Elecciones

Cameron roza la mayoría absoluta en las elecciones británicas

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David Cameron, y su esposa Samantha, en la puerta de Downing Street, este viernes, luego de la gran victoria conservadora. 

El Partido Conservador del primer ministro David Cameron ha ganado las elecciones celebradas el jueves en Reino Unido, con una contundencia que nadie esperaba. A falta de apenas una decena de circunscripciones electorales por terminar el recuento, los tories tienen al alcance de la mano incluso la mayoría absoluta en el Parlamento, una posibilidad que ninguna de las encuestas publicadas en los días previos contemplaba. Cuentan ya con 325 escaños, a solo uno de la mayoría absoluta. Aunque teniendo en cuenta que los diputados norirlandesesdel Synn Fein no toman posesión de sus escaños, este número supone de hecho una mayoría absoluta.

El resultado ha cogido de sorpresa a la propia reina, que se encontraba en el palacio de Windsor. Ha tenido que cambiar sus planes para llegar hoy a Buckingham, donde se espera que en las próximas horas reciba la visita del primer ministro para informarle de que está en disposición de formar Gobierno.

Los grandes derrotados de la noche son los laboristas y los liberalesdemócratas. Los primeros, prácticamente barridos del mapa político de Escocia, habrían perdido al menos 25 escaños en una noche que su líder, Ed Miliband, no dudó en calificar de “muy difícil y decepcionante. La dimensión de la derrota plantea serias deudas sobre la continuidad del candidato, que está previsto que comparezca a mediodía en Westminster, según fuentes del partido, para anunciar su dimisión.

Mayor si cabe es el derrumbe del Partido Liberal Demócrata del viceprimerministro Nick Clegg, que apenas retendría ocho de los 57 escaños que obtuvo en 2010 en una noche “cruel y castigadora”, según Clegg. Los centristas pagan un extraordinario precio tras formar parte de un Gobierno por primera vez en generaciones, y ocuparán la mitad de los escaños que lograron en las primeras elecciones a las que concurrieron en 1992. La dimesnión de la derrota ha llevado a su líder, el todavía vice primer ministro Nick Clegg, a anunciar su dmisión.

Ambos partidos perdieron durante la noche los escaños de algunas de sus principales figuras. Hacia las 9.30 (hora peninsular española) terminaba el ajustado recuento en Morely and Outwood que suponía la salida del Parlamento de Ed Balls, portavoz de Economía laborista, que hasta ayer contaba con la posibilidad de convertirse en el próximo canciller del Exchequer. Su rostro, al escuchar el recuento que le dejaba fuera el Parlamento, dibujaba el sentimiento general de un partido atónito ante la inseperada debacle. «Cualquier decepción personal por este resultado no es nada», dijo, «comparada con la sensación de dolor que me producen los resultados del laborismo por todo el país».

 

También el veterano Jim Murphy, que dirige el partido desde el final del año pasado, ha perdido su escaño. «Hemos sido golpeados por dos nacionalismos: el escocés y el inglés, este último representado por David Cameron y su mensaje de que un voto laborista era un voto al SNP», ha declarado a las 12.15 (hora peninsular española). Y el propio Douglas Alexander, director de la campaña laborista y portavoz de Exteriores de la oposición, perdió su escaño contra la joven nacionalista de 20 años Mhairi Black, en lo que se ha convertido en un símbolo del cambio sucedido en Escocia. Por parte de los liberales demócratas, pierden sus escaños hasta tres miembros del actual Gobierno de coalición -Vince Cable, Danny Alexander y Ed Davey- y el exlíder del partido Charles Kennedy.

La otra gran noticia de una noche, que los medios definen en conjunto como la mayor sorpresa en unas elecciones desde 1945, fue la aplastante victoria en Escocia del SNP de Nicola Sturgeon. Escocia se convierte en una región prácticamente bajo un solo partido, que obtiene todos los 59 escaños escoceses menos tres, quedando solo uno en manos de los laboristas, antes mayoritarios al norte de la frontera. «Sabíamos que lo íbamos a hacer bien», ha declarado su líder, Nicola Sturgeon, «pero nunca habría soñado que conseguiríamos 56 de los 59 escaños escoceses».

El resultado implica que Reino Unido celebrará un referéndum sobre la permanencia en la Unión Europea antes del final de 2017, como ha prometido el primer ministro. Cameron tendrá ahora que manejar las presiones de los sectores más eurófobos de su partido si quiere mantener al país en la UE. El partido eurófobo y populista de derechas UKIP, por su parte, apenas obtiene un escaño, aunque puede convertirse en el tercer partido más votado y queda segundo en cerca de 90 circunscripciones electorales. Su líder, Nigel Farage, una figura omnipresente en la actualidad política británica en los últimos años, ha perdido su escaño en South Thanet en favor de los conservadores. Farage había anunciado que no seguiría liderando el partido si no conseguía un escaño en el Parlamento.

Cameron deberá también manejar las presiones independentistas de una Escocia que, después de votar en septiembre pasado por permanecer en Reino Unido, ha abrazado ahora mayoritariamente al partido que defendió la secesión. Sturgeon ha confirmado a la BBC que el sorprendente resultado no constituye el «cambio significativo» que, como había prometido, haría falta para  la convocatoria de otra consulta sobre la independencia. «Insisto en que el resultado de las elecciones no va a provocar un nuevo referéndum», aclaró. «La gente debe respetar el resultado en Escocia, y hacer que los escoceses se sientan parte de un Reino Unido fuerte», ha declarado George Osborne, canciller del Exchequer. «Hay planes para avanzar en la devolución de poderes a Escocia. Sería un error no hacerlo».

Los tres principales líderes han comparecido para celebrar sus escaños en cada una de sus circunscripciones. El tono de las comparecencias ha sido sin duda revelador. Clegg ha subido al púlpito en Sheffield para admitir el «castigo» sufrido por los liberaldemócratas, con opciones, no obstante, de servir de llave para un futuro Gobierno liderado por los conservadores. Pocos minutos después lo ha hecho Miliband, desde Doncaster, para reconocer la «decepción» ante unos resultados que no reflejan el repunte laborista que mostraban las últimas encuestas. Con el semblante de la victoria, el primer ministro Cameron, en su circunscripción de Oxfordshire, ha prometido que no decepcionará a nadie y trabajará para mantener «unido» el país.

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