Berlín registra el 1 de mayo más pacífico desde 1987 con la extrema izquierda sin relevo generacional
La policía antidisturbios de Berlín, conocida por ser la más dura de Alemania, se prepara durante todo el año para afrontar el 1 de mayo. La extrema izquierda de la capital alemana lleva décadas protagonizando ataques contra las fuerzas del orden en tan señalada fecha. Al caer la tarde, cuando las manifestaciones reivindicativas de los sindicatos derivan en la Noche de Walpurgis, grupos vestidos de negro y a menudo encapuchados asaltan sistemáticamente propiedades, mobiliario público e instalaciones policiales, en batalla frontal a base de adoquines contra todo lo que huela a autoridad.
La pandemia disolvió temporalmente el aquelarre, que volvió a arrancar con menos fuerza. El año pasado solamente participaron unos 14.000 desbocados y el número de policías heridos se limitó a 30. Las detenciones fueron 73, cuando solían contarse por cientos. La tendencia se mostraba ya a la baja. Pero 2023 pasará a la historia local por un primero de mayo desinflado y una extrema izquierda violenta en decadencia.
Al hacer balance esta mañana, la policía informa que ha sido el primero de mayo más tranquilo desde 1987. Hubo escaramuzas en el distrito de Kreuzberg, pero no alrededor de Kottbusser Tor, que ya de por sí es una zona conflictiva, pero no se registraron ataques serios. Ha sido una noche «increíblemente pacífica».
Solo nueve arrestos
La policía llevó a cabo anoche solamente nueve arrestos y solamente un policía resultó herido, lo que equivale a casi cualquier noche de fin de semana en la ciudad. Este comportamiento ha tomado por sorpresa a muchos analistas, que auguraban un primero de mayo especialmente caliente debido a la reciente toma de poder del conservador Kai Wegner, el nuevo alcalde tras la repetición de las elecciones municipales a que obligó el Tribunal Constitucional, debido a serias irregularidades en los últimos comicios.
La repetición electoral había desbancado a la coalición de izquierdas que ocupaba el Rotes Rathaus (Ayuntamiento Rojo) y dado paso a una gran coalición en la que la CDU se ha hecho apoyar por los socialdemócratas del SPD. Algunos articulistas locales esperaban una reacción explosiva en las calles que, finalmente, no tuvo lugar. La jefa de policía de Berlín, Barbara Slowik, ha ofrecido un balance positivo y ha asegurado que la marcha de protesta fue «en gran parte pacífica». Al inicio de la reunión se registraron algunos delitos antisemitas, ha concretado, y la agencia de seguridad estatal responsable de delitos de motivación política, la Oficina de Policía Criminal del Estado (LKA), se ha hecho cargo de la investigación.
Según la policía, alrededor de 12.000 personas participaron en la ‘Manifestación Revolucionaria del Primero de Mayo’, aunque los organizadores hablan de unos 20.000 participantes. La manifestación terminó antes de lo esperado y, a la hora a la que suelen empezar las trifulcas, la mayor parte de los manifestantes se disolvieron por su propia cuenta. La nueva comisaría de Kottbusser Tor, en Kreuzberg, había sido protegida por un cordón policial alrededor del edificio, pero cuando la manifestación llegó a este punto negro de seguridad, se produjo solamente una parada sin mayores incidentes.
Motivos
El motivo de la pacificación del primero de mayo no está del todo claro, pero es muy posible que tenga que ver con la creciente división entre los grupos que formaban este heterogéneo colectivo, que anoche protagonizaron peleas callejeras entre ellos. Miembros del grupo queer feminista ‘Take back the night’, por ejemplo, fueron atacados a paraguazos por manifestantes que se identificaban en sus camisetas como simpatizantes de ATTAC. En total se han presentados 124 denuncias por alteración del orden público, la mayoría relacionadas con enfrentamientos de este tipo.
Una parte de los manifestantes se había desgajado en una manifestación alternativa que convocaba solamente a «mujeres, lesbianas, intersexuales, no binarios, transgénero en Mariannenplatz», que contó con unos 3.000 asistentes. Otras 650 personas se habían disgregado para centrar su protesta en el lema «Paz en lugar de capitalismo: detengan la carrera armamentista y terminen con la pobreza». Aparentemente, estas divisiones han mermado la tradicional potencia de la extrema izquierda berlinesa, sin olvidar el factor generacional, que progresivamente impide ya participar en las escaramuzas y los ataques violentos a los manifestantes que llevaban protagonizándolos desde finales de los años 80.