Azúa: El equipo del amo
«El Farsante de Moncloa es un pésimo gestor y su equipo, elegido por la adhesión al Régimen, pero no por su capacidad técnica, es un colosal conjunto de inútiles»
Ilustración de Alejandra Svriz
Con cierta ingenuidad todos tendemos a creer que la pésima situación política es una consecuencia de las ideologías enfrentadas. A un lado los socialistas y sus apoyos comunistas y separatistas, al otro los conservadores y la derecha radical. Sin embargo, tiendo a pensar que esa es sólo la imagen populista destinada a los medios de comunicación y una manera de disimular los problemas reales.
Lo cierto es que el Farsante de Moncloa es, además, un pésimo gestor. Y que su equipo, elegido por la adhesión al Régimen, pero no por su capacidad técnica, es un colosal conjunto de inútiles. Las cifras son pavorosas. Somos el país de la Unión Europea con mayor número de niños en riesgo de pobreza, de jóvenes sin empleo y sin capacidad para tener una vida propia, con la productividad más baja del continente, con una deuda impagable, con la peor calificación educativa, en fin, sólo figuramos por encima de Bulgaria en desarrollo y bienestar.
Algunos de los elegidos por el autócrata, sobre todo los que ha situado en lugares estratégicos, han hundido las instituciones, desde Correos al CIS, con una especial catástrofe en transportes. A pesar de la evidente ineficacia de los gestores, ellos saben que no están en sus puestos para mejorar la vida de los españoles, sino para adular a su jefe y bailarle a la manera de la Montero, un esperpento de mujer, de modo que son inasequibles a la vergüenza y, por supuesto, son apoyados por el poder cuanto peor lo hagan porque Sánchez no puede permitirse la menor grieta.
Quienes hemos vivido la dictadura de Franco reconocemos perfectamente el sistema político que ha impuesto el socialista. Es una copia desleída, edulcorada, ya que no puede presentarse como un dictador del siglo pasado en un contexto europeo y ha de envolver sus decisiones autoritarias en papel de caramelo. De ahí su inclinación hacia los dictadores latinoamericanos, sus únicos compadres.
Como en la dictadura de Franco, tampoco el Farsante tiene una ideología argumentable, de modo que sólo puede usar espantajos populistas como el de «la ultraderecha», o palabras vacías como «progreso» que ocultan todo lo contrario: desde que manda este individuo, España ha retrocedido y va camino de recuperar su posición como frontera del Tercer Mundo.
«A medida que Sánchez va ampliando sus poderes autoritarios, más difícil es hacerle frente con las armas democráticas»
A medida que Sánchez va ampliando sus poderes autoritarios, más difícil es hacerle frente con las armas democráticas porque justamente sus acciones todas sólo buscan debilitar las armas democráticas. La oposición se encuentra en un humillante callejón sin salida.
Así, por ejemplo, ¿qué pueden hacer ahora que los separatistas catalanes desprecian las resoluciones del Tribunal Supremo? Colocarse a sí misma una minoría por encima de la ley equivale a una quiebra completa del sistema jurídico, a menos de que lo defienda el Estado. Sin embargo, no solo el Estado no defiende al sistema jurídico, sino que pretende descabezarlo y engullirlo.
Ante una situación semejante, ¿qué puede hacer la oposición? ¿Cómo va a reducirse a la censura de una gestión desastrosa? La catástrofe ferroviaria, por ejemplo, gracias a un ministro que ni siquiera supo sostener una alcaldía en Valladolid, alcanza situaciones inauditas en Madrid y Barcelona. La inepcia de ese individuo ha convertido en un infierno la vida laboral de quienes residen lejos del centro de la capital. Pero no puede enmendarse la situación porque, de hecho, coincide con los deseos del jefe de castigar a una ciudad entera a la que califica como «el centro del fango», es decir, la menos adicta a su Régimen y a sus corrupciones. Es una situación claramente franquista; no sólo no se enmiendan las incompetencias, sino que se castiga a los perjudicados.
«Seguramente hay que dejar de lado, como algo ya repetido hasta la náusea, que Sánchez sólo busca una posición dictatorial»
No obstante, si la oposición se centrara en los enormes problemas reales del país, la pobreza, la precariedad, la inutilidad gestora, el colapso de las instituciones, parecería estar abandonando el centro de la lucha, es decir, la pelea ideológica. Por esta razón, los conservadores van cayendo uno tras otro en responder a las estupideces que difunden el jefe y sus empleados para impedir que se analice la situación real del país.
Seguramente hay que dejar de lado, como algo ya conocido y repetido hasta la náusea, que Sánchez sólo busca una posición dictatorial y proceder a la información minuciosa de su incapacidad. Bien es cierto que entonces el Farsante echará mano de las leyes de amordazamiento de la prensa y los medios de comunicación.
Pero quizás ese fuera el último movimiento, antes de lanzar a sus seguidores a las calles armados de picas en cuya punta sangren las cabezas de sus odiados opositores, algo que acarician buena parte de sus socios. Cada vez está más cerca la imagen oronda, satisfecha, caníbal, de Maduro.