Carta abierta a Zapatero sobre Venezuela
He leído con indignación la carta que ha hecho llegar a la oposición venezolana después de que sus representantes rechazaran el chantaje del régimen venezolano, un chantaje al que usted llama “acuerdo”. En su carta usted carga con el peso de la responsabilidad por el fracaso del proceso de diálogo a los dirigentes opositores, mientras exonera al chavismo. Concede usted credibilidad a un régimen que la ha dilapidado mientras se muestra exigente con una oposición perseguida, encarcelada, exiliada, asesinada. Asesinada, señor Zapatero.
No tengo que hacerle el repaso de la situación en Venezuela, señor Zapatero, usted la conoce muy bien. Hace tiempo que dejó de ser una democracia, solo hay represión, encarcelamiento, inhabilitaciones y vulneración de las leyes y de la Constitución, todo ello rodeado de incompetencia y corrupción. Resultado: una crisis social y económica que hiela la sangre de quienes amamos a Venezuela.
En lugar de dar un paso atrás, el régimen organiza unas elecciones fraudulentas para pasar de la dictadura actual a una de partido único, estilo cubano. Y usted, señor expresidente, le da cobertura, le da una plataforma aparentemente digna, se presta a lavarle la cara. Usted no es un mediador: trabaja para una de las partes, para un Gobierno que, le recuerdo, acaba de retirar a su embajador de España creando una crisis diplomática con nuestro país, con el suyo, señor Zapatero, del que usted fue presidente. ¿Cómo llamar a esto, al hecho de ignorar el conflicto de un régimen dictatorial con su propio país?
Que usted se permita hablar de sanciones “contra Venezuela” es la prueba definitiva de que está al servicio del régimen
Sus años de presidencia dejaron como legado inolvidable un uso del lenguaje que a usted y a unos pocos les parecía creativo, imaginativo, y a otros —entre los que me cuento— nos parecía falaz. Nunca cayó más bajo la palabra “diálogo” que en los años en los que usted gobernó España, y todavía no se ha recuperado. Creo en el diálogo y lo practico cada día. Y por eso sé que no hay diálogo cuando una parte tiene toda la fuerza y la otra solo la autoridad moral (que es mucho, pero no basta). ¿Sabe por qué ha fracasado, señor expresidente? Porque usted mismo se ha creído que lo que estaba teniendo lugar en la República Dominicana era un diálogo. La oposición lo ha intentado lealmente, pero como es natural no se ha dejado pisotear, no ha cedido al chantaje ni aceptado un acuerdo ridículo y sin garantías de aplicación. Asuma usted su propio fracaso, no culpe a los demócratas venezolanos.
Una cuestión concreta de su carta me interpela especialmente: la mención a “las sanciones contra Venezuela”. No sé de qué sanciones habla. Desde luego, espero que no de las que dictaminó recientemente el Consejo Europeo tras la aprobación del Parlamento, en el cual represento a los ciudadanos. Porque usted debería saber que no ha habido ninguna sanción contra Venezuela, sino contra siete jerarcas, siete elementos del régimen de corrupción, violencia y represión totalmente probadas. Que usted se permita hablar de sanciones “contra Venezuela” es la prueba definitiva de que está al servicio del régimen. Deje de avergonzar a España y a la Unión Europea.
Beatriz Becerra es vicepresidenta de la subcomisión de Derechos Humanos en el Parlamento Europeo y eurodiputada del Grupo de la Alianza de Liberales y Demócratas por Europa (ALDE).