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Candilejas

Los ataques a España no salvarán a López Obrador de sí mismo

Cada vez que oigan a Andres Manuel López Obrador despotricar sobre algo, lo que sea, en una de sus tediosas conferencias mañaneras, siempre piensen mal, porque acertarán. En el caso de las regurgitadas diatribas contra España, recuerden lo siguiente:

-El presidente mexicano está cercado por sospechas de corrupción que pueden ser su punto de quiebra. Un informe de Mexicanos contra la Corrupción implica a su hijo en un posible caso de nepotismo por alquilar una mansión en Houston de un ejecutivo de una empresa estadounidense de servicios petroleros con negocios en México.

-Cuando estas corruptelas salieron a la luz, el mandatario se lanzó feroz contra los periodistas que las revelaron. Y eso, a pesar de que los primeros 39 meses de su gobierno han sido los más violentos en la historia de la prensa mexicana. En ellos han sido asesinados 30 periodistas, según un recuento de la organización Artículo 19. Otras fuentes cuentan 52. Y aun así, el presidente opta por la descalificación y el ataque desde el púlpito, con el clima de violencia que ello genera.

-La economía mexicana va mal. Mientras él niega que exista crisis y augura un inconcebible crecimiento del 5% para 2022, expertos del Banco de México creen que en realidad hay recesión desde el segundo trimestre de 2021.

-Y finalmente, López Obrador está regalando embajadas por apoyos políticos. El Gobierno español tardó cinco meses, algo inaudito, en darle el plácet a su nuevo embajador en Madrid, Quirino Ordaz. Este es uno de tantos exgobernadores del PRI que descubren que no tienen futuro y optan por respaldar al partido del presidente, quien les entrega cargos. Sabiendo que España no vería con buenos ojos este mercadeo, López Obrador no pidió beneplácito antes de nombrarlo. No es sólo eso: a otra exgobernadora del PRI, Claudia Pavlovich, de Sonora, la ha nombrado cónsul en Barcelona, ante el espanto de buena parte del cuerpo diplomático español, y también del mexicano.

Estas son las verdaderas razones por las que rutinariamente el presidente mexicano se siente en la necesidad de sacarse de la manga sus estrambóticas peroratas contra España y otros artificios teatrales para eludir responsabilidades por el desastre al que lleva a México.

 

 

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