Buscar pareja por internet
Sí, ya no tienes que esperar a que te presenten mujeres o hombres para ver si te gustan o si les gustas, si ocurre la feliz coincidencia de la atracción mutua. No tienes que resignarte a escoger entre los tres del pueblo, del barrio, los del colegio o entre los compañeros de la universidad o entre los amigos de tus amigos. Nadie tiene que sentir vergüenza de superponer su sentido práctico sobre su sentido romántico.
Existía un estigma antes de internet: el de que eso de encontrar la media naranja tenía que ser una coincidencia feliz, un hallazgo fortuito, la lotería que te ganabas en el lugar menos pensado, y sin haberla comprado. Y dizque todo era así porque las “cosas forzadas” no podían funcionar. Sin internet, la alternativa de poner un anuncio en la prensa anunciándose uno mismo como “ soltero sin compromiso” equivalía a hacer una oferta de tipo sexual.
Hablemos a calzón quitado, la búsqueda de pareja es un asunto sexual y práctico. La elección sexual la hace el cerebro de mamífero, antiguo, irracional que se ajusta a las palabras de Pascal: “El corazón tiene razones que la razón no entiende”. La parte práctica de la elección lidia con su viabilidad real, y más o menos sigue la consigna: las diferencias muy grandes terminan por acabar las relaciones, las similitudes las hacen más llevaderas. Habrá quien imagine la excepción, que no invalida la regla.
El pecado original al relacionarnos era que la atracción sexual nos cegaba desde el primer momento, porque la seducción de la belleza nos domina a casi todos y crea un apego y un deseo de posesión que puede durar unos años, que serán tiempo perdido y sufrido, si lo que queríamos era felicidad con tranquilidad y durabilidad. El filtro que permiten las aplicaciones y páginas para conseguir pareja crea una situación distinta: primero se elige por las afinidades, y después, se hace la inspección sexual. Primero se descartan los que a la larga no soportaríamos por motivos caprichosos o serios: o porque no nos gustan los tatuajes, o porque el sujeto toca algún instrumento y no soportamos la música, o porque es un solitario empedernido, o porque es un fiestero irredento, o porque le gusta el trago, o porque no le gusta el trago y es un santo que nos santifica, o porque le gusta viajar, o porque nadie lo saca de la casa, o porque es un científico, o porque es un escéptico, o porque es un creyente, o porque no hay quien lo haga ir a cine, porque ama el cine, o porque tiene malos modales, o porque los tiene demasiado buenos, porque no hay quién lo haga reír, o porque es un payaso y así…
Internet además permite que consigan pareja las personas cuyas predilecciones están por fuera de lo convencional; incluso, abre las posibilidades a la población adulta, muy adulta y a los viejos. No importa que las posibilidades para todos disminuyan con la vejez, pues la interconexión hace posible lo imposible. También internet permite encontrar pareja a aquellos que no quieren conocer personas nuevas, que solo desean lo ya conocido, pues por las redes se pueden encontrar los amigos de la infancia, de la adolescencia, del colegio, del barrio, y averiguar su disponibilidad.
¿Cuáles son los problemas de tanta maravilla? El principal es la incertidumbre, el secundario es el riesgo. Buscar pareja por internet exige valor pues, de la misma manera que abre puertas, cierra puertas. Es un método en el que se ensayan varios encuentros al mismo tiempo. En los inicios es imposible tener exclusividad, e incluso, hasta haber conformado la relación, pero, además, el método es muy barato, lo cual lleva a muchos a usarlo sin pensar en pagar el verdadero costo del “compromiso”. Uno tiene que estar preparado para ser rechazado o ser descartado. No es un método para narcisistas o blanditos o egocéntricos. Es un juego de posibilidades donde el rechazo es la norma. Hay que exponerse a perder muchas veces.
Buscar pareja por internet es una herramienta que puede complacer más fácilmente a los hombres que a las mujeres. La pesca no se hace con anzuelo, sino con dinamita, y a los hombres les gusta mucho ver caer muchas y variadas sardinas. A las mujeres nos gustan más los peces gordos. La exclusividad no se puede exigir, no es posible. No podemos pelear con la biología, tenemos que aprovecharla, lo mismo que la tecnología. Este un juego descarnado de la carne.
Buscar pareja por internet exige adaptarse a otros ritmos, a menos misterio y a más practicidad. ¿Cómo saber si hemos elegido bien, cuándo parar? Poder elegir sin tope acarrea en sí un problema: el de saber cuándo decidir que ya no más. Podría uno vivir en un perpetuo estado de duda e incertidumbre.
Conseguir pareja por internet ofrece nuevos formatos para la angustia. Ya no hay que pasar al lado del único teléfono de la casa, o pedirles a los hermanos que cuelguen, como era en otras épocas en las que el medio de comunicación podía quedar obstruido y la “llamada” podía no darse. Hoy la llamada o el mensaje pueden llegar siempre. Cuando no llegan, cuando el otro se pierde, se dice que ha pasado al estado “fantasma”. Cuando las excusas evitan la reunión en cuerpo y alma, se dice que lo tienen a uno “cociendo a fuego lento”, también lo pueden dejar a uno “colgando y sin caer”. Existe el término «ambigüedad estable” cuando uno de los dos evita la soledad, pero también el compromiso. La consistencia de aparecer y la incertidumbre de no decidirse por nadie es algo cada vez más común en estos medios.
El amor por internet es rico, es variado, es atrevido, es riesgoso y es la manera más eficaz y democrática de conseguir pareja.