Charles Aznavour: “Mientras palpite mi corazón”
“Mientras palpite mi corazón”
Charles Aznavour – Memorias (Tomo III)
Editions Don Quichotte, París 2013
Extracto:
No soy de izquierda ni de derecha. Prefiero mi libre arbitrio al sectarismo de los partidos y voto por el que me parece más capaz: capaz de ocupar el Elyseo, y sobre todo capaz de ocuparse mejor de los intereses del pueblo. No soy infalible, puedo equivocarme y cambiar de opinión en medio del camino, con humildad; ¡sólo los imbéciles no cambian jamás de opinión! Pero no creo que un día pudiera morder el anzuelo de esos demagogos que hoy florecen por doquier. Picos de plata, estafadores y compañía, no es encanto lo que les falta, ni labia para embrollarnos, capaces de llevarnos al manantial y devolvernos aún más sedientos. ¡Ah!, conocen todas las estratagemas para embaucarnos; la desgracia de unos hace la felicidad de otros, es el sistema de los vasos comunicantes; sus bolsillos se hinchan cuando los vuestros se vacían. Son los príncipes de la traición, los reyes de las jugarretas, los emperadores de la deshonestidad, desalmados, sin corazón, sin columna vertebral. Bien puede la gente reventar en torno suyo y no harán nada; todo lo que cuenta es lo que les cae en el bolsillo. Y, sin embargo, ese tipo de timadores, de bandidos, de bellacos no son más que aficionados en comparación a un dictador.
Este, además de un manipulador acreditado es un animal feroz. Sólo raras veces tiene que verse con la justicia porque se coloca por encima de las leyes que él mismo ha establecido. El dictador es el diablo en persona y, de todos modos, al diablo podemos siempre evitarlo; las iglesias, las mezquitas, las sinagogas se encargan de combatirlo, mientras que el dictador ha previsto todo para que nadie le contradiga, para conservar las manos libres, aunque estén manchadas de sangre. Es intocable. Tiene esbirros, yes sirs, adula a los más horrendos para aplastar a los más débiles… Su número está bien afinado, él sabe ser dulce al comienzo, antes de hacerse con el poder, juega con las emociones del pueblo, hace promesas que no tiene intención de cumplir, y…!hop! una vez que picó el pez no queda más que tirar de la cuerda…y, créanlo, no hay manera de salvarse, estamos hechos unas ratas. Llegado el momento, es demasiado tarde, imposible de romper las cadenas una vez que devinimos esclavos. Para quien se decida a saltar la línea que le ha previsto el sistema, hay la prisión, el goulag, suplicios de toda clase. Se acostumbra escuchar: “Es culpa de quien nos oprime”, pero confesemos que facilitamos la tarea cuando juzgamos que era inútil ir a votar, o dejándonos engañar con sus discursos.
El o ella que hoy os seduce puede convertirse mañana en vuestro verdugo. Eso es lo que nos dicen cada día las informaciones de lugares cercanos o más remotos. Así que os suplico: vean bien, escuchen bien a las o los que se presentan ante vuestra pantalla de televisión. Entre ellos podría estar nuestro futuro torturador, si no estamos alerta.