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Beatriz Pineda Sansone – El ejercicio intelectual del genio: la relación entre creatividad y libertad

Albert Einstein, el más grande físico de todos los tiempos, nació en Alemania en 1879, en el seno de una familia judía. El científico más conocido e importante del siglo XX, demostró, desde niño, cierta dificultad para expresarse, dando la apariencia de algún retardo, que, con los años, provocó muchos problemas. El período de sus estudios primarios, cursados en una escuela católica, fue muy difícil, sobrellevado gracias a las clases de violín que le dio su madre y a la introducción al álgebra que le descubrió su tío Jacob.

Su teoría de la Relatividad, considerada un aspecto controvertido para muchos científicos de la época, fue presentada en 1915. Con ella, Einstein reformuló por completo el concepto de gravedad. La teoría contiene, probablemente, la ecuación más conocida de la física, la expresión matemática de la equivalencia masa-energía (E=mc2), deducida como consecuencia lógica de la misma. Einstein fue Premio Nobel de Física en 1921, y, aún hoy, su genialidad es motivo de investigación y polémica.

En un artículo aparecido en la Librería de Salud Nacional de Estados Unidos, Jorge A. Colombo y Grazyna Rajkowska, de la Unidad de Neurobiología aplicada de Buenos Aires y del Centro Médico de la Universidad del Mississippi, respectivamente, han anunciado el descubrimiento de una particular estructura del cerebro de Albert Einstein, luego de haberlo comparado con los cerebros de cuatro hombres de la misma edad.

En los estudios precedentes se había descubierto que los tejidos que componían el cerebro de Einstein eran mucho más ricos con relación a dos particulares tipos de células gliales. Las neuronas son las células nerviosas de base que permiten activar todas las conexiones necesarias para elaborar la información. Las células gliales, en cambio, tienen la función de soportar y proteger las neuronas. En torno a las neuronas del cerebro de Einstein existen muchas más celular gliales de lo normal. Esto explica que su estructura cerebral tuviese, simultáneamente, mayor cantidad de conexiones de lo normal. Como un chip de un computador que tiene una capacidad de cálculo mucho más alta que cualquier otro procesador. Otras investigaciones indicaron que el número y la densidad de neuronas en el cerebro de Einstein eran mucho más altos con relación a la media, mientras que su corteza cerebral era más sutil respecto a otros cerebros analizados.

Alberto Oliverio, experto en Neurociencia y profesor de la Universidad La Sapienza de Roma, expresó que el cerebro de las personas que han tenido notorios sucesos en el campo intelectual tienen las células gliales, aquellas que fortalecen y nutren de forma sostenida a las neuronas, más desarrolladas. No podemos decir que este mayor desarrollo dependa de la más alta actividad intelectual de este sujeto. Pero usando los scanner cerebrales más modernos hemos descubierto luego, que, en las personas particularmente creativas se verifica un fenómeno curioso: logran efectuar libres asociaciones, debilitando el control de la corteza frontal del cerebro. Una especie de sueño con los ojos abiertos.

El cerebro de Einstein presenta también un insólito sistema de raíces en un área que se piensa tenga conexión con la actividad del cálculo. Esta área es, en efecto, más grande que la del 15% de la media y se piensa que esta diferencia ha tenido como consecuencia una mejor conexión entre las células nerviosas implicadas en el desarrollo de las actividades matemáticas. El último descubrimiento realizado por investigadores argentinos, apunta a los “astrociti” de Einstein, los cuales son mucho más numerosos que la media, así como los terminales interlaminarios de su cerebro son, igualmente, más grandes y plenos de células. Cuando se habla de “astrociti” y terminales interlaminarios se habla de tejidos directamente relacionados con la capacidad del cerebro de responder a los estímulos y de elaborar información. Pero la consecuencia que tendrán estas dos diferencias no es conocida aún por los científicos. Según las investigaciones, estas diferencias podrían no estar fuera del común como podría ser que muchas personas tuvieran características cerebrales similares a las descubiertas en el cerebro de Einstein. Sólo que no todos han tenido la misma posibilidad de cultivar sus facultades del modo como lo ha hecho Albert Einstein.

El propio Einstein relata en su autobiografía que, de la lectura de libros de ciencia, proporcionados por un tío, nacería un constante cuestionamiento a las afirmaciones religiosas. Su libro revela un pensamiento decidido y un escepticismo poco común asociado a otras formas de rechazo hacia la rigidez y la disciplina militar de los institutos de secundaria de la época de Bismarck, las cuales le granjearon no pocas polémicas con los profesores.

En 1933 con Adolfo Hitler en el poder, las expresiones de odio de Einstein alcanzaron niveles más elevados. Fue acusado por el régimen nacionalsocialista de crear una “Física judía” en contraposición a la “Física alemana o Física aria”. Algunos físicos nazis, incluyendo los premios Nobel de Física Johannes Stark y Philipp Lenard intentaron desacreditar sus teorías. Quienes enseñaban la Teoría de la Relatividad como, por ejemplo, Werner Heisenberg, eran incluidos en listas negras.

Einstein abandonó Alemania en 1933 con destino a Estados Unidos. Su último sueño consistió en integrar en una misma teoría las cuatro Fuerzas Fundamentales, tarea aún inconclusa. Cuando Einstein desapareció, en su pizarra estaban escritas las ecuaciones, aún sin concluir, para integrar dichas fuerzas.

Su éxito se debió, apunta Walter Isaacson, al cuestionamiento de los conocimientos existentes y al asombro ante misterios que a otros parecían mundanos. Así acabó adoptando una moral y unas ideas políticas basadas en el respeto por las mentes libres, los espíritus libres y los individuos libres. Su fascinante historia demuestra la relación entre creatividad y libertad.

El cerebro más controvertido de los tiempos modernos murió en Princeton, New Jersey, el 18 de abril de 1955, a la edad de 76 años.

 

 

Mi nombre es Beatriz Pineda Sansone. Nací en la ciudad de Maracaibo, Venezuela. De niña era inquieta, llena de arrojo. Admiraba a nuestro Arturo Uslar Pietri, quien conducía el programa televisivo Valores Humanos. Su ejemplo ha sido mi norte. Gracias a mis hijas he realizado grandes aventuras a favor de los niños. Creé el Taller Literario Infantil Manzanita que devino en Fundación en 1985. Más tarde, con motivo del nacimiento de un nuevo diario en Maracaibo, fundé Azulejo, el periódico de los niños del diario La Verdad –primera etapa-. Extendí el Programa La Hora del Cuento a centros de arte, museos, universidades, colegios y McDonald’s Padilla de la ciudad con el fin de cultivar en los niños el amor por la lectura, y todas sus destrezas cognitivas, afectivas y psicomotoras.

Más tarde, en 1996, obtuve el título en Filología Hispánica con el premio Summa Cum Laude en la Universidad del Zulia. Cursé estudios de postgrado (2000-2003). Me convertí en articulista de los diarios venezolanos Economía Hoy, Panorama y El Universal.

Soy autora de: Las Memorias del Maestro Ramiro (1979); Desde otro rayo (1992). Universidad del Zulia; Los ojos de la montaña (2011). Entrelíneas Editores, España; La Hora del Cuento. Enseñar a razonar a los niños a través de la lectura de cuentos (2015). Ediciones de la Torre, España; El Principito y los Ideales. Defensa de la libertad, del amor y del razonamiento (2017). Editorial Verbum, España; La Aventura nunca imaginada de un lápiz (2018). Fundación editorial el Perro y la Rana. Venezuela; Una niña de mi edad (2019). Editorial Tandaia, España. Malika, la más pequeña de la manada (2021). Europa ediciones. Roma.

En la actualidad desarrollo una intensa labor a favor de la lectura a través de las redes sociales: @beapinpaz.escritora, los chats Aventuras Literarias y Café Lectura. 

 

 

2 comentarios

  1. Artículo muy placentero. Muy bien fundamentado y con información útil e interesante sobre el genio de la física.

  2. Homenaje a la creatividad y genio de un ser privilegiado por la naturaleza , pero que fue ejemplo de ética ,moral y ejercicio de la libertad. Me pregunto ¿cuantos con su capacidad cerebral han perecido sin desarrollarse debido a las guerras ,epidemias, y catástrofes dejándonos con la pizarra llena de interrogantes sobre este universo?

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