Bjorn Stevens: «Los modelos que explican el cambio climático tienen grandes deficiencias»
Existe consenso sobre el actual calentamiento global pero el futuro es incierto. Por eso, este investigador, director del Instituto Max Planck de Meteorología (Alemania), pide revolucionar las herramientas predictivas
El clima de la Tierra es fruto de un sinfín de fenómenos fascinantes que nos pasan desapercibidos. Por ejemplo, depende de cuánto calor asciende desde el océano a la atmósfera en las tormentas tropicales. Según Bjron Stevens, director del Instituto Max Planck de Meteorología (Alemania), son este tipo de sutiles fenómenos los que no son tenidos en cuenta, con precisión, por los modelos que explican el cambio climático. Por eso, estos modelos fallan a la hora de predecir qué ocurrirá a escala regional, y solo pueden dibujar un grueso panorama global.
Ayer mismo presentó un artículo científico en la revista «PNAS» en el que clama por desarrollar nuevos modelos que aprovechen el poder de los más avanzados supercomputadores para hacer predicciones precisas y útiles. Acudió a Madrid invitado por la Fundación BBVA, como miembro del jurado del Premio Fronteras en Cambio Climático.
-En su artículo menciona que algunos científicos del clima han caido en la complacencia.
-Puede ser. Me molesta un poco que la gente hable de emergencias climáticas en los periódicos cuando los científicos no sabemos lo que eso significa en realidad. No percibo que muchos de mis compañeros estén molestos por eso, de hecho muchos están felices de hablar sobre lo que los políticos no han cambiado, pero creo que los científicos deberíamos estar enfadados por lo que no sabemos sobre el cambio climático. ¡Todavía podemos hacer mucho más para ayudar a los políticos del futuro!
-¿Hay cierta reticencia a reconocer lo que no se sabe?
-Sí, claro. Muchos de mis colegas tienen que ser muy cuidadosos para que lo que digan no sea manipulado por otras personas a las que no les importa la veracidad. Hace años dije: «¡Que le den a eso!». Debemos hablar honestamente y no engañar a la gente, pero tampoco ser cobardes con los que quieren amañar el debate. No tengo problema en reconocer que los modelos que explican el cambio climático tienen grandes deficiencias, pero esto no cuestiona el hecho de que debamos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, porque el planeta se está calentando y eso no es algo positivo.
-¿Cómo se debe combatir a los que niegan el cambio climático?
-Quizás esté equivocado, pero creo que debemos hablar con veracidad y siempre centrándonos en los hechos. No necesitamos darle forma a nuestro discurso para conseguir un resultado deseado. Si los científicos hacen eso se convierten en políticos y realmente no queremos eso.
-¿Qué sabemos a ciencia cierta sobre el cambio climático?
-Sabemos que la Tierra se ha calentado alredecdor de 1ºC en los últimos 100 años y sabemos que la causa es un incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero de la actividad industrial. También sabemos que los polos, especialmente el Ártico, se están calentando mucho más rápido que los trópicos; que las masas de tierra se están calentando más rápido que los océanos y que el calentamiento intensificará el ciclo hidrológico: es decir, hará las épocas secas más secas y las húmedas más húmedas. El problema es dibujar cómo será el mundo cuando se caliente dos o tres grados más.
-¿No sabemos qué ocurrirá?
-No. Los modelos climáticos no son adecuados para predecir lo que pasará con detalle: por ejemplo, si en un lugar concreto habrá cambios irreversibles. No podemos predecir si habrá una gran liberación de metano en los humedales o si colapsarán los casquetes de hielo. Esto es acuciante y es el próximo paso si queremos predecir el futuro.
-¿Qué le falta a los modelos?
-La mayoría se basa en un puñado de leyes físicas bien comprendidas, pero el resto de las miles de ecuaciones que les dan forma se basan en parámetros hechos a mano, en reglas empíricas y estadísticas. Por eso, solo pueden predecir un panorama global. Ahora, los ordenadores son capaces de calcular cosas que antes eran impensables y mejorar los modelos con reglas mucho más cercanas a la física. Para hacer eso, necesitamos reducir el mundo en piezas pequeñas y buscar las conexiones entre esas piezas. Esto requiere usar ordenadores más potentes. Por eso, creo que Europa debería apostar por supercomputadores que la pongan al nivel de China, EEUU o Japón.
–¿Por qué es tan difícil predecir el calentamiento global?
–El problema con el clima es que solo tenemos un planeta para plantear nuestras hipótesis y ponerlas a prueba, mientras que los astrónomos, por ejemplo, pueden probar con muchas estrellas. Solo tenemos un intento, así que probamos con una aproximación más deductiva y establecemos modelos para explicar cómo se comporta la Tierra. El problema es que no podemos ponerlos a prueba, porque es imposible viajar al futuro.
–También han de investigar el clima pasado de la Tierra, ¿no es así?
–Sí, por ejemplo analizamos cómo era el clima cuando había mucho CO2 en la atmósfera. Pero, en realidad, esa era una Tierra diferente, con distintas corrientes oceánicas y, además, solo tenemos datos muy escasos del pasado. Por eso, esto no es como hacer el pronóstico meteorológico. Esto explica por qué nos ha llevado 40 años construir el consenso en torno al cambio climático.
–Cuál es su nivel de preocupación por el cambio climático?
–Creo que existe un desfase enorme entre lo que decimos y lo que hacemos… Me parece peligroso que hablemos muy seriamente sobre el problema y que al mismo tiempo actúemos tan poco seriamente. También me preocupa el hecho de que no pensemos más en cómo darle a la gente mejores alternativas para lidiar con el cambio climático: toda la discusión es «haz esto, haz lo otro, no hagas esto». ¿No se les puede dar mejores alternativas?
–¿Qué expectativas tiene de la COP25?
–Realmente no tengo ninguna. Quizás sea un problema, pero, cuando detrás de «COP» hay un «25», ocurre algo malo.
–¿Cuáles son los retos más urgentes?
–El primer paso es detener el incremento de las emisiones y dejar atrás esta discusión de fantasía con enormes cambios y bonitas gráficas sobre lo que ocurrirá en el año 2100. Deberíamos estar completamente enfocados en averiguar qué podemos hacer para detener el calentamiento global y evitar que las cosas empeoren.
–Teniendo en cuenta el complejo contexto económico y político, ¿podremos adoptar soluciones?
–No soy un experto en este área, pero entiendo que, por encima de todo, hay problemas muy reales. Por ejemplo, en España una generación entera ha sufrido un enorme castigo a causa del desempleo. Esto influye en el esquema global muy seriamente. Por eso, creo que debemos aceptar estos problemas más abiertamente y adoptar una actitud encaminada a resolverlos. Con creatividad y con ganas de intentarlo.
–Cambiar quizás implicaría transformar profundamente nuestras vidas…
–Sí, hemos creado una sociedad en la que los individuos tienen capacidad de producir efectos globales, ya sea generando información o produciendo plástico, y eso genera grandes problemas y beneficios globales. Sin embargo, los gobiernos van muy por detrás, no pueden tomar decisiones globalmente y no hay forma de corregir sus comportamientos. Esta tensión origina estos grandes problemas.
–¿Qué ocurrirá si no cumplimos los objetivos del Acuerdo de París? (Limitar en dos grados el aumento de temperaturas para 2100)
–Honestamente, no veo que sea posible que cumplamos los objetivos del Acuerdo de París: creo que en 2100 veremos un mundo dos o tres grados más caliente. ¿Qué consecuencias tendrá eso? Es más difícil de decir, y de eso trata el artículo que publicamos. Debemos hacer todo lo posible para evitarlo y no generar cambios cuyas implicaciones no comprendemos. De lo contrario, entraremos en un mundo del que hoy no tenemos experiencia. Quizás nos llevemos malas sorpresas.