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Canciller de Costa Rica: ‘El régimen de Nicolás Maduro es totalitario’

El canciller Manuel González considera que el gobierno de Venezuela tiene actitud de autoritarismo y totalitarismo. (MARIO ROJAS)

Para el canciller de Costa Rica, Manuel González, el régimen que Nicolás Maduro impuso en Venezuela es evidentemente totalitario.

«Si algunos quieren decir que eso significa o es sinónimo de una dictadura, yo no lo estoy diciendo así. No quisiera calificarlo así en este momento, pero definitivamente hay una actitud de autoritarismo y de totalitarismo. Esto es como una aplanadora que arrancó el motor y le va pasando por encima a todo y a todos sin importarle más allá de su sobrevivencia en el poder por parte del Gobierno«, afirmó el diplomático en entrevista con La Nación.

Las relaciones entre Costa Rica y Venezuela se mueven en una escala de tensión. Medidas tomadas por el gobierno de Maduro, como la represión en las manifestaciones, la persecución a opositores y instalación de una Asamblea Constituyente, han llevado a Costa Rica a reprochar abiertamente estas decisiones junto con otros países de la región.

González confirma que Costa Rica ha recibido al menos dos peticiones de asilo por parte de opositores y manifiesta su disconformidad con que Venezuela mantenga su escaño en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

-¿Existe alguna intención de parte de la comunidad internacional de aislar a Venezuela tal y como lo ha denunciado el presidente Nicolás Maduro?

-Yo no creo que esa sea la finalidad ni que le convenga al pueblo que la comunidad internacional lo aísle; todo lo contrario, tiene que estar cada vez más presente. La comunidad internacional tiene sus limitaciones. La primera, encontrar el consenso entre los países que se manifiestan como lo hicimos nosotros. No es fácil, porque cada país tiene susceptibilidades, cada país tiene sus fuerzas internas también, no necesariamente a favor de Venezuela, pero sí más condescendientes. Incluso, tienen una visión del principio de no intervención más estricta o juegan un papel más neutral.

«El primer reto de la comunidad internacional está en encontrar esos consensos y por eso muchas veces esas declaraciones algunos las califican de tibias o que no son lo suficientemente contundentes. Pero bueno, tienen el lenguaje diplomático necesario para enviar un mensaje de rechazo, aunque no lo diga muchas veces de una manera muy beligerante, pero es porque hay que encontrar el ángulo en el que todo el mundo salga en la foto«.

«Por esta razón, nosotros hemos emitido comunicados individuales, inclusive sobre el mismo tema, pero con un vocabulario más fuerte, precisamente porque consideramos que esas declaraciones conjuntas no llegan lo suficientemente lejos».

«Hubo muchas otras ideas en las que no hubo consenso de incluir en esta declaración, pero no es que estén excluidas. Había países también que querían ser mucho más específicos en cuanto a las medidas diplomáticas que podíamos tomar. Se resolvió dejarlo en términos amplios y no en ser específicos porque eso depende de la voluntad de cada país. ¿A qué me refiero? Si un país quiere romper relaciones, eso no quiere decir que todos los que estábamos ahí vayamos a romper relaciones; si un grupo de países de los que estaban ahí quieren retirar a sus embajadores, no significa que todos los demás lo vayamos a hacer».

¿Rompimiento de relaciones de parte de Costa Rica?

«En el tema de rompimiento de relaciones quiero ser muy puntual, porque mucha gente me ha preguntado o cree que esa es la vía por la que tenemos que seguir y quiero hacer la siguiente aclaración: Costa Rica no puede descartar ninguna posibilidad si quiere ser coherente con la línea que hemos manifestado de absoluta condena a lo que está ocurriendo; sin embargo, el rompimiento de relaciones puede mandar un mensaje coyuntural en un momento específico, pero no tiene realmente impacto sobre el Gobierno con el que se está rompiendo relaciones, y sí tiene un impacto sobre los nacionales de los países involucrados y, en nuestro caso, tenemos que recordar que hay empadronados como 1.000 costarricenses».

«Y también hay que recordar que nosotros tenemos una diplomática que está en condición de encargada de negocios y que es la cónsul, y que es la única que le da servicios a ese grupo de costarricenses. Otros países tienen muchísimos más funcionarios, entonces pueden retirar a su embajador y toda la parte consular sigue funcionando con regularidad, nosotros no y esa es una de las razones que debemos valorar si la determinación fuera llegar a ese rompimiento de relaciones de parte nuestra«.

-¿Pero se ha evaluado?

-«No podemos descartar ninguna posibilidad, ninguna. No nos vamos a hacer el harakiri (suicidio) por adelantado, lo que pasa es que esa medida, que es como la más extrema, tiene una consecuencia directa sobre un grupo de costarricenses a los que nosotros como Gobierno sentiríamos que estaríamos dejando tirados de alguna manera«.

-¿Ese es el principal motivo que los detiene?

-«Sí, pero no es el único. No estoy diciendo que si eso estuviera resuelto inmediatamente romperíamos relaciones. Ni siquiera cuando se dio el golpe de Estado en Chile y en toda la dictadura de (Augusto) Pinochet, ni siquiera en esos momentos que hubo atrocidades plenamente comprobadas se rompieron relaciones y eso le salvó la vida a muchísimos chilenos que vinieron a Costa Rica. Lo que quiero decir con esto es que nosotros como Gobierno no podemos reaccionar al calor del momento, tenemos que ver la cosa un poco más en frío y de una manera más amplia, y ver cuáles son las consecuencias para el Gobierno al que le queremos mandar el mensaje, para la población de ese país y para nuestros ciudadanos que están ahí».

-¿Hay peticiones de asilo político de algún opositor venezolano en Costa Rica?

-«Entiendo que hemos recibido un par que estamos analizando».

-Entonces solo hay dos solicitudes.

-«No sé si exactamente dos, se me vienen a la mente dos que están analizándose, pero pueden ser más».

-¿Puede dar pistas de quiénes son?

«La base para otorgar el asilo político es que sean perseguidos políticos y eso tiene que demostrarse, pero también hay un amplio nivel de discreción de parte del presidente y del ministro para hacer esa valoración; sin embargo, no la hacemos sin tener un criterio técnico, por eso es que la Dirección Jurídica junto con nuestra embajada allá nos dan la valoración».

-¿Alguna solicitud pertenece a algún magistrado nombrado por la oposición?

-«No, no. Usted vio que algunos de estos magistrados son huéspedes en la embajada de Chile, pero Costa Rica no tiene residencia oficial, es el domicilio de la persona diplomática que trabaja ahí, que es un apartamento, y no puede recibir a nadie. Y el ir a meterse en la embajada para pedir asilo político, que es otro mecanismo que utilizan a veces, tampoco porque la embajada no tiene en absoluto las condiciones para mantener ni una persona viviendo unos días ahí».

-¿Lo ideal sería que pidieran el asilo en el país?

-«Es mucho más sencillo que pidan el asilo acá, sin que esto signifique que estamos abriendo un portón, pero a muchas de estas personas les han cancelado el pasaporte. Nosotros no pedimos visa para los venezolanos, pero necesitan ingresar legalmente. Definitivamente si estuvieran aquí en Costa Rica sería más sencillo, porque si están allá para que tengan protección diplomática, tienen que estar en una sede diplomática. De nada sirve que nosotros le demos un asilo a una persona que está allá en su casa. Aunque a estas personas les hayan cancelado el pasaporte, precisamente lo que el asilo implica, si se da, es que nuestra embajada emita un salvoconducto, que es lo que les permitiría legalmente el traslado».

-¿Esa posibilidad del salvoconducto la están considerando?

-«La teoría es una cosa, pero la práctica es muy diferente. Usted le puede dar el asilo, le puede dar el salvoconducto, pero siempre hay un riesgo a la integridad física de esa persona y obviamente a nuestros diplomáticos y además al salir de la embajada al aeropuerto y montarse en el avión. Todo ese riesgo existe y precisamente si usted es perseguido político, en el caso actual de ese país, que el Gobierno le pasa por encima a todo, puede ser que usted cumpla con los requisitos, le den el asilo y el salvoconducto, pero no llegue al aeropuerto».

-¿Usted considera que Venezuela sigue siendo una democracia?

-«Desde mi percepción puedo decir que se ha roto el orden democrático y constitucional, por lo tanto todo lo que se ha hecho en materia de violación de derechos humanos y libertades fundamentales, incluyendo libertad de prensa, va en contra de los valores democráticos. Es un régimen totalitario, eso es evidente. Si algunos quieren decir que eso significa o es sinónimo de una dictadura, yo no lo estoy diciendo así. No quisiera calificarlo así en este momento, pero definitivamente hay una actitud de autoritarismo y de totalitarismo. Y lo he dicho en varios foros, esto es como una aplanadora que arrancó el motor y le va pasando por encima a todo y a todos sin importarle más allá de su sobrevivencia en el poder por parte del Gobierno».

-¿Por qué Costa Rica al inicio tenía una posición más blanda sobre la situación en Venezuela?

-«No comparto esa apreciación, porque lo largo de esta Administración nos hemos pronunciado formalmente a través de comunicados de prensa en más 30 ocasiones a nivel individual y en conjunto con otros países. Lo que pasa es que la situación se ha ido agravando y nos hemos ido pronunciando de conformidad con lo que se presenta en ese momento. Por ejemplo, Costa Rica fue el primer país que en la Organización de Estados Americanos reclamó con suficiente anticipación que tenía que darse la participación de observadores electorales internacionales en la elección de los miembros de la Asamblea Nacional. Fue el primero y ya luego otros se sumaron, algo rechazado por supuesto de manera absoluta por Venezuela. Entonces si uno lee esos comunicados, nosotros nos hemos pronunciado, que alguna gente pueda querer un mensaje o un lenguaje menos diplomático, que en lugar de «deplorar» dijera «que condena» o en lugar de «su preocupación» dijera «que censura», todo es posible de discutir. También hay ciertos niveles del volumen en el que uno se manifiesta, pero nunca hemos dejado de atender las cosas que se han presentado y con las que no estamos de acuerdo».

«Ahora, emitir un comunicado constantemente sobre los mismos temas tampoco le agrega mucho, dejar de decirlo con cierta insistencia puede ser interpretado como complacencia, ahí está ese balance que es difícil de tener para complacer a todo el mundo. Desde el punto de vista de lo que hemos hecho y dicho, bajo ninguna circunstancia hemos sido complacientes a pesar de que a este gobierno desde el inicio se le ha tratado de poner una cierta coletilla chavista. Precisamente porque dijimos las cosas como son desde el inicio, me gané un trofeo que fue una carta de protesta bastante ordinaria que unos meses después fue sucedida por otra y que hace unos pocos días recibimos otra. Si fuéramos chavistas desde aquel momento no hubiéramos recibido esas felicitaciones».

-¿Cuándo recibieron esta última nota de protesta?

-«La última fue la que le dieron a todos los países que participaron en la declaración de Lima».

-¿Qué es lo que más le preocupa de Venezuela?

-«Lo que más nos preocupa es la crisis humanitaria. Esto no es solamente una crisis económica o política, la gente lo que dice es que no tiene alimentos, que no tiene acceso a medicinas, hay casi 50.000 personas que pasan la frontera de Venezuela a Colombia a comprar lo esencial. Es un país que está siendo gobernado por un grupo que está destruyendo absolutamente todo a su paso y la gente se está muriendo de hambre y con una gran oferta de ayuda internacional y por una posición, si se quiere obstinada, el Gobierno ha fracasado en aceptar esa ayuda y es absolutamente contradictorio, es como una dignidad nacional malentendida. La parte de la crisis humanitaria es probablemente en el plazo inmediato lo más preocupante, porque es también lo que más está motivando a la gente a irse».

«El tema migratorio evidencia que este no es un tema solo de Venezuela, el tema migratorio evidencia las consecuencias que sufren Brasil, Colombia, Perú, Costa Rica, Panamá. La situación obliga a la gente a irse, entonces nos pasa una situación migratoria a los demás producto de las malas acciones de un Gobierno. Eso en lo inmediato, en el mediano y largo plazo en lo que puede pasar en ese país ya institucionalmente hablando, si se mantiene la tendencia, es que va a terminar en algo absolutamente indeseable, pero ya institucionalizado».

-¿Quedó satisfecho con la declaración del último encuentro de cancilleres en Perú?

-«Participamos un grupo reducido de países con posiciones más o menos parecidas en cuanto al tema de la situación en Venezuela. Esta no era una reunión en el contexto de nada. Hubo mucha discusión, pero no en términos de confrontación, sino en términos de lo que esta declaración debía de reflejar. ¿A qué me refiero con esto? Hemos emitido declaraciones, comunicados, que han hecho mucho énfasis en la destrucción de la institucionalidad en ese país, la inexistencia de la separación de poderes, la ilegalidad de la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente, las violaciones sistemáticas a los derechos humanos, y las libertades fundamentales, el uso excesivo de fuerza para la represión de la ciudadanía que se ha manifestado, los muertos que se han ocasionado, cientos de heridos, nos hemos pronunciado sobre el tema de los presos políticos. En fin, la lista es larga y sobretodo, nos hemos pronunciado rechazando, condenado o deplorando todas esas circunstancias, pero también siempre ofreciendo, en la medida en que las partes estén dispuestas, una plataforma amiga que pueda generar confianza para el diálogo».

«No se trata simplemente de sentarse para hacer diagnósticos de lo que está ocurriendo, si va a haber un diálogo, tiene que ser con el objetivo de una negociación, o sea, tiene que haber un acuerdo completo sobre los temas más graves que están ocurriendo, tienen que haber resultados concretos con plazos y acciones verificables. Todo eso lo hemos mencionado, pero aquí lo que queríamos era una declaración que tuviera un poco más de contenido específico, con acciones más concretas, no es un producto final. Es la primera reunión en ese sentido, y vamos a tener varias, la misma declaración fijó una futura cita ahora en setiembre en el contexto de la Asamblea General de Naciones Unidas».

«Un señalamiento que tal vez yo lo hubiera querido un poco diferente es el de que Venezuela no cumple actualmente con los requisitos para ser miembro del Consejo de Derechos Humanos».

-¿En qué sentido hubiese querido diferente este señalamiento?

-«En que fuera mucho más fuerte, que obligara a Venezuela a renunciar a su escaño del Consejo de Derechos Humanos. Quedó en el sentido de que no cumple con los requisitos, yo hubiera preferido algo más fuerte, pero es un buen avance».

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