Chile: elecciones decisivas
Ya comenzó la campaña electoral para las elecciones presidenciales y legislativas chilenas del 19 de noviembre, cuya segunda vuelta sería el 17 de diciembre. Son unas elecciones decisivas, no tanto porque su resultado altere el futuro del país, al no esperarse grandes cambios, sino por su impacto sobre un sistema político en crisis, que ha mostrado las grietas del sistema de partidos y sus alianzas.
Las elecciones también son decisivas al entrar en vigor la reforma electoral de 2015, que acabó con el sistema binominal, que dificultaba la representación proporcional. Por ello, los diputados pasaron de 120 a 155 y los senadores de 38 a 50. También se garantizó una mayor presencia femenina y menos trabas para los independientes.
La Nueva Mayoría, que triunfó en 2013 con Michelle Bachelet, sumó a la Concertación y al Partido Comunista. Pero sus ganancias por la izquierda fueron pérdidas por el centro, como muestran las diferencias hoy insalvables entre la Democracia Cristiana (DC) y los comunistas. Sebastián Piñera, aspirante a un segundo mandato, ha tenido problemas similares con su coalición Chile Vamos, apoyada por la UDI (Unión Demócrata Independiente) y RN (Renovación Nacional). Su mirada al centro y a la DC ha provocado tensiones a su derecha, como muestra la candidatura del ex UDI José Antonio Kast, defensor del radicalismo valórico y del pinochetismo.
Son unas elecciones decisivas por su impacto sobre un sistema político en crisis, que ha mostrado las grietas del sistema de partidos y sus alianzas
El descrédito de los partidos ante la mayor percepción de la corrupción entre dirigentes y parlamentarios provocó una eclosión de candidaturas. A esto se suma, en algunos casos, cierto afán de protagonismo, ya que el narcisismo permite explicar ciertos compromisos políticos. En esta ocasión hay ocho presidenciables: Sebastián Piñera (Vamos Chile); Alejandro Guillier (Nueva Mayoría, salvo la DC); Carolina Goic (DC); Beatriz Sánchez (Frente Amplio, nueva coalición de izquierda, verdes, humanistas y liberales); Marco Enríquez-Ominami (PRO, Partido Progresista) y en los extremos Kast, Eduardo Artés (Partido Comunista Acción Proletaria) y Alejandro Navarro (del izquierdista Partido País).
En las actuales circunstancias, el concurrir con una sola candidatura beneficia al centro- derecha. Según las últimas encuestas, Piñera encabeza las preferencias populares con una intención de voto de 34 a 41%, seguido por Guillier, de 16 a 22%, y Sánchez, un 15%. Goic sólo obtendría 6%. Si bien es improbable un triunfo de Piñera en la primera vuelta, 68% cree que será el próximo presidente. Otras incertidumbres son la identidad de su rival en la segunda vuelta (Guillier o Sánchez) y las posibles alianzas que puedan armarse para la ocasión, aunque se espera una baja participación.
El nuevo presidente afrontará importantes desafíos, como garantizar el crecimiento económico y la pluralidad social, sin olvidar las conquistas recientes y la reforma de la Constitución. Piñera ha demostrado ser un político pragmático. Para triunfar en su gestión y dar continuidad a su proyecto deberá exhibir grandes dosis de templanza y pragmatismo y capacidad de negociación para mantener, dentro de lo posible, altas dosis de cohesión social en Chile.