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 César Pérez Vivas: Golpe a la constitución

Nicolás Maduro y su camarilla avanzan hacia un reforzamiento de la dictadura. Ha anunciado una reforma constitucional que, lejos de fortalecer la democracia, representará un golpe a su esencia y a las instituciones históricas del país. 

Su ilimitada ambición de poder absoluto lo impulsa a esta iniciativa, pues para consolidar la dictadura cerrada, como la ha calificado recientemente la Conferencia Episcopal Venezolana, le ha bastado con vulnerar las disposiciones fundamentales de la Constitución vigente, sin necesidad de modificar su letra. Ahora, sin embargo, la actual Constitución se ha convertido en un obstáculo para su afán de perpetuidad. Como es costumbre, pretende engañar a la nación y al mundo con un discurso falso, como si los venezolanos no conociéramos ya su corrupción y arbitrariedad.

El pasado sábado 15 de febrero, el dictador presentó ante su sumisa Asamblea Nacional un proyecto de reforma constitucional. En su discurso, destacó varias propuestas clave:

El poder comunal: la fórmula cubana

Maduro anunció la supuesta “ampliación y perfeccionamiento de la democracia participativa y protagónica”, lo que, en realidad, no es más que la implementación de un modelo autoritario basado en el poder comunal, social y popular. Este es el mismo esquema utilizado en Cuba para eliminar la democracia real y sustituirla por una estructura burocrática subordinada al partido-Estado, que niega el pluralismo y centraliza aún más el poder.

En la práctica, esta medida reducirá las competencias de los poderes regionales y locales, fortaleciendo el control del poder central bajo la fachada de “decisiones emanadas de las bases del poder popular”. Es altamente probable que se establezcan elecciones de segundo grado para elegir al presidente de la República, evitando así una nueva derrota como la sufrida el 28 de julio de 2024.

Un discurso vacío sobre “una nueva sociedad”

El dictador también afirmó que su reforma busca la “construcción de una nueva sociedad, basada en valores bolivarianos”, bajo la idea de un mundo “multicéntrico y pluripolar”.

Este discurso sobre una “sociedad más humana” ha sido repetido durante más de un cuarto de siglo, mientras el país se sumerge en una crisis sin precedentes. En nombre de estas frases vacías, Venezuela ha sido dividida, empobrecida y ha sufrido un daño antropológico profundo, con más de ocho millones de ciudadanos exiliados en busca de sobrevivir.

Una sociedad tan “humana” que mantiene llenas las cárceles con presos políticos, donde disentir es un delito y donde la camarilla gobernante se aferra al poder a costa de la miseria del pueblo.

“Nuevo modelo económico”: la economía mafiosa

Maduro sostiene que su reforma creará un “modelo económico diversificado, autosuficiente y no dependiente”, asegurando que han logrado “buenos resultados con esfuerzo propio”.

La realidad es que el único modelo que han instaurado es el de la miseria y el privilegio de los enchufados. El Producto Interno Bruto se ha desplomado en un 80% desde el inicio del siglo, mientras la economía socialista ha dado paso a una economía mafiosa, en la que solo los aliados del régimen tienen acceso a importaciones, exportaciones y actividades productivas.

La igualdad de oportunidades es inexistente y las riquezas naturales son explotadas por grupos afines al poder, en un esquema de corrupción donde florecen negocios ilícitos bajo la sombra del Estado.

Reforma constitucional: un disfraz para el totalitarismo

El dictador presentó su reforma como una “actualización de la Constitución en términos jurídicos, constitucionales y políticos”, una frase que no dice nada y lo dice todo. En realidad, busca establecer menos controles, más poder para el Ejecutivo y una sumisión absoluta de la sociedad. No se trata de adaptar la Constitución a principios democráticos modernos, sino de lo contrario:

  • Se reforzará el poder presidencial, eliminando cualquier límite efectivo.
  • Se consolidará el militarismo y la “alianza cívico-militar-policial”, formalizando el Estado policial que oprime a la ciudadanía.
  • Se profundizará la desaparición de la descentralización y la federación, bajo la excusa de una supuesta “democracia comunitaria”.

Esto no es otra cosa que la aplicación del principio “caudillo, ejército y pueblo” que Norberto Ceresole recomendó a Chávez y que ha sido la base del modelo autoritario chavista. El verdadero objetivo: una dictadura constitucional Maduro ha dado a sus operadores 90 días para presentar las normas concretas que le permitan convertir en “legal” y “constitucional” lo que es, en realidad, ilegal e inconstitucional.

Sin embargo, lo que nunca podrá lograr es dotar de legitimidad moral a su gobierno. Ni su esposa, ni sus serviles ejecutores, Tarek William Saab, Jorge Rodríguez y Herman Escarra, podrán darle una apariencia decente a lo que es simplemente una maniobra para consolidar su permanencia en el poder.

A través del fraude y la violencia, podrán imponer temporalmente este “adefesio constitucional”, pero el autoritarismo cerrado del siglo XXI caerá con la caída de la camarilla que lo ha construido.

El verdadero Estado democrático y de derecho emergerá de las entrañas de una nación sufrida, pero que conserva en su alma colectiva y en sus reservas morales e intelectuales los valores de la libertad, la justicia y la modernidad. Como el ave fénix, Venezuela renacerá de la crisis y reconstruirá el país anhelado por la inmensa mayoría de su pueblo.

 

 

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