Carlos Romero: Ser de izquierdas
La crítica al Estalinismo, el comienzo de la Revolución Cubana y los variados procesos descolonizadores le dieron un impulso muy grande al debate sobre las izquierdas, así como también la revaluación del pensamiento marxista en Europa y en otras latitudes
No es fácil ser de izquierdas en el momento actual. El largo e histórico proceso que generó esta postura se encuentra bajo un paréntesis, por las divisiones que se han dado en esa familia política. Pero esto no debe sorprender a nadie. Ya desde el Siglo XIX cuando se originó este pensamiento y esta conducta política se demarcaron al menos dos tendencias: la revolucionaria y la reformista. La revolucionaria encabezada por Marx creía que la toma del poder se haría a través de la violencia. La reformista creía que la inserción en la vida democrática electoral era el camino a seguir. Ya en esa época se dieron grandes debates sobre qué vía tomar para alcanzar el poder.
Entrado el siglo XX, el movimiento de izquierdas se fracturó aún más por dos razones. Por una parte, hubo una importante discrepancia entre los partidos europeos que hacían vida parlamentaria de votar a favor de entrar en la Primera Guerra Mundial. Por la otra, la fundación del partido comunista en Rusia y su estrecha relación con los partidos comunistas en el mundo amparados por Moscú. Del otro lado, quedaron los disientes del PCUS, el trotskismo, las corrientes reformistas y el naciente movimiento socialdemócrata. Durante el siglo pasado ser de izquierdas se balanceó entre las tesis maximalistas expuestas por Lenin y sus contrincantes con las tesis minimalistas, en cuanto a qué hacer para lograr los objetivos planteados.
La crítica al Estalinismo, el comienzo de la Revolución Cubana y los variados procesos descolonizadores le dieron un impulso muy grande al debate sobre las izquierdas, así como también la revaluación del pensamiento marxista en Europa y en otras latitudes. Los aportes de los intelectuales italianos, españoles y franceses fueron muy importantes, para poner al día a los tradicionales partidos comunistas, así como los propios partidos socialdemócratas. “Ya no es posible callar” de Roger Garaudy es un libro fundamental para entender lo que pasaba puertas adentro en las izquierdas mundiales, así como el libro de Teodoro Petkoff, “Checoeslovaquia, el socialismo como problema”.
A partir de ese momento las críticas a las izquierdas crecen exponencialmente, lo que se completa más tarde con la caída del Muro de Berlín, el fracaso de los socialismos históricos y la desaparición de la Unión Soviética. Hay que recordar cómo la experiencia chilena de Salvador Allende alimentó la discusión sobre el impacto del socialismo en la política latinoamericana, al igual que el caso de la Revolución Sandinista.
Más tarde se dieron gobiernos de izquierdas en varias partes de América Latina siendo el “chavismo” venezolano el de mayor impacto en la región y en el mundo. Ese renacer se vio pronto truncado por las tendencias caudillistas que afloraron tempranamente y por el empuje que nuevamente tuvieron las experiencias reformistas. De igual manera, la Revolución Cubana y la figura de Fidel Castro no contaron con el apoyo de antes.
Hoy en el año 2024, se vuelve a discutir sobre las izquierdas. El “progresismo” se deslinda del tema venezolano y denuncian el carácter negativo que ese modelo ha tomado, preguntándose de nuevo cuál es la mejor manera de tomar el poder y para qué…