones Extranjeras han confirmado, a la vez, la irreversibilidad del desplazamiento de Cuba al mercado global,” (Rafael Rojas, Diario de Cuba 5.22.14). Todo esto sugiere que este es el momento para que la oposición cubana introduzca sus iniciativas a las agendas del proceso y seamos actores proactivos y no espectadores. Tenemos culturalmente la tendencia de pensar en grande lo inalcanzable en un salto (soñar el quijotesco sueño imposible) y olvidarnos de los pequeños pasos. Tenemos la tendencia a ver la realidad/pensar deductiva y linealmente mientras que la realidad práctica sugiere el razonamiento inductivo y de múltiples variables independientes. Todos los caminos conducen a Roma y no un sólo camino. La carta a Obama es un camino. De la misma manera que no negamos otros caminos exigimos que se respete el nuestro.

Creemos que estamos abriendo formas de llegar a Cuba, de decir NO al inmovilismo y participar en el proceso político que poco a poco ha de abrirse porque el proceso de cambio de Cuba abriéndose al mundo y el mundo abriéndose a Cuba es irreversible.

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