Cultura y ArtesLiteratura y Lengua

Beatriz Pineda Sansone: El monasterio del saber

La obra literaria representa un monasterio dedicado al imperio de la palabra, a la ilusión del saber, porque nos brinda la oportunidad de establecer contacto con diversas disciplinas del conocimiento. La producción literaria, además, nos regala la posibilidad de acercarnos al lenguaje metafórico, que, por sí solo, ha trascendido los límites de múltiples disciplinas como la psicología, la sociología, la antropología, la inteligencia artificial, entre otras. La acumulación de símiles, metáforas, antítesis, juegos de palabras y agudezas de toda especie responde a la cercanía, más o menos arbitraria, de los aspectos insólitos y sorprendentes de la inteligencia.

Los personajes de los cuentos que se abordan a lo largo del período plantean problemas de carácter ético, cultural, religioso, social, político, estético, entre otros. La actividad de contar cuentos traduce su carácter multidisciplinario, determinado por el conjunto de asignaturas consideradas en el evento, tales como la geografía, la filosofía, la psicología, la historia, la sociología, la lengua, la arquitectura, la música, el teatro, entre otros; así como por las múltiples dinámicas que plantea la obra, que apuntan al desarrollo de destrezas cognitivas, afectivas y psicomotoras.

Conscientes de este recurso intentamos sacar el máximo provecho a la producción cuentística universal, porque ella convierte las reuniones en verdaderos viajes de la imaginación y del conocimiento.

Cuando emprendimos la lectura del cuento titulado Manzanita, escrito por el venezolano Julio Garmendia, nos encontramos con dos problemas planteados por la manzanita criolla, personaje central del texto: primero, el de la identidad y segundo, el de la ética, el de la solidaridad. La manzanita criolla se sintió desplazada y olvidada ante la llegada de la manzana extranjera a la frutería. La obra constituye un buen ejemplo de que sólo existimos, sólo llegamos a ser en comunicación con los demás o en la aceptación de situaciones límite como la muerte, el sufrimiento y el fracaso, que constituyen la trascendencia. Ambos aspectos tienen que ver directamente con el ambiente, responsable inmediato de la conformación de la manzanita criolla. El cuento traduce la inherencia, el compromiso que debe tener el medio social en la formación y desarrollo del individuo y está representado en la obra por todas las frutas, compañeras de la manzanita criolla, por el dueño de la frutería y por sus clientes, por la manzana norteña, recién llegada, y, finalmente, por el gusano. El texto alude a un asunto de índole cultural.

En la vida real, el colegio, el plan de estudios, los docentes, los padres y representantes, como dije antes, son responsables de la configuración del niño.

El ser humano, dice Reuven Feuerstein, es un sistema abierto susceptible al cambio y a la modificación, es decir, que nunca podemos predecir ni clasificar a las personas en niveles inmutables. Esta declaración no lleva a afirmar que debemos aprovechar la mediación del recurso literario, que tampoco debe ser clasificado por las razones que expresé, para fomentar y ejercitar en los niños ese potencial natural de aprendizaje, de reflexión, de diálogo, de razonamiento y de cambio, que promueve el pensamiento crítico creativo.

Tanto la obra literaria como el docente, los padres o representantes y los abuelos contribuyen con la calidad y cantidad de experiencias. Los personajes de los cuentos literarios, sean niños, animales o frutas se convierten en modelos que transmiten valores, hoy extraviados, como la identidad, el conocimiento, la solidaridad, la amistad, el amor, el trabajo, la generosidad, el compañerismo, el coraje, entre otros. Nuestro deber es develar esos tesoros con el fin de que sirvan de ejemplo a los pequeños lectores.

 

Mi nombre es Beatriz Pineda Sansone. Nací en la ciudad de Maracaibo, Venezuela. De niña era inquieta, llena de arrojo. Admiraba a nuestro Arturo Uslar Pietri, quien conducía el programa televisivo Valores Humanos. Su ejemplo ha sido mi norte. Gracias a mis hijas he realizado grandes aventuras a favor de los niños. Creé el Taller Literario Infantil Manzanita que devino en Fundación en 1985. Más tarde, con motivo del nacimiento de un nuevo diario en Maracaibo, fundé Azulejo, el periódico de los niños del diario La Verdad –primera etapa-. Extendí el Programa La Hora del Cuento a centros de arte, museos, universidades, colegios y McDonald’s Padilla de la ciudad con el fin de cultivar en los niños el amor por la lectura, y todas sus destrezas cognitivas, afectivas y psicomotoras.

Más tarde, en 1996, obtuve el título en Filología Hispánica con el premio Summa Cum Laude en la Universidad del Zulia. Cursé estudios de postgrado (2000-2003). Me convertí en articulista de los diarios venezolanos Economía Hoy, Panorama y El Universal.

Soy autora de: Las Memorias del Maestro Ramiro (1979); Desde otro rayo (1992). Universidad del Zulia; Los ojos de la montaña (2011). Entrelíneas Editores, España; La Hora del Cuento. Enseñar a razonar a los niños a través de la lectura de cuentos (2015). Ediciones de la Torre, España; El Principito y los Ideales. Defensa de la libertad, del amor y del razonamiento (2017). Editorial Verbum, España; La Aventura nunca imaginada de un lápiz (2018). Fundación editorial el Perro y la Rana. Venezuela; Una niña de mi edad (2019). Editorial Tandaia, España. Malika, la más pequeña de la manada (2021). Europa ediciones. Roma.

En la actualidad desarrollo una intensa labor a favor de la lectura a través de las redes sociales: @beapinpaz.escritora, los chats Aventuras Literarias y Café Lectura. 

 

 

Botón volver arriba