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Beatriz Pineda S.: El mundo necesita mayor inteligencia emocional

 Howard Gardner, psicólogo especializado en la neuropsicología, investigador y profesor de la Universidad de Harvard en su libro Las inteligencias múltiples nos habla sobre la inteligencia emocional como una capacidad que cobra cada vez mayor importancia si consideramos el mundo convulso en el que vivimos.  La razón es que son las emociones las que nos permiten afrontar situaciones demasiado difíciles. El Oxford English Dictionary  define la emoción en el sentido más literal, como agitación o perturbación de la mente; sentimiento; pasión; cualquier estado mental vehemente o agitado.  Para Daniel Goleman, autor de Inteligencia emocional, el término emoción se refiere a un sentimiento y a los pensamientos, los estados biológicos, los estados psicológicos y el tipo de tendencias a la acción que lo caracterizan. Según H. Gardner, existen cuatro principios fundamentales de la inteligencia emocional: la conciencia de uno mismo, la autogestión, la conciencia social y la capacidad para manejar las relaciones. Todas ellas traducen el éxito en el mundo familiar, social y laboral. De allí la conveniencia de cultivarlas desde la niñez. El motivo principal es que cada emoción nos predispone de un modo diferente a la acción; cada una de ellas nos señala una dirección que, en el pasado, permitió resolver, adecuadamente, los innumerables desafíos en los que se ha visto sometida la existencia humana.

Dotar de inteligencia a la emoción es tomar conciencia del dominio de los sentimientos, del impulso como vehículo de la emoción. La semilla de todo impulso es un sentimiento expansivo que busca expresarse a través de la acción. Quien carece de autocontrol sufre de una deficiencia moral, porque la capacidad de controlar los impulsos constituye el fundamento mismo de la voluntad y del carácter.

Nuestro tiempo necesita desarrollar con urgencia dos actitudes morales: el autocontrol y el altruismo.

Dada la situación de conflictos que vive el mundo es crucial, hoy más que nunca, desarrollar la inteligencia emocional desde la niñez, porque constituye el vehículo entre los sentimientos, el carácter y los impulsos morales. He recomendado fomentar en el colegio la  creación de círculos de lectura de poesía, cuentos, biografías. En todos los géneros encontraremos símbolos, imágenes que serán captados inmediatamente por la mente emocional que es esencialmente asociativa. Propiciar la construcción de esquemas clasificando, ordenando las emociones de los personajes, y su definición, puede ayudar a niños, jóvenes y adultos a conocerlas y controlarlas cuando se requiera.

¿Qué cambios podemos llevar a cabo para que el mundo alcance la paz?,  ¿qué acciones debemos tomar para que  nuestros hijos sean felices y exitosos?

Peter Salovey, notable psicólogo de Harvard, ha establecido con todo lujo de detalles el modo de aportar más inteligencia a nuestras emociones. Organiza cuatro competencias principales:

El conocimiento de las propias emociones, es decir, la conciencia y dominio de uno mismo.  2. El control de las emociones, basado en la capacidad de armonizar con las emociones ajenas. 3. La capacidad de automotivación, cuando subordinamos nuestra vida emocional a un objetivo. Se tiene autocontrol emocional cuando aplazamos la gratificación y apagamos la impulsividad. 4. El reconocimiento de las emociones ajenas. Esta última constituye la habilidad de comprender al otro.

Los sentimientos constituyen el dominio en el que más evidente se hace nuestra humanidad. Un buen ejemplo lo tenemos en El leñador de hojalata de El mago de Oz.

¡Qué distinto sería el mundo, si la educación hiciera énfasis en la enseñanza de las emociones, es decir, en la conciencia y dominio de uno mismo!

 

Mi nombre es Beatriz Pineda Sansone. Nací en la ciudad de Maracaibo, Venezuela. De niña era inquieta, llena de arrojo. Admiraba a nuestro Arturo Uslar Pietri, quien conducía el programa televisivo Valores Humanos. Su ejemplo ha sido mi norte. Gracias a mis hijas he realizado grandes aventuras a favor de los niños. Creé el Taller Literario Infantil Manzanita que devino en Fundación en 1985. Más tarde, con motivo del nacimiento de un nuevo diario en Maracaibo, fundé Azulejo, el periódico de los niños del diario La Verdad –primera etapa-. Extendí el Programa La Hora del Cuento a centros de arte, museos, universidades, colegios y McDonald’s Padilla de la ciudad con el fin de cultivar en los niños el amor por la lectura, y todas sus destrezas cognitivas, afectivas y psicomotoras.

Más tarde, en 1996, obtuve el título en Filología Hispánica con el premio Summa Cum Laude en la Universidad del Zulia. Cursé estudios de postgrado (2000-2003). Me convertí en articulista de los diarios venezolanos Economía Hoy, Panorama y El Universal.

Soy autora de: Las Memorias del Maestro Ramiro (1979); Desde otro rayo (1992). Universidad del Zulia; Los ojos de la montaña (2011). Entrelíneas Editores, España; La Hora del Cuento. Enseñar a razonar a los niños a través de la lectura de cuentos (2015). Ediciones de la Torre, España; El Principito y los Ideales. Defensa de la libertad, del amor y del razonamiento (2017). Editorial Verbum, España; La Aventura nunca imaginada de un lápiz (2018). Fundación editorial el Perro y la Rana. Venezuela; Una niña de mi edad (2019). Editorial Tandaia, España. Malika, la más pequeña de la manada (2021). Europa ediciones. Roma.

En la actualidad desarrollo una intensa labor a favor de la lectura a través de las redes sociales: @beapinpaz.escritora.

Beatriz Pineda

Un comentario

  1. Otra excelente reflexión que deja en evidencia la lenta evolución de la educación en los colegios, y la poca o cero importancia dada al conocimiento y desarrollo de la inteligencia emocional a lo largo de todo el programa escolar e incluso universitario.

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