Carta a los opositores: Hora de construir
Cuando hablo de oposición, no me refiero solamente a los partidos. Me dirijo a todos que no nos vemos representados en esta mayoría arrolladora que se constituyó el 28 de febrero. Hablo de todos quienes por su ejercicio de la libertad de prensa, de la libre expresión; por su insistencia en la independencia de los fiscales y jueces; por trabajar por sindicatos independientes; por su defensa de derechos humanos; por su lucha por la plena equidad de los géneros; o por otras causas sociales se colocan en contra de la corriente mayoritaria que ha decidido apoyar la concentración del poder en una persona, una familia, una mafia de cheros y compadres…
Es contundente la manera en que estas elecciones han mostrado que estamos en minoría y que en el transcurso de los próximos años todos quedaremos excluidos de todas las instituciones estatales y de los procesos de decisión. Esto pone la democracia en riesgos incalculables y nos plantea un reto del cual no nos podemos correr ni esconder: el reto de construir, casi de la nada, alternativas políticas, liderazgos y formas de comunicarnos con los sectores populares y de clase media, cuya frustración acumulada con la política ha facilitado el ascenso al poder de una fuerza populista que sabe explotar y movilizar a su favor esta frustración.
Las crisis no sólo generan serios peligros, siempre abren también nuevas oportunidades. La crisis profunda que enfrenta nuestra democracia, no es la excepción. Hablemos de las oportunidades.
Hoy podemos empezar con la tarea de construir la oposición en igualdad de condiciones. Los liderazgos viejos han fracasado y serán sustituidos. Los partidos tradicionales perderán su capacidad de veto para bloquear los debates que provienen de los partidos emergentes (y de la sociedad civil), porque ya no hay pequeños y grandes, hoy todos son pequeños. Y más vale que todos tengan humildad y apertura. Pero en su suma, los partidos y movimientos civiles pequeños son una fuerza considerable. Queda claro que no son el famoso 3% de la propaganda oficialista, sino que representan 25% de los que han votado, y a saber cuál porcentaje de la mitad que se abstuvo.
La lección inmediata: Sólo en su conjunto esta oposición política y social puede tener fuerza y construir alternativas al populismo autoritario. Tendremos que comenzar desde ya a trabajar en definir bien las coincidencias dentro de esta oposición pluralista, pero también las diferencias que tendremos que administrar. Y tendremos que comenzar en serio a abrir espacio para nuevos liderazgos y nuevas formas de comunicación, organización y movilización.
La otra buena noticia: A partir de hoy, desaparece este maldito dilema entre oposición y la obligación de comportarse de manera constructiva, pensando en la gobernabilidad del país. La gobernabilidad está ahora al 100% en manos del gobierno, y la oposición podrá dedicarse a ejercer la oposición y a construir la alternativa. Haga lo que haga, diga lo que diga la oposición, no afectará la gobernabilidad y estabilidad del país. El gobierno será el único responsable de lo que haga con este poder absoluto y ya no tendrá a quién echar la culpa por las crisis, las carencias, los fracasos que con toda seguridad vendrán. Y la oposición ya no tendrá que sentirse culpable por no haber apoyado al gobierno. Este gobierno no buscó concertaciones ni acuerdos cuando los necesitaba: hoy los buscará aún menos, porque ya no los necesita. Así que la oposición puede enterrar este falso dilema entre oposición constructiva y oposición antigubernamental que tanto daño le ha hecho…
Ahora que los partidos todos son débiles y algunos entrarán en crisis, sería el peor momento para que los sectores opositores de la sociedad civil los dejen solos. No nos subamos a la corriente contra la política y los partidos. Entremos en un debate más exigente, pero también más creativo y menos prepotente con los partidos y sus liderazgos emergentes.
El gobierno, precisamente porque ahora tiene el poder para cometer cualquier tipo de barbaridades, va a caer pronto en crisis múltiples y las fuerzas independientes, críticas y opositoras en la sociedad y en la política tenemos que estar listos para ofrecer opciones y propuestas viables que el gobierno no tendrá capacidad de aplicar.
Hay mucho trabajo que hacer.