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Beatriz Pineda Sansone: El poder de la parábola I

Se ha dicho que la parábola –relato, narración- es un procedimiento antiguo en el arte, que ha existido desde los orígenes de la sociedad humana, porque se trata de la correspondencia universal que regula las diferencias y las excepciones, que funda la armonía y vuelve habitable el mundo. Por esta razón, aparece representada de forma abundante en las obras griegas clásicas, latinas y en la Biblia. La parábola se ramificó hacia el mundo medieval y el Renacimiento encerrando creencias y sectas secretas como la cábala, el ocultismo, el hermetismo, entre otras. El Evangelio según san Mateo (13.34) dice que Jesús hablaba por medio de parábolas para que se cumpliera lo que había dicho el profeta, es decir, para expresar cosas que han estado en secreto desde que Dios hizo el mundo.

Mircea Eliade expresa en Historia de las creencias y las ideas religiosas III (2015), que una fuente importante para el conocimiento de la religión de los hombres es la constituida por los cuentos, los mitos cosmológicos y genealógicos, porque su narración puntual era un acto religioso necesario para el mantenimiento del orden del mundo y de la sociedad.

La parábola es el recurso a través del cual se vale Jesús para ampliar las posibilidades de percepción de la vista y del oído de quienes no tienen fe. De la parábola se derivan enseñanzas religiosas, morales, filosóficas, artísticas.

Jesús fue un innovador, un revolucionario, es decir, un hombre que actuaba en nombre de un principio y de una convicción humanitaria, que ofrece un modelo de orden fundado en la armonía, producto de correspondencias universales y opuesto al orden de la autoridad, de la fuerza y de los favoritos. Recordemos que Jesús era un esenio. La base de la filosofía de los Terapeutas de la fraternidad esenia era enseñar, ayudar y sanar, conectados profundamente con el amor compasivo y universal. Pero la sanación esenia va más allá de ser un método de curación. Era una filosofía de vida que involucraba el crecimiento personal y el desarrollo de estados elevados de conciencia. Los principios fundamentales de los esenios fueron enseñados en la antigua Persia, en Egipto, en la India, en el Tibet, en China, en Palestina, en Grecia, entre otros. En Palestina y Siria eran conocidos como esenios; en Egipto como terapeutas o sanadores. Los esenios no vivieron aislados, por el contrario, para establecer esa ley armónica con la Ley del universo -inalterable como el curso de las estrellas- partieron a enseñar y a curar. Nos dieron la fórmula para terminar con el sufrimiento, erradicando sus causas en el mundoLa enfermedad, según la tradición esenia, viene antecedida por la energía que creamos a través de los pensamientos y sus emociones asociadas. Luego este desequilibrio integral se va filtrando por ósmosis –movimiento de moléculas a través de una membrana- a las capas de energía más densas, hasta llegar a la materia o cuerpo físico, manifestado como enfermedad.  El aspecto ético de la palabra llanto en el Sermón de la Montaña es un ejemplo de ello.

De acuerdo con las tradiciones esenias, expresa E. Bordeaux Székely (Jesús, el esenio, 2010), cada uno de los grandes maestros de la humanidad nos reveló la verdad completa y absoluta. Desde el punto de vista esenio, las revelaciones tienen dos aspectos: uno interno o esotérico y otro externo o exotérico. El valor y alcance de la revelación de cada maestro está limitado por la capacidad de sus discípulos y seguidores. Jesús fue el último de todos los grandes maestros de la humanidad. Lo mejor de su revelación está manifestada en los primeros nueve versos del Sermón de la montaña. Pero sólo una minoría es capaz de entender los distintos aspectos de la verdad. Por ello, su genialidad consistió en la habilidad para elegir entre la multitud a los pocos que tenían el necesario nivel de evolución individual para comprender, vivir y practicar las mencionadas revelaciones.

En el siglo XIX se desarrollaron nuevas interpretaciones con relación al Sermón de la montaña: Wilhelm Hermann adoptó la noción de actitudes, no actos que provienen de San Agustín. Esta visión asegura que Jesús no está diciendo cómo debe comportarse un cristiano, sino cuál debe ser su actitudEl espíritu detrás del acto es más importante que el acto en sí.

La parábola, como la metáfora, denota una sintaxis, un orden particular, ajena a las convenciones, que nos habla de cambios, separaciones, uniones, conversiones en el orden social, por lo tanto, implica una alteración.  En la parábola del Tesoro escondido, Jesús expresa: El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un terreno

 Observemos que la palabra como levanta el puente a través del cual se reconcilian las oposiciones y las diferencias –el reino de los cielos y el tesoro escondido-. Es en la metáfora donde se produce la traslación de un término real a otro con el que se relaciona por semejanza para generar una transformación. El tesoro escondido es el símbolo de la esencia divina no manifestada. Lo es también de la vida interior y los monstruos que lo guardan no son sino aspectos de nosotros mismos. De manera general los tesoros son símbolos del conocimiento, de la inmortalidad, de los depósitos espirituales que solo una búsqueda peligrosa permite alcanzar. El tesoro está generalmente en el fondo de las cavernas o escondido en los subterráneos. Esta situación simboliza las dificultades inherentes a su búsqueda, pero, sobre todo, la necesidad de un esfuerzo humano. El tesoro no es un don gratuito del cielo, más bien se descubre al término de largas pruebas, lo cual confirma su naturaleza moral y espiritual.

Ya Newton en las leyes de la atracción material hablaba del sistema de movimiento del mundo material similar al del mundo espiritual. La parábola es una analogía, que comprende un doble plano continuo, es decir, un sentido dentro del otro, que constituye su trasfondo y debe deducirse.

 

Mi nombre es Beatriz Pineda Sansone. Nací en la ciudad de Maracaibo, Venezuela. De niña era inquieta, llena de arrojo. Admiraba a nuestro Arturo Uslar Pietri, quien conducía el programa televisivo Valores Humanos. Su ejemplo ha sido mi norte. Gracias a mis hijas he realizado grandes aventuras a favor de los niños. Creé el Taller Literario Infantil Manzanita que devino en Fundación en 1985. Más tarde, con motivo del nacimiento de un nuevo diario en Maracaibo, fundé Azulejo, el periódico de los niños del diario La Verdad –primera etapa-. Extendí el Programa La Hora del Cuento a centros de arte, museos, universidades, colegios y McDonald’s Padilla de la ciudad con el fin de cultivar en los niños el amor por la lectura, y todas sus destrezas cognitivas, afectivas y psicomotoras.

Más tarde, en 1996, obtuve el título en Filología Hispánica con el premio Summa Cum Laude en la Universidad del Zulia. Cursé estudios de postgrado (2000-2003). Me convertí en articulista de los diarios venezolanos Economía Hoy, Panorama y El Universal.

Soy autora de: Las Memorias del Maestro Ramiro (1979); Desde otro rayo (1992). Universidad del Zulia; Los ojos de la montaña (2011). Entrelíneas Editores, España; La Hora del Cuento. Enseñar a razonar a los niños a través de la lectura de cuentos (2015). Ediciones de la Torre, España; El Principito y los Ideales. Defensa de la libertad, del amor y del razonamiento (2017). Editorial Verbum, España; La Aventura nunca imaginada de un lápiz (2018). Fundación editorial el Perro y la Rana. Venezuela; Una niña de mi edad (2019). Editorial Tandaia, España. Malika, la más pequeña de la manada (2021). Europa ediciones. Roma.

En la actualidad desarrollo una intensa labor a favor de la lectura a través de las redes sociales: @beapinpaz.escritora, los chats Aventuras Literarias y Café Lectura. 

 

 

 

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