“Nosotros plasmamos lo único perdurable de un pueblo,
su fisonomía espiritual …”.
Antonio Arráiz
Es posible que nunca tengamos la oportunidad de presenciar una explosión de orgullo tan grande por parte de un maestro, como cuando la Periquita Julieta, personaje del cuento del mismo nombre (del libro Tío Tigre y tío Conejo), ante la amenazante declaración del Tío Tigre, se plantó frente a éste con actitud retadora para afirmarle que si él era la autoridad, ella era maestra de escuela: Yo enseño a los niños, ¿me oye usted?, los instruyo, los educo, los voy formando (…).
Cuando digo que es posible que nunca tengamos la oportunidad de presenciar una demostración de orgullo y de mística tan grande, por parte de un maestro, como la realizada por la periquita Julieta, lo hago con la plena convicción de que nuestros maestros han caído en la más lamentable situación: su oficio no es ni respetado ni valorado por los entes gubernamentales; tampoco por la sociedad. La baja auto-estima de la gran mayoría de nuestros maestros, sobre todo de entidades públicas, se nota hasta por encima de sus vestidos. La razón es obvia: no se les remunera bien por su trabajo, tampoco se estimula su desarrollo; y, por si fuera poco, se les entrega la responsabilidad de educar grupos que oscilan entre 30 y 40 niños, sin ningún asistente, con lo cual, al cabo de un año, terminan limando su entusiasmo, su paciencia, y su fortaleza. Nos encontramos entonces con profesionales subestimados socialmente, desmotivados, cansados y apáticos, con escaso o nulo deseo de superación. El oficio del educador es un callejón sin salida. Esta preocupante y dolorosa situación es la causa de que los niveles cualitativos de muchas escuelas en el ámbito internacional se hallen en el suelo. En aras de la cantidad, que redunda en beneficios económicos, se sacrifica la calidad de la educación.
Cuando Tío tigre escuchó decir a la periquita que el oficio de maestra era una misión bastante noble, expresó de manera irrespetuosa: -¿Noble…? ¿Noble…? Miren a la bachillercita parangonándose conmigo. ¡No faltaba más! Una maestra de escuela, parangonándose con la autoridad… Enseñarles a deletrear a los mocosos y darles palmadas cuando se portan mal, y ponerse a cantar himnos todos juntos (…) ¿quién no es apto para semejantes bobadas?
El Tío tigre quería apoderarse del samán donde estaba ubicada la escuela, porque ocupaba una posición magnífica: dominio sobre el camino, amplio campo de visión, es decir, una situación privilegiada. Situaciones estratégicas como ésta, pensaba, deben estar en manos de la autoridad. Por esta razón la periquita contra replicó con llama en los ojos y brasa en sus mejillas: ¿Y usted cree que es fácil enseñar a los niños? (…) Métase a maestro de escuela, si es que puede para que vea. ¡Tome, tome! Encárguese del alma de uno de estos niños, (…) tan frágil que es como si se le fuera a quebrar a uno entre los dedos (…) ¡Cuánta angustia de que se deshaga, de que se le vuelva polvo! (…) ¡Qué cuidadoso tino para no cometer un paso en falso, para no permitir un gesto torpe! (…) El alma de un niño es como un palacio encantado lleno de corredores, (…) recintos cerrados, sitios recónditos y milagrosos (…) Abrimos con esmero palpitante puertas misteriosas (…) y de repente, detrás de la menos esperada (…) se descubre una perspectiva ilimitada (…) por la que es dable distender (…) Entonces poco a poco vamos tomando posesión de las cámaras deshabitadas, (…) ¡Qué placer! El de atizar débiles fueguecitos que se hubieran apagado sin nuestro aliento. ¡No! No cambio yo una sola de mis tareas de maestra de escuela por todo el poder y toda la grandeza de (…) la autoridad. ¿Qué es la política frente a la cultura? Nosotros plasmamos lo único perdurable de un pueblo, su fisonomía espiritual; lo único que (…) puede implicarle su desdicha o su felicidad.
Que las palabras del valiente y firme personaje de uno de los cuentos más celebrados del venezolano Antonio Arráiz, sirvan de estímulo y de ejemplo a los docentes, a los directores de escuela, al gobierno nacional y regional, a la sociedad toda. Ellas traducen fortaleza inexpugnable y encierran, aún cuando la obra fue escrita en las primeras décadas del siglo XX, un concepto adelantado de la educación, entendida como proceso que involucra la totalidad del ser humano, es decir, su eficacia, su racionalidad, su pensamiento crítico y creativo, su ética y su afectividad. Para que este proceso se cumpla, cabalmente, la escuela, samán de la sociedad, debe despertar y fortalecer sus pilares fundamentales representados por sus docentes.
La visión de liderazgo de la periquita Julieta, y su actitud ante la irreflexiva posición de Tío Tigre, representante de la autoridad, denotan la importancia que a su juicio se debe prestar a la complejidad de la escuela; con sorprendente lucidez intenta que su interlocutor supere modelos mentales anticuados que impiden mejorar el sistema de aprendizaje.
Finalizo esta reflexión con el pensamiento de Michael Porter: los países que más recursos han dedicado a mejorar la educación de sus ciudadanos son por lo general los que poseen mayor prosperidad (...).
Mi nombre es Beatriz Pineda Sansone. Nací en la ciudad de Maracaibo, Venezuela. De niña era inquieta, llena de arrojo. Admiraba a nuestro Arturo Uslar Pietri, quien conducía el programa televisivo Valores Humanos. Su ejemplo ha sido mi norte. Gracias a mis hijas he realizado grandes aventuras a favor de los niños. Creé el Taller Literario Infantil Manzanita que devino en Fundación en 1985. Más tarde, con motivo del nacimiento de un nuevo diario en Maracaibo, fundé Azulejo, el periódico de los niños del diario La Verdad –primera etapa-. Extendí el Programa La Hora del Cuento a centros de arte, museos, universidades, colegios y McDonald’s Padilla de la ciudad con el fin de cultivar en los niños el amor por la lectura, y todas sus destrezas cognitivas, afectivas y psicomotoras.
Más tarde, en 1996, obtuve el título en Filología Hispánica con el premio Summa Cum Laude en la Universidad del Zulia. Cursé estudios de postgrado (2000-2003). Me convertí en articulista de los diarios venezolanos Economía Hoy, Panorama y El Universal.
Soy autora de: Las Memorias del Maestro Ramiro (1979); Desde otro rayo (1992). Universidad del Zulia; Los ojos de la montaña (2011). Entrelíneas Editores, España; La Hora del Cuento. Enseñar a razonar a los niños a través de la lectura de cuentos (2015). Ediciones de la Torre, España; El Principito y los Ideales. Defensa de la libertad, del amor y del razonamiento (2017). Editorial Verbum, España; La Aventura nunca imaginada de un lápiz (2018). Fundación editorial el Perro y la Rana. Venezuela; Una niña de mi edad (2019). Editorial Tandaia, España. Malika, la más pequeña de la manada (2021). Europa ediciones. Roma.
En la actualidad desarrollo una intensa labor a favor de la lectura a través de las redes sociales: @beapinpaz.escritora.
Sinceramente felicito a Beatriz Pineda Sansone por este artículo que, además de estar excelentemente escrito, aborda, de una manera muy efectiva y amena, un tema transdesental para el desarrollo humano y crecimiento económico de los países, como lo es la educación.
Me gusta mucho la forma como la autora presenta, a través de un cuento infantil, el menosprecio que existe en la mayoría de los países a la loable e importantísima labor que realizan los maestros dedicados a impartir a los niños la educación en sus primeros años de vida escolar, sin duda los más importantes en la formación de cualquier persona, ya que en esta etapa además de conocimientos se enseñan valores.
Me agradó mucho el final del artículo con un frase de Michael Porter, el autor de muchos libros de mercado y competitividad, tanto de empresas como de países. Sin duda uno de mis autores favoritos.
Nuevamente, felicitaciones a Beatriz y le agradezco el haber compartido este artículo.
Alfredo: muchas gracias por tan generoso comentario. Aprecio tu sensibilidad a la hora de colocar en la balanza el mayor peso que que tanto la educación como los maestros tienen.
Apreciada Beatriz:
Tu artículo sobre la importancia de la educación para los pueblos me parece excelente y además muy coherente con tu vida.
Tu interés por contribuir a la educación ha sido una constante, desde el Taller – luego Fundación- Literario Manzanita y el periódico Azulejo mas todos tus libros publicados son una evidencia de ello. Además la forma en que aprovechaste la ubicación del Mac Donald’s de Padilla para brindarle a los vecinos de esa zona un acercamiento a la educación con tus talleres allí fue una labor extraordinaria.
Nuestro pueblo y en particular la gente de Maracaibo tienen una deuda contigo.
Me alegra conocer que sigues siendo tan productiva actualmente y te deseo muchos éxitos mas.
Recibe un saludo afectuoso.
Freddy Goerke
Estimado Freddy: muchas gracias por tu comentario. Si, la educación ha sido una constante en mi vida, porque desde muy joven comprendí la trascendencia que tiene en el porvenir de los pueblos y en la felicidad del hombre. La lectura forma parte de la educación, nos ayuda a comprender que no existe la verdad absoluta, que existen diversas perspectivas que se complementan.
De nuevo, gracias por tu análisis. Me complace tenerte como lector