Cambiar la ley electoral catalana y civismo entre partidos: lo que pide Corriente Social Cristiana
Ante las elecciones autonómicas del 12 de mayo en Cataluña, la Corriente Social Cristiana lanza un documento llamando «a participar a todos los desencantados con la actual política».
Corriente Social Cristiana (Corrent Social Cristià, en catalán) es una nueva iniciativa de católicos interesados en la vida pública y política, de distintas tendencias políticas, pero unidos por la Doctrina Social católica. Está abierta también a personas que, incluso sin tener fe, acepten los valores cristianos para mejorar la sociedad.
Piden nueva ley electoral catalana, y quitar los bloqueos entre partidos
A nivel práctico, ante las elecciones catalanas, piden dos cosas a los partidos:
– «Pedimos a los partidos que se comprometan a pactar una ley electoral propia de Cataluña en la presente legislatura -después de casi medio siglo de incapacidad para acordarla- que haga posible la elección directa de los diputados y establezca su dependencia en relación con sus electores y las obligaciones correspondientes».
– «Pedimos a todos los partidos políticos que se presentan a las elecciones que firmen, antes del 12 de mayo, una declaración común: Por la concordia y la amistad civil, que exprese su compromiso de poner fin a la actual política de descalificaciones mutuas, de expresar sus diferencias por medio del debate racional y de fundamentar su presencia pública en propuestas positivas frente a los problemas comunes».
La primera petición la ven necesaria para combatir la partitocracia y lograr que los diputados respondan ante el votante, y no ante la cúpula de su partido. Cataluña podría tener su propio sistema electoral autonómico, pero mantiene el sistema general que se aplica en elecciones españolas porque interesa a la cúpula del Partido Socialista y de los partidos nacionalistas, y premia la representación de los partidos nacionalistas sobre todo en Lérida y Gerona.
La segunda petición pide superar los bloqueos entre partidos y les anima al «debate racional». «Rechazamos que se levanten muros en la vida política, que se practiquen exclusiones y se señalen líneas rojas, que alguno o algunos [partidos] se atribuyan una primacía moral que nadie posee», añade el texto. Para que la democracia funcione bien, asegura Corriente Social Cristiana, tiene que aplicarse «la amistad civil entre todos los que participan, a pesar de las diferencias entre ellos».
«No nos sentimos representados»
Además de sus dos peticiones concretas, la Corriente Social Cristiana (CSC) se muestra muy crítica con los partidos en Cataluña, y también con su forma de gobernar (ERC gobierna la Generalitat, el PSC y Junts gobiernan varias ciudades importantes).
«No nos sentimos representados por una mala forma de gobierno», protesta la CSC. Los partidos, asegura, «han degradado la democracia y la han convertido en partidocracia, un mal nuevo, y en demagogia, un mal antiguo denunciado ya por Aristóteles«.
Además, «la práctica totalidad de los partidos representados en el Parlamento de Cataluña no reflejan la concepción cristiana y, en muchos casos, son explícitamente contrarios a ella. Si bien algún partido asume aspectos concretos, el balance, lejos de ser satisfactorio, es parcial y desequilibrado».
¿Qué es Corriente Social Cristiana? Ellos mismos lo explican.
El documento enumera una serie de problemas que vive Cataluña:
– la postergación de las necesidades de los más débiles, nuestros conciudadanos sin hogar;
– la falta de ayudas a las familias con hijos pequeños y en el índice de pobreza infantil, superior al de la población adulta en Cataluña;
– la falta de soluciones para la educación, especialmente la pública, básicamente por motivos ideológicos,
– la escasez de viviendas sociales,
– el abandono en que se encuentran los presos,
– una política que vive de espaldas a las condiciones de vida reales de nuestro herido campesinado,
– excesiva burocracia y también excesivas esperas en la sanidad y en la recepción de las ayudas a la dependencia.
«Esto es así porque renunciar a la cultura cristiana significa renunciar a que las políticas públicas tengan como objetivo prioritario la solidaridad y el destino universal de los bienes«, denuncia CSC.
También denuncian «las crisis que generan la imprevisión y la mala gestión: el déficit de infraestructuras que garanticen la disponibilidad de agua y energía, el colapso de la AP-2, la incapacidad de tomar una decisión sobre el aeropuerto de
Barcelona o el eterno deficiente servicio de Cercanías».
Los partidos desprecian la subsidiariedad
Un principio de la Doctrina Social católica es el de subsidiariedad: lo que pueda hacer una entidad pequeña y cercana, que lo haga, sin recurrir a entidades lejanas y grandes.
Pero CSC denuncia que en Cataluña «todos los partidos, sin excepciones, ignoran un principio de la concepción social cristiana: el de subsidiariedad. Lo entienden a medias o como una prolongación del Estado en sus diversas administraciones públicas; así lo hace la propia Generalitat. La subsidiariedad comienza en las familias, las comunidades naturales y las asociaciones. Es a ellas, en primer lugar, a las que hay que facultar para que dispongan de los medios necesarios para abordar las cuestiones más cercanas, empezando por la educación».
La cultura woke y el feminismo de «guerra de géneros»
También denuncian que otro principio social católico, el de libertad, está limitado «por los dictados de la cultura woke gobernante en Cataluña y España, el feminismo de la guerra de géneros y la teoría queer, que se impone totalitariamente en
muchas universidades y escuelas. En este contexto, además, la justicia está maltratada y es muy tardía por falta de medios».
Para mejorar la situación política de Cataluña (más allá de estas elecciones concretas), Corriente Social Cristiana anima a los cristianos interesados en la política y la acción social a apuntarse a la Corriente y participar en esta nueva opción.-