Cecil Beaton, el fotógrafo que no dudó en cambiar la belleza y el glamour por ser reportero de guerra
Como sabréis, de vez en cuando nos gusta echar la mirada atrás y recuperar a esos grandes nombres de la fotografía que ha habido a lo largo de la historia. Y esta vez hemos querido destacar la figura de Cecil Beaton (Londres, 1904-1980), fotógrafo y diseñador por cuyo objetivo pasaron bellezas de la talla de Marilyn Monroe, Marlene Dietrich y Audrey Hepburn.
Conocido por sus fotografías de moda, retratos de sociedad y de las estrellas de Hollywood, Sir Cecil Beaton (fue condecorado en 1956 como Caballero de la Orden del Imperio Británico) es uno de esos artistas totales que no sólo se volcó en la fotografía. De hecho fue también muy conocido gracias a su trabajo para los estudios de Hollywood como director artístico y escenógrafo en películas tan populares como My Fair Lady.
Sus inicios en Inglaterra y el salto a Nueva York
Hijo de un próspero comerciante, nació en Hampstead, Londres, y fue educado en algunos de los mejores colegios londinenses. Desde muy joven sintió una gran atracción por la fotografía por lo que a los 11 años ya tuvo su primera cámara, una Kodak A3 proporcionada por su niñera y con la que empezó a retratar a su madre y hermanas.
Cursó historia, arte y arquitectura en la Universidad de Cambridge pero estaba más interesado en las relaciones sociales que en las tareas académicas y no llegó a graduarse. Sin embargo, en ese entorno hizo valiosos contactos que le sirvieron más tarde para empezar a trabajar como fotógrafo.
En los años 20 logró que un retrato suyo apareciera en la revista Vogue. Su sensibilidad y la capacidad para retratar el glamour y la sofisticación de las damas de la alta sociedad británica y de las estrellas del teatro y el cine le valieron para entrar en la plantilla de la revista e iniciar una relación laboral que duraría décadas. Allí tomó contacto con lo más selecto de la aristocracia inglesa llegando incluso a fotografiar a los miembros de la familia Real Británica.
En 1928 viajó por primera vez la ciudad de Nueva York donde ya era conocido por sus retratos de la alta sociedad y su trabajo en Vogue y Vanity Fair. En la Gran manzana empezó a llevar una agitada vida social y entró en contacto con ilustres nombres de la cultura como Andy Warhol, Marlon Brando, Truman Capote, Greta Garbo, Gary Cooper, Coco Chanel, Pablo Picasso, Winston Churchill o Marlene Dietrich, a los que, como no podía ser de otro modo, retrató con su cámara.
Los horrores de la guerra y la vuelta a los EEUU
A pesar de llevar una intensa vida social, cuando se declaró la Segunda Guerra Mundial Cecil Beaton no dudó en implicarse en la contienda de la mejor manera que sabía: haciendo fotos. Así, se convirtió en reportero de guerra como fotógrafo oficial del gobierno británico y de varias agencias militares.
Su cámara pasó entonces a retratar algo muy distinto de lo que había hecho hasta ahora: el horror de la guerra y cómo afectó a la gente. Sus fotos de Londres devastada por los bombardeos de la aviación alemana se publicaron en revistas de los EEUU gracias a su estrecha relación con el país que le había acogido. Especialmente sonada fue una de sus imágenes, la de una niña herida en la cama de un hospital abrazada a un muñeco, que fue portada de la revista LIFE y tuvo gran influencia para que los EEUU acabaran entrando en la contienda, algo a lo que en principio eran reacios.
Cuando terminó la guerra, Beaton regresó a Norteamérica y retomó su trabajo como fotógrafo de moda y retratos aunque muy pronto inició una nueva andadura. Y es que, a lo largo de su carrera, Beaton fue dejando poco a poco de prestar atención a los retratos y a centrarse más en algo que siempre había cuidado desde que empezó a hacer fotos: la escenografía y el diseño de vestuario.
Sus contactos, y su probada capacidad para recrear la belleza y recrear atmósferas que mezclan a partes iguales glamour y dramatismo le llevarían a trabajar primero para Broadway y más tarde para los grandes estudios de Hollywood.
Y la cosa no fue menor, porque su trabajo fue ampliamente reconocido por el mundo del espectáculo. De hecho, su participación en My Fair Lady (George Cukor, 1964) le valió para ganar el Óscar de Hollywood al mejor diseño de vestuario y la mejor dirección artística, aunque cinco años antes también lo había ganado por el diseño de vestuario de la película Gigi (Vicente Minnelli, 1958).
Por todo ello, su reconocido talento y su amplio legado (que incluye miles de retratos de algunos de los personajes más conocidos del Siglo XX y varios libros de su puño y letra), no nos cabe ninguna duda de que Cecil Beaton fue uno de los grandes genios del arte, y en particular de la fotografía, de su tiempo.
Foto de portada: Marlene Dietrich por Cecil Beaton. Imagen con licencia de dominio publico de The Coincidental Dandy