Benigno Alarcón: Comisión Nacional de Primaria, ¿qué está en juego?
“El éxito de un proceso como el de la Primaria está directamente vinculado con los niveles de participación. Encuestas realizadas por diferentes empresas de opinión pública advierten que un porcentaje importante de la población opositora se abstendría de votar si el CNE es el encargado del proceso. La Comisión Nacional de Primaria juega un rol protagónico e histórico, por encima de las diferencias y parcialidades políticas”.
A pesar de que las expectativas en torno a la Conferencia Internacional sobre Venezuela celebrada en Bogotá no eran muy positivas, el acuerdo que se firmó fue bastante mejor que lo esperado por la oposición y peor para lo que aspiraba Miraflores. Cronograma para elecciones libres y transparentes, levantamiento paralelo de sanciones y reinicio de las negociaciones en México fueron los puntos de consenso, sobre los cuales el gobierno venezolano señaló “tomar notas”. Mientras tanto, a lo interno, la Primaria sigue generando más incertidumbre que certezas.
El comunicado emitido el pasado martes 25 de abril, al cierre de la Conferencia Internacional de Bogotá, sorprendió al gobierno venezolano. Miraflores estaba esperando una posición favorable a sus exigencias, especialmente en lo referido al levantamiento de las sanciones, y se encontró con una declaración que condicionó su levantamiento a los pasos que deben darse en el proceso de negociación, que es la posición que ha mantenido desde siempre la delegación opositora y el gobierno de los Estados Unidos.
De hecho, los tres puntos fundamentales destacados en el comunicado oficial, que al parecer estaba listo previamente a la realización y conclusión del evento donde participaron representantes de 20 países, fueron:
1. Establecer un cronograma que permita la celebración de elecciones libres y transparentes, donde se tomen en cuenta las recomendaciones de la misión de observación electoral de la Unión Europea de 2021;
2. Insistir en que los pasos acordados previamente por las partes en la negociación de México vayan en paralelo con el levantamiento de las distintas sanciones; y
3. Continuar con el proceso de negociación estancado en México desde noviembre del año pasado.
Dicho comunicado, que sufrió modificaciones en relación al borrador inicial, fue el resultado del típico “tira y encoge” de los países participantes de la cumbre para alcanzar un acuerdo sobre qué hacer con Venezuela, terminó reflejando los principios que resultaban irrenunciables para quienes participaron en el proceso, lo que incluyó, para disgusto del gobierno venezolano que esperaba contar con una coral internacional contra las sanciones, la de su levantamiento en la medida en que las otras condiciones políticas y electorales se cumplan.
El hecho de que una representación de países como Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y algunos latinoamericanos se sentara nuevamente en una mesa a tratar de dirimir las diferencias y armonizar las acciones con respecto al caso Venezuela luce positivo. Josep Borrell, Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, declaró tras la conferencia que no puede haber posiciones únicas, sino que también hay que escuchar a todas las partes involucradas.
La respuesta inmediata de Nicolás Maduro, quien no se esperaba esto, fue que “tomaba nota” al respecto, reiterando sus peticiones sobre levantamiento de las sanciones, la liberación de fondos para retomar la negociación en México y la liberación del empresario Alex Saab. Pero nada dijo sobre el tema elecciones. Esto significa que, además de tomar una pausa para pensar cómo asumir esta posición internacional, demuestra, nuevamente, que no hay voluntad alguna de sentarse a la mesa, independientemente de las presiones, porque sabe que el tiempo se agota y juega a su favor tomando en cuenta que en la oposición no hay acuerdo y eso le puede permitir ganar la elección de 2024. Maduro sabe que retrasando la negociación unos meses más, en lo cual tiene una gran experticia, podría tener el viento a su favor.
Adicionalmente, las cinco condiciones maximalistas exigidas por Jorge Rodríguez horas antes de la cumbre demuestran una vez más que la intención es que solo haya una vía de acuerdo, y es la suya. Solicitar cosas imposibles como el levantamiento de todas las sanciones y la suspensión de la investigación en la Corte Penal Internacional “porque tocan de cerca a nuestros líderes” ha sido interpretado como muy fuera de lugar, porque eso escapa al alcance de los negociadores. Algunos interpretan esto como una posición maximalista de regateo, pero la realidad es que lo que está detrás es la ausencia de disposición para negociar, que solo se modificaría si el Gobierno siente que está en peligro, lo que no es la situación actual.
Por su parte, al cierre de la cumbre, la Plataforma Unitaria -en un comunicado corto pero conciso- celebró el consenso logrado sobre “la necesidad de retomar de manera urgente, sin excusas ni más dilaciones, el proceso de negociación establecido en la Ciudad de México con la facilitación del Reino de Noruega, para encontrar acuerdos que se traduzcan en soluciones para los venezolanos, que atiendan la Emergencia Humanitaria Compleja que enfrentamos y que garanticen que el pueblo venezolano sea el principal beneficiario de este proceso”. Asimismo, expresó la confianza en que las posiciones comunes sobre los temas expuestos den el impulso necesario para avanzar en temas tan sensibles como la liberación de todos los presos políticos, y un cronograma que permita el rescate de la democracia a través de la celebración de elecciones libres, transparentes y con garantías para todos los venezolanos, así como la adopción de las recomendaciones de la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea.
Los dilemas de la Primaria
El solo hecho de que Jorge Rodríguez advirtiera antes de Bogotá que si no le aprobaban las cinco propuestas hechas por el gobierno venezolano no habría avance en ese aspecto, significa reconocer que actualmente no existen tales condiciones, y probablemente no las habrá en el corto plazo, para llevar adelante un proceso electoral que ofrezca un mínimo de confianza al elector.
En ese sentido, la posición asumida por el Consejo Nacional Electoral (CNE) en torno a su posible participación en la Primaria prevista para el próximo 22 de octubre se alinea con la del Gobierno. En la respuesta extemporánea dada por el organismo electoral, a través de un comunicado público, aseguró que sólo participará en la Primaria si la controla por completo. Es decir, con voto automatizado y uso de la máquina captahuella, manejo de los cuadernos electorales y escrutinio de los votos.
Aceptar esta condición resultaría en un cambio radical de la posición inicial de la Comisión Nacional de Primaria (CNP) que comprometería seriamente su credibilidad y podría tener un impacto significativo en el nivel de participación, no solo por parte de la ciudadanía, sino también de candidatos que han anunciado previamente que rechazan la participación del CNE en el proceso de primaria. No solo María Corina Machado (Vente), que es la más insistente en este punto, sino también Delsa Solórzano (Encuentro Ciudadano), y Andrés Velázquez (Causa R), entre otros que posiblemente se pronunciarán en el mismo sentido, o aprovecharán la coyuntura para presentar su candidatura sin pasar por la Primaria.
Pero además del comunicado del CNE, también otros voceros del oficialismo han estado jugando posición adelantada, como es el caso de Maduro y Cabello, quienes constantemente amenazan con un adelanto de las elecciones para dificultar la factibilidad de una Primaria, que puede hacer la diferencia entre ganar o perder la elección presidencial.
En todo caso, se espera que en los próximos días haya un pronunciamiento definitivo por parte de la Comisión Nacional de Primaria en torno a este tema porque lo que está claro es que el éxito de un proceso como el de la Primaria está directamente vinculado con los niveles de participación. Encuestas realizadas por diferentes empresas de opinión pública advierten que un porcentaje importante de la población opositora se abstendría de votar si el CNE es el encargado del proceso. Y es muy probable que una primaria con baja participación sea desconocida por los perdedores y por quienes no participaron; pero, además, será aprovechada por el Gobierno para dispersar el voto opositor.
Está claro que la CNP se está jugando su credibilidad con la decisión que tome. Si en todo momento ha asegurado que se protegerá por encima de todo la identidad del elector, no puede aceptar el uso de las máquinas captahuellas y el manejo de los cuadernos electorales, y mucho menos que el organismo electoral sustituya a la Comisión en su responsabilidad de hacer el escrutinio de votos.
Al final del día, la Comisión Nacional de Primaria juega un rol protagónico e histórico. Hoy, mucho más importante que el rol de la Plataforma Unitaria y de cualquier partido o coalición opositora, porque se le coloca por encima de las diferencias y parcialidades políticas. Si la elección primaria sale mal seguramente se perderán la elección presidencial de 2024 y la megaelección de 2025, con lo que se consolidaría el régimen liderado por Maduro por los siguientes años. Si lo hacen bien, las probabilidades de éxito en ambos comicios serán altas y sus miembros tendrán el reconocimiento de haber sido factor clave en la transición democrática del país.