Biden revive en el Supermartes y convierte las primarias demócratas en un duelo contra Sanders
El exvicepresidente de Obama gana en nueve estados, mientras que el senador «socialista» se perfila vencedor en el estado que aporta más delegados, California
«¡Por algo le llaman Supermartes!» Nada más subir al estrado montado sobre una cancha de baloncesto al aire libre en un parque de Los Ángeles, Joe Biden dejó fluir la euforia en una noche que para él será histórica, con independencia de lo que ocurra al final de estas primarias demócratas. En este momento, las proyecciones apuntan a que el exvicepresidente con Barack Obama ganará en al menos nueve de los catorce estados en disputa en el Supermartes -Virginia, Carolina del Norte, Alabama, Tennessee, Oklahoma, Arkansas, Minnesota, Massachussetts y Texas, este último el segundo que más delegados para la convención de julio reparte. Además, tiene muchas posibilidades de imponerse en un décimo todavía sin decidir, Maine.
[ Todo sobre las primarias demócratas y las elecciones en EE.UU., en el Especial ABC]
Bernie Sanders, que llegaba a la cita más determinante de las primarias como favorito, California, resiste en el estado más importante, y añade victorias en otros tres estados (Vermont, Colorado y Utah).
A Biden se le vio en Los Ángeles con una energía desconocida en campaña. Será la fuerza del que se siente renacido. Hace solo cuatro días, estaba contra las cuerdas, tras haber encadenado resultados mediocres en las tres primeras primarias y con Sanders como líder indiscutible en las encuestas. «Nos decían “cuando llegue el Supermartes, esto se habrá acabado”», dijo Biden con sorna. «¡Quizá se haya acabado para el otro!», remató en una referencia velada al líder izquierdista.
Una forma de explicar la recuperación de Biden es qué ha ocurrido en esos cuatro días: la concentración del voto moderado, cuya fragmentación empujaba a Sanders hacia la nominación. Como una orquesta perfectamente conjuntada, el «establishment» demócrata se movilizó para cambiar la dinámica de las primarias tras la arrolladora victoria de Biden en Carolina del Sur el sábado por la noche, que le colocaba como única alternativa a Sanders.
El lunes tiró la toalla un rival de entidad, también moderado, Pete Buttigieg. El martes hizo lo mismo otra candidata centrista, Amy Klobuchar. Al mismo tiempo, se produjeron una oleada de adhesiones de pesos pesados del partido -incluidas las de Buttigieg, Klobuchar y otro ex candidato, Beto O’Rourke, con mucho tirón en Texas- y de contribuciones monetarias a su campaña. Según un sondeo de CNN, el 49% de quienes decidieron su voto en los últimos días se inclinaros por el que fuera segundo de Obama.
Biden tuvo la humildad -y la inteligencia para lo que queda de campaña- de agradecerles su apoyo mientras decenas de cámaras le enfocaban en la diminuta cancha californiana. «Hemos ganado en Minnesota por ella», dijo de Klobuchar. «Nos está yendo muy bien en Texas por él», añadió sobre O’Rourke. «Estoy muy orgulloso de él, es un hombre con gran carácter y coraje», cerró sobre Buttigieg, que tenía toda la legitimidad para seguir en la carrera -fue primero en Iowa y segundo en New Hampshire- pero se echó a un lado para frenar a Sanders.
La otra clave fue su fortaleza en el electorado negro. Tras la adhesión de James Clyburn -el legislador negro con más peso en el Congreso- en la víspera de Carolina del Sur, se ha demostrado este martes que lo que ocurrió en el estado sureño no fue un espejismo. Según los sondeos, Biden se hizo con los apoyos de más de la mitad de los votantes negros que participaron en el Supermartes, decisivos para el futuro de las primarias. «Biden sigue el legado de Obama, tiene la experiencia de estar en su Gobierno y continuará su labor», aseguraba a las puertas del recinto Meredith Thomas-Johnson, una vecina del barrio que acogió el acto de Biden, que eligió -no fue casual- una zona de clase media y población negra.
Texas, un importante triunfo para Biden
El desempeño de Biden sacudió a todo EE.UU. Probablemente también a Sanders y a su campaña, que saldrán del Supermartes con un buen botín de delegados, pero con una situación muy distinta a la esperada. «Hoy os digo con confianza que vamos a ganar la nominación demócrata y vamos a derrotar al presidente más peligroso de la historia de este país», dijo Sanders en un intento de insuflar optimismo a sus bases. «No sé cómo acabará esta noche. Pero nos va bien en Texas. Y hemos ganado Colorado. Y soy optimista con cautela sobre que ganaremos el mayor estado de este país, California», añadió desde Vermont, el estado por el que es senador y uno de los que se ha anotado en la noche electoral.
La realidad es que a Sanders le fue peor de lo esperado en estados como Minnesota, Massachussetts o Maine, donde en 2016 consiguió muchos más apoyos y donde parece que ahora hay dudas sobre si es el candidato mejor armado para la gran prioridad de los demócratas: expulsar a Trump de la Casa Blanca. «Por cada voto que vaya a Sanders, Trump les va a mandar una caja de bombones», decía con acidez Silvia Marjoram, una italiana que vive en California desde hace más de cuarenta años, poco antes de que hablara Biden.
El exvicepresidente se fue de Los Ángeles con la sonrisa pegada a la cara, acosado por las peticiones de selfies y hasta rejuvenecido. Sigue teniendo 77 años, pero su campaña ha vuelto a nacer.