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Beatriz Pineda Sansone: Viaje a la inmortalidad

 

Uno de los viajes más impresionantes de mi vida fue aquel que hice a China en el año 221-210 a. C., para presenciar la proclamación del emperador Shi Huang Di, el primero de la dinastía Qin, con tan solo trece años de edad.

Qin fue el reino que alcanzó el poder en el período de los Estados Combatientes en la época final de la dinastía Zhou del este. El reino de Qin se distinguió por su privilegiado desarrollo de la tecnología militar, así como por su sólida organización política y social.  Tras la unificación, realizada en el año 221 a. C., Shi Huang Di se proclamó emperador -huang di, cuya traducción más exacta sería la de augusto emperador-. De este modo su nombre oficial quedó registrado en los anales, al que más tarde se añadió el nombre de su dinastía: Qin Shi Huang Di –Primer Augusto Emperador de la Dinastía Qin-.

Pocos hombres en la historia han dejado muestras de obras colosales como la Gran Muralla China: metáfora de los límites entre la barbarie y la civilización o la monumental tumba imperial de este hombre obsesionado por la inmortalidad. Shi Huang Di (221-210 a.C.), se hizo rodear de alquimistas, astrónomos y médicos con la pretensión de conseguir ese fin.

Este singular personaje, déspota nato, fue capaz de hacer del vasto territorio conquistado un estado unificado, centralizado y burocrático. Aconsejado por su ministro Li Si estableció un sistema centralista basado en la aplicación de la ley mediante un riguroso código de premios y castigos. La intolerancia ante cualquier corriente de opinión que no se ajustara a las características de su gobierno tiránico, originó la persecución de los seguidores de Confucio y la quema de libros confucianos. Tres mil años de historia tenían los chinos, de forma que el Emperador Amarillo, Chuang Tzu, Confucio y Lao Tzu serían borrados de la historia de un plumazo.

Quemar libros y erigir fortificaciones es tarea común de los príncipes, pero cercar un imperio es un exceso, como también lo es, pretender que la más tradicional de las razas renuncie a la memoria de su pasado.

El emperador aconsejado por Li Si, unificó los diferentes sistemas de escritura en un único estilo que gracias al desarrollo del pincel y la tinta en la dinastía Han, se convirtió en el instrumento común de comunicación y civilización en el territorio chino.

En su proyecto de unificación de la China, Qin Shi Huand Di estableció la unidad monetaria; dividió el imperio en treinta y seis comandancias, que, a su vez, subdividió en condados gobernados por magistrados que dependían directamente del delegado del gobierno. Ninguno de estos cargos era hereditario: quienes los detentaban podían ser destituidos en cualquier momento, evitando así la acumulación de privilegios y el enriquecimiento personal. Con este sistema intentó anular la creación de pequeños estados y reforzar el poder central.

Shi Huang Di promovió la construcción de una gran red de comunicaciones que, convergiendo en la capital Xian, hacia posible los intercambios y contactos. Movilizó a grandes masas de trabajadores para la construcción de la Gran Muralla China o de su tumba imperial. La Gran Muralla serpenteante a través de valles y montañas, comprende casi seis mil kilómetros y se extiende desde el mar Bohai, en el este, hasta el corredor de Gansu, en el oeste. Este coloso de la arquitectura perseguía reforzar la frontera norte del país y defenderla de los ataques de los pueblos nómadas, pero más que su utilidad militar y defensiva, simbolizaba el límite entre la ignorancia y el progreso. Shi Huang Di avisó a los pueblos que habitaban el espacio civilizado de China que, si traspasaban ese límite, tratando de huir del gobierno chino, quedaban fuera de su tutela, así como de su superior cultura.

La Gran Muralla China necesitó la mano de obra de trescientos mil trabajadores forzados –esclavos, prisioneros de guerra y reos-; muchos de ellos murieron en su construcción.

Sima Qian, historiador de la dinastía Han, cuenta en sus Memorias históricas, la gran obsesión de Qin Shi Huang Di por la inmortalidad. Esta obsesión, unida a su gusto por lo monumental, dio como resultado la gran tumba que se hizo construir cerca de Xian y que constituye uno de los monumentos más asombrosos de la historia del arte. En su viaje a la inmortalidad le acompañaron sus servidores y concubinas y todo su ejército reproducido en terracota.

Este mausoleo imperial representa en la tradición funeraria china una absoluta innovación.


 

Mi nombre es Beatriz Pineda Sansone. Nací en la ciudad de Maracaibo, Venezuela. De niña era inquieta, llena de arrojo. Admiraba a nuestro Arturo Uslar Pietri, quien conducía el programa televisivo Valores Humanos. Su ejemplo ha sido mi norte. Gracias a mis hijas he realizado grandes aventuras a favor de los niños. Creé el Taller Literario Infantil Manzanita que devino en Fundación en 1985. Más tarde, con motivo del nacimiento de un nuevo diario en Maracaibo, fundé Azulejo, el periódico de los niños del diario La Verdad –primera etapa-. Extendí el Programa La Hora del Cuento a centros de arte, museos, universidades, colegios y McDonald’s Padilla de la ciudad con el fin de cultivar en los niños el amor por la lectura, y todas sus destrezas cognitivas, afectivas y psicomotoras.

Más tarde, en 1996, obtuve el título en Filología Hispánica con el premio Summa Cum Laude en la Universidad del Zulia. Cursé estudios de postgrado (2000-2003). Me convertí en articulista de los diarios venezolanos Economía Hoy, Panorama y El Universal.

Soy autora de: Las Memorias del Maestro Ramiro (1979); Desde otro rayo (1992). Universidad del Zulia; Los ojos de la montaña (2011). Entrelíneas Editores, España; La Hora del Cuento. Enseñar a razonar a los niños a través de la lectura de cuentos (2015). Ediciones de la Torre, España; El Principito y los Ideales. Defensa de la libertad, del amor y del razonamiento (2017). Editorial Verbum, España; La Aventura nunca imaginada de un lápiz (2018). Fundación editorial el Perro y la Rana. Venezuela; Una niña de mi edad (2019). Editorial Tandaia, España. Malika, la más pequeña de la manada (2021). Europa ediciones. Roma.

En la actualidad desarrollo una intensa labor a favor de la lectura a través de las redes sociales: @beapinpaz.escritora, los chats Aventuras Literarias y Café Lectura. 

 

 

 

Un comentario

  1. Me quedé con ganas de saber más de Qin Shi Huand Di. Fascinante pero a la vez aterradora historia de otro déspota de la antigüedad.

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