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 Beatriz Pineda Sansone: El camino, la verdad y la vida

Según san Juan, autor del cuarto evangelio, en el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. El  estaba en el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad.

Traigo las palabras de san Juan (14.6), para ilustrar el caso de la literatura, entendida como un camino, una verdad y la vida para provocar el asombro y la comprensión de la realidad. Las narraciones literarias constituyen una vía para lograr la mayéutica –diálogo metódico-, usada desde los tiempos de Sócrates, es decir, el arte a través del cual el maestro va alumbrando en el alma del discípulo nociones que este tenía en sí, sin saberlo. La literatura es un hacer camino, un alumbramiento, una actividad.

Las acciones han de ser un reflejo de la recta razón, orientadas al crecimiento, a la razonabilidad, a aquello que Peirce, el filósofo estadounidense, denominó un fin en sí mismo. Lograr algo valioso, en el orden moral o del conocimiento, en las escuelas podría consistir en la creación de Círculos literarios; Concursos anuales de cuenta-cuentos, Talleres de investigación, Salón del ingenio, entre otros.

Se afirma que los niños carecen de condiciones intelectuales y morales que les permita entablar conversaciones de índole reflexiva. Karl Jaspers, entre otros filósofos, subraya el valor del pensamiento crítico del niño patente a través de sus constantes preguntas.  Los niños poseen un ingenio que pierden cuando no se ejercita.

La literatura nos ofrece ejemplos de la sensibilidad de los niños cuando preguntan acerca de lo que les rodea. Un maravilloso ejemplo de esta inquietud lo encontramos en El árbol de jugar de Cósimo Mandrillo; en El vecino diablo adaptado por Daniel Nesquens; en El Principito de A. de Saint-Exupéry; en Fonchito y la luna de Mario Vargas Llosa; en Meñique de José Martí; entre otros.

Las narraciones literarias constituyen la vía para ejercitar la sensibilidad del hombre que nace tan pronto como el pensar. En el colegio, la literatura configura un camino para lograr el desarrollo de una investigación; el diálogo de quien lee, consigo mismo y con otros que comparten la experiencia; a través de la lectura enriquecemos el vocabulario y ensanchamos los límites del mundo. Una persona que lee flexibiliza la mirada, enriquece distintos puntos de vista. Una narración como Ali Babá y los cuarenta ladrones de Las mil y una noches puede poner en marcha un excitante juego dramatizado o un debate.

Las narraciones literarias reúnen una serie de ideales, y, de acuerdo con la ética, fundamentan sus modelos por medio de la razón, es decir, que proporcionan reflexiones sobre ciertas formas humanas de conducta, por lo tanto, dignas de realizarse. También permiten argumentar en contra de actos humanos inapropiados. La ética constituye la base de la racionalidad (S. Barrena en Pineda, Sansone B. 2017: 43-44). Toda acción ética envuelve primero algún ideal, seguido de una acción. La acción moral debe consistir en un fin último, la acción controlada que requiere ser comparada con el ideal.

Nicolás de Cusa en su obra La caza de la sabiduría nos dejó la siguiente reflexión: Nuestro entendimiento está dotado por naturaleza de capacidad lógica para discernir y llevar a cabo su propia caza, y esto se debe a que el entendimiento es superior cazador en la medida en que se ha ejercitado más y mejor, utilizando la lógica.

Y Aristóteles en Cusa expresó que el hombre se vale de la lógica, el instrumento más exacto para cazar tanto lo verdadero -lo real-, como lo verosímil -lo posible-. Por ello cuando encuentra lo verdadero lo abraza con apetito.

A los lectores, interesados en la actividad de narrar cuentos, recomiendo mi ensayo titulado La Hora del Cuento. Enseñar a razonar a los niños a través de la lectura de cuentos. Madrid, Ediciones de la Torre, 2015. Esta obra recomienda la lectura de alrededor de setenta títulos, así como también establece dinámicas sugeridas por las obras con el objeto de desarrollar las potencialidades cognitivas, afectivas y psico-motoras de los niños.

 

beitapinpaz@gmail.com/ @beapinpaz-escritora

Mi nombre es Beatriz Pineda Sansone. Nací en la ciudad de Maracaibo, Venezuela. De niña era inquieta, llena de arrojo. Admiraba a nuestro Arturo Uslar Pietri, quien conducía el programa televisivo Valores Humanos. Su ejemplo ha sido mi norte. Gracias a mis hijas he realizado grandes aventuras a favor de los niños. Creé el Taller Literario Infantil Manzanita que devino en Fundación en 1985. Más tarde, con motivo del nacimiento de un nuevo diario en Maracaibo, fundé Azulejo, el periódico de los niños del diario La Verdad –primera etapa-. Extendí el Programa La Hora del Cuento a centros de arte, museos, universidades, colegios y McDonald’s Padilla de la ciudad con el fin de cultivar en los niños el amor por la lectura, y todas sus destrezas cognitivas, afectivas y psicomotoras.

Más tarde, en 1996, obtuve el título en Filología Hispánica con el premio Summa Cum Laude en la Universidad del Zulia. Cursé estudios de postgrado (2000-2003). Me convertí en articulista de los diarios venezolanos Economía Hoy, Panorama y El Universal.

Soy autora de: Las Memorias del Maestro Ramiro (1979); Desde otro rayo (1992). Universidad del Zulia; Los ojos de la montaña (2011). Entrelíneas Editores, España; La Hora del Cuento. Enseñar a razonar a los niños a través de la lectura de cuentos (2015). Ediciones de la Torre, España; El Principito y los Ideales. Defensa de la libertad, del amor y del razonamiento (2017). Editorial Verbum, España; La Aventura nunca imaginada de un lápiz (2018). Fundación editorial el Perro y la Rana. Venezuela; Una niña de mi edad (2019). Editorial Tandaia, España. Malika, la más pequeña de la manada (2021). Europa ediciones. Roma.

En la actualidad desarrollo una intensa labor a favor de la lectura a través de las redes sociales: @beapinpaz.escritora, los chats Aventuras Literarias y Café Lectura. 

 

 

 

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