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Cae Marino Murillo, sube el exyerno de Raúl Castro en la cúpula cubana

Se renueva en más de un 20% el Buró Político del PCC y desaparece el cargo de segundo secretario

Sin ningún Castro entre sus altos cargos, renovado en más de un 20% el Buró Político y con la desaparición del cargo de segundo secretario, así ha quedado conformada la cúpula del Partido Comunista de Cuba en su Octavo Congreso. El repliegue de los históricos, al menos formalmente, es la conclusión de un cónclave con apenas novedades al finalizar este lunes su reunión de cuatro días en La Habana.

Al Comité Central (CC) ingresan 55 nuevos rostros entre los que destacan Manuel Marrero, primer ministro, y Lázaro Álvarez Casas, titular del Ministerio del Interior, que sin haber figurado previamente en el CC ascienden, además, al Buró Político. Entre los nuevos miembros figuran el exespía Gerardo Hernández Nordelo y nueve generales se suman a los militares que ya estaban.

La lista de los salientes asciende a 88; todos los miembros de la llamada generación histórica (Raúl Castro, Ramiro Valdés, Guillermo García, Leopoldo Cintra Frías, Julio Camacho Aguilera y Ramón Pardo Guerra), y algunos «más jóvenes», como Mercedes López Acea, Rodrigo Malmierca y Víctor Fidel Gaute López.

La lista de los salientes asciende a 88; todos los miembros de la llamada generación histórica

Una «jugada cantada» ha sido la llegada al Buró Político del general Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, jefe de Gaesa, el consorcio militar que controla gran parte del negocio del turismo y otros sectores estratégicos en la Isla. Los analistas llevaban años previendo el ascenso del exyerno de Raúl Castro a posiciones más cercanas a la cúpula del poder cubano.

La presencia de López-Calleja en esta posición es la más cercana de algún miembro del clan familiar, al menos de manera formal y pública, en la cima del PCC, también constituye un gesto de desafío a Washington, dado que en septiembre pasado la Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos lo agregó a su lista de sancionados.

En las salidas más notorias está la de Marino Murillo, al que la prensa extranjera había bautizado como «el zar de las reformas» económicas en la Isla y que llevaba el cargo de jefe de la Comisión de Implementación y Desarrollo de los Lineamientos. El funcionario fue el rostro principal en los anuncios de la Tarea Ordenamiento, el paquete de medidas que comenzó a regir en enero pasado.

Sin embargo, las insatisfacciones populares podrían haber sido la causa de su caída en desgracia, ya esbozada en el informe central, en el que se aseguró que la Comisión «no logró organizar, de manera adecuada, la participación de los diferentes actores involucrados en la implementación de los Lineamientos y asumió funciones que excedían el mandato otorgado por el Congreso».

Entre las nuevas incorporaciones destaca también el presentador de televisión Humberto López, quien ha tenido una carrera meteórica en el último año al pasar de conductor del primer noticiario del día a protagonizar el programa Hacemos Cuba, centrado en atacar a activistas, artistas y periodistas independientes.

López ha sido reiteradamente denunciado en las redes sociales por sus campañas de difamación sin derecho a réplica

López ha sido reiteradamente denunciado en las redes sociales por sus campañas de difamación sin derecho a réplica y la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC, por sus siglas en inglés) lo incluyó recientemente en su base de datos de «represores violentos cubanos».

Los números generales también cambian. Contando a los 14 miembros del Buró político y los cinco del secretariado, el actual Comité Central cuenta ahora con 114 miembros a diferencia de los 145 del CC saliente, una reducción notable en la siempre abultada burocracia partidista.

Pero lo que ha dado más que hablar hasta el momento es la desaparición del cargo de segundo secretario del Buró Político, un puesto que hasta ayer ocupaba el histórico y muy ortodoxo José Ramón Machado Ventura. El fin de este escaño puede deberse a que su creación, una novedad del modelo cubano que no existía entre sus camaradas partidistas del bloque socialista, fue una invención de Fidel Castro para protegerse las espaldas con su hermano ubicado en tan cercana posición.

Ahora, con la salida de Raúl Castro del alto mando del Partido Comunista, pierde sentido mantener ese resguardo y sería una decisión delicada designar a alguien que tendría que ser suficientemente confiable.

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