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Carmen Posadas: Ulises en TikTok

Leí hace poco un artículo que al principio me interesó y después me pareció confuso. Estaba escrito por alguien cuyo nombre lamentablemente no recuerdo y comenzaba hablando del psicoanalista italiano Massimo Recalcati, que en 2014 publicó un libro en el que describía lo que él acuñó como ‘el complejo de Telémaco’.

Como se recordará, en la Odisea, Telémaco es hijo de Ulises y Penélope y su más ferviente deseo es que su padre regresase cuanto antes para imponer ley y orden en Ítaca. Contraponiendo su figura a la de Edipo, que pretende matar al padre, Recalcati argumentaba que tenía la consulta llena de adolescentes quejosos del comportamiento de sus progenitores y de cómo ya no ejercían de tales. Al contrario, no solo descuidaban sus funciones, sino que pretendían vestir como ellos, ser sus colegas e incluso contarles sus problemas más íntimos y personales.

 

¿De veras se ha distorsionado tanto el significado de la palabra ‘autoridad’ que todo el mundo la confunde con tiranía o fascismo?

 

Lo que más me sorprendió de este artículo no fue la descripción del complejo de Telémaco en sí. Al fin y al cabo, a pesar de que no conocía el concepto, el fenómeno es uno que  se puede observar a diario. Como señala Recalcati en su libro, los padres actuales han abdicado de su tarea. Imagino que, por contraposición a la actitud autoritaria e intransigente de otras generaciones, ellos han elegido lo que algunos llaman ‘la paternidad soft‘. No mandar, no corregir, ponerse al mismo nivel que los niños de modo que, si antes el déspota era el padre o la madre, ahora son los hijos los que marcan su ley. El nene decide qué se come en casa, la nena exige ir de veraneo a tal lugar y no a tal otro, y hasta los bebés –que ya no tienen horarios ni limitaciones de ningún tipo– campan a sus anchas, no sea que se traumen de por vida porque se los obligó a dormir la siesta o a comer papilla de frutas.

 

En resumen, y dicho en términos del autor del antes mencionado libro, el padre débil ha dejado vacío el lugar de quien antes encarnaba el principio de autoridad y, por tanto, regía la cultura, la economía, la educación.

Recalcati señala, asimismo, que esta dejación de funciones por parte de madres y padres propicia en los jóvenes a veces abulia; otras, la búsqueda ciega de satisfacción, así como el desprestigio del esfuerzo. Crea, por tanto, cada vez un mayor número de narcisos que, sin tener modelo en que mirarse, acaban por convertir su propio ombligo en objeto de adoración.

Vuelvo ahora al artículo del que antes les hablaba para decir que su autor o autora, una vez explicado en qué consistía el complejo de Telémaco, añadía que le parecía desfasado. En su opinión, no hacía ninguna falta que Telémaco esperase a su padre para que se restableciese el orden y la ley porque en la actualidad ya no es necesaria la conciencia de autoridad para el pleno desarrollo de un ser humano. Argumentaba que, para no abandonar del todo a su suerte a quienes aún no tienen criterio suficiente para tomar sus propias decisiones, bastaba con decirles que, aunque al igual que Telémaco ellos nunca han visto a Ulises, este existe y está por llegar.

Y yo me pregunto qué querrá decir eso de que Ulises está por llegar. ¿Que es mejor para Telémaco que Ulises, en vez de volver a Ítaca a dar la lata, se quede por ahí divirtiéndose con Circe porque los telémacos de hoy en día se educan solos? ¿Que ya no es necesaria jerarquía alguna y basta con una idea vaga y difusa de ella? ¿De veras se ha distorsionado tanto el significado de la palabra ‘autoridad’ que todo el mundo la confunde con tiranía o fascismo?

Yo debo de ser más vieja que Circe y más anacrónica que Polifemo porque opino que es un disparate. Pienso que una autoridad responsable, lejos de ser un ejercicio de despotismo, es básica en la educación. No solo porque pone orden y sienta unas reglas elementales de convivencia. También porque, contrariamente a lo que opinan esos biempensantes que se la cogen con papel de fumar, los jóvenes precisan referentes a los que seguir y modelos a los que admirar.

Por eso, tan malo para la educación es un padre tiránico e intransigente como un papá colega superenrollado y consentidor, y lo mismo ocurre con las madres. La gente se asombra del desdén con el que tratan los jóvenes a sus progenitores y lo poco que los respetan, pero díganme, ¿qué otra cosa más que rechufla y vergüenza ajena despierta Ulises vestido de nene, con la visera vuelta del revés y haciendo el memo en TikTok?

 

 

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