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César Calderón: El comienzo del fin de Milei

«Una sociedad argentina que cada día lleva peor y está más avergonzada por los insultos y la chabacanería con los que su máximo mandatario se maneja»

El comienzo del fin de Milei

 Ilustración de Alejandra Svriz.

 

Milei está convencido de que Dios habló con él a finales del año 2020.

Fue al parecer y según palabras del propio Milei, una animada charla que mantuvieron gracias a su fallecido perro Conan, un mastín inglés a quien el actual presidente argentino no creía muerto, sino sentado «al lado del Uno», que como él llama a Dios nuestro señor.

¿Entonces Milei habló con Dios a través de su perro? No, en realidad hubo un intermediario más en esta conversación ya a cuatro, su hermana Karina, prestigiosa médium titulada por la universidad de My Tanned Balls que fue quien, supongo que en estado de trance, ejerció de traductora de lo que Dios (¿padre?) le decía a Conan (el perro), y este le ladraba a Karina (la hermana) para que ella se lo dijera en español a Milei (el candidato). Todo muy normal.

Pero bueno, no le demos tanta importancia al mecanismo elegido por nuestro padre celestial, si los hebreos creyeron que una zarza ardiente le habló a Moisés tampoco nos vamos a poner nosotros muy tiquismiquis con este nuevo canal de comunicación elegido por el altísimo; lo realmente importante es lo que Dios-Conan-Karina le dijeron a Milei: «Vos tenés que meterte en política para derrotar al maligno, vas a ser Presidente en el 2023». Una frase que además de confirmar que dios es argentino y probablemente porteño, algo que ya sospechábamos, habla muy bien de su bendita infalibilidad, ya que no se equivocó: Milei efectivamente fue presidente en 2023.

Lo que no nos consta, al menos de momento, es que el CEO de «La Creación S.A» se haya puesto de nuevo en contacto con Milei, ni siquiera por perro muerto interpuesto, para decirle que va a arrasar en las elecciones legislativas del próximo mes de octubre, algo que el actual inquilino de la Casa Rosada necesita imperativamente para culminar su programa de ajustes. Una posibilidad que hace escasos meses nadie discutía, pero hoy comienza a ser bastante dudosa. Incluso improbable.

Las razones son muchas, desde la compleja (cucú) personalidad (cucú) del presidente, que le ha llevado a perder por broncas diversas a uno de cada seis diputados de los que le apoyaron hace dos años, hasta haber encabronado tanto a los gobernadores que le prestaron su apoyo que han montado una lista electoral para competir con él, pasando por una sociedad argentina que cada día lleva peor y está más avergonzada por los insultos y la chabacanería con los que su máximo mandatario se maneja tanto dentro como fuera del país, y sobre todo, dos razones fundamentales:

La primera es que la economía argentina, a pesar de las inyecciones a fondo perdido del FMI y del stress al que ha sometido Milei a las clases más desfavorecidas, no termina de arrancar ni de producir el bienestar prometido, lo que no solo le está alejando de la generación de jóvenes que le votó hace dos años, que ya comienzan a desertar según todas las encuestas, sino también de las clases populares que se subieron a su carro más por desesperación que por convencimiento, y (sorpresa) también del empresariado, cada vez más harto de un personaje que además de conducirse como un sátrapa, los avergüenza profundamente cada vez que abre la boca.

Y la segunda es el escándalo de las coimas, el caso de corrupción que tras solo dos años después de su llegada al gobierno (todo un record) y desde la semana pasada tiene en shock a la Argentina, un agujero negro de presuntos sobornos y adjudicaciones fraudulentas que afectan a algo tan sensible como son los medicamentos de los discapacitados y tendría como protagonista a todo el círculo íntimo de Milei, incluida su propia hermana Karina, que al parecer ha pasado de ejercer como traductora de perros muertos a fungir como alta coimera.

Elementos todos ellos que van a complicar mucho que las listas de Milei y sus aliados lleguen el próximo mes de octubre al 42% que necesita para ganar las elecciones y bloquear al legislativo, lo que por primera vez en la última década, abre —al menos teóricamente— la posibilidad de una reconfiguración política en la que una opción moderada sea capaz de unir a un país enfermo desde hace décadas de bronca, pésima gestión y polarización

Un país que tras los fracasos peronistas y el error Milei merece un gobierno decente de una maldita vez.

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