China afianza su presencia en América Latina con 60 acuerdos de cooperación
En su opacidad, la prensa oficial china no ofrece detalles de esos 60 acuerdos firmados por Xi Jinping.
La prensa oficial en Beijing ha fijado su narrativa: el éxito de la reciente presencia de Xi Jinping en América Latina se puede medir por los 60 acuerdos de cooperación que firmó. Efectivamente, el presidente chino tuvo un despliegue diplomático y aprovechó dos foros globales celebrados en Lima y Río de Janeiro para diversos encuentros bilaterales y además hizo dos visitas de Estado.
El gobernante asiático estuvo 11 días en América Latina, una muestra de que Xi Jinping ha privilegiado la política exterior, dando un giro a lo que fue, en el pasado, una diplomacia más bien tímida de China. El presidente chino asistió a la reunión de líderes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Lima y a la Cumbre del G20 en Río de Janeiro. Además de los encuentros bilaterales en estos foros, también tuvo visitas de Estado en Perú y Brasil, dos países que mantienen una estrecha relación, con matices económicos y/o políticos, con Beijing.
La agencia estatal Xinhua citó al canciller chino, Wang Yi, al resaltar que Xi aprovechó su paso por América Latina para enviar «un mensaje claro en defensa del multilateralismo» y aprovechó para mostrar a China como un «gran país responsable con equidad, justicia, valentía, apertura e inclusión». Una medida de éxito, para la narrativa oficial, han sido los 60 memorandos de entendimiento suscritos en esos 11 días en Sudamérica.
«La prensa oficial china destacó esta gira bajo el prisma del multilateralismo, que es una palabra estrella en el discurso chino de la actualidad y que en lugares como América Latina es una palabra que tiene recorrido», matizó el periodista español Juan Pablo Cardenal, quien está a cargo del observatorio Análisis Sínico de la Fundación Cadal, al ser consultado por DIARIO DE CUBA.
Para Cardenal, de esta visita de Xi Jinping a la región, en el marco de sendos encuentros globales (APEC y G-20) ratifica lo que viene siendo una tendencia a su juicio: «China está decidida a tener una mayor presencia en estos foros multilaterales, en los cuales está promocionándose como un país líder del llamado sur global».
«El presidente chino dio la bienvenida a todas las partes para crecer junto con la economía china y trabajar juntos por la modernización de todos los países con un desarrollo pacífico, una cooperación de beneficio mutuo y una prosperidad común», aseveró Wang en su balance de la visita a Sudamérica del mandatario.
Tales discursos, para Cardenal, no son sostenibles. Para este experto en asuntos chinos, resulta contradictorio el discurso que cuestiona al orden mundial actual, cuando China ha sido un país ampliamente beneficiado del mismo y «se promueve bajo el paraguas del multilateralismo un nuevo orden mundial más inclusivo y más justo, cuando lo que en realidad busca China es un nuevo orden mundial para hacerlo más afín a sus intereses«.
«Con China, lo político y lo económico van de la mano«, sentencia Cardenal al hacer un repaso, por un lado del discurso político en foros globales por un nuevo orden y, al mismo tiempo, la estrategia de mostrarse como un socio financiero o comercial en pro de «un desarrollo que es bueno para todos».
En América Latina, China ha hecho sustanciales avances en su presencia en la región, sin hacer distinciones ideológicas con sus socios latinoamericanos. En su paso por Sudamérica Xi Jinping ratificó una fluida interacción tanto con una figura conservadora como Dina Boluarte, en Perú, como con el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil. En el marco del G20, además, se reunió con el presidente libertario de Argentina, Javier Milei.
«Se ha hecho corriente entre las elites gobernantes de América Latina la visión de que China viene con las oportunidades de financiamiento que otros no pueden ofrecer«, según Cardenal. En el fondo se trata de un mensaje velado de crítica hacia EEUU, cuyo financiamiento hacia la región es exiguo, a lo que se suma el desplazamiento del vecino norteamericano como principal socio comercial entre muchos países de la región.
«Decir que se firmaron 60 acuerdos es un gran titular, pero no estoy seguro de que sea más que eso. Sin embargo, refuerza la idea de que China llega a la región con las oportunidades debajo del brazo a diferencia de otros», precisa Cardenal. Un aspecto que cuestiona este experto es la opacidad china en materia de cooperación, ya que se pregunta el por qué no se hacen públicos estos 60 memorandos de entendimiento.
De acuerdo con la reseña de la agencia estatal Xinhua, el presidente Xi protagonizó una visita de Estado a Perú, cuyo «punto culminante» fue la inauguración del puerto de Chancay, y otra a Brasil, en donde sostuvo una «comunicación estratégica y profunda» con su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
Para Cardenal ambos países, con sus matices, operan con China bajo la lógica de ser proveedores de materias primas, aunque a su juicio en América Latina no puede hablarse del gigante asiático de forma genérica. A su modo de ver, Brasil tiene una relación más beneficiosa que el resto de países, siendo particularmente marcada la dependencia de Perú, y también de Chile, de sus exportaciones a China.
El analista de la Fundación Cadal dice que, bajo esta lógica de ser proveedores de materia prima, resulta favorecida principalmente la gran industria china, que luego exporta sus productos a la región.
Además de los ya mencionados, al hablar de países específicos, Cardenal señala los casos de Ecuador y Argentina, que están generando unas dependencias enormes en materia financiera.
Como lo reseñó DIARIO DE CUBA, Milei dio un giro de 180 grados hace dos meses y pasó a abogar en favor de las relaciones de su país con China, tras haber negado tal posibilidad cuando fue candidato en 2023. En medio de un ajuste fiscal severo y con un endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional de 44.000 millones de dólares, a Milei le urge contar con dinero fresco para llevar adelante planes económicos prometidos.
El swap coin de Argentina con China es un intercambio de monedas que se inició en 2009, en el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, y está destinado a aumentar las reservas del Banco Central. Durante la gestión de Alberto Fernández, se activó un tramo equivalente a 5.000 millones de dólares, que Argentina debía empezar a devolver este año.
Sin embargo, tras la visita a Beijing de la entonces canciller Diana Mondino en abril pasado, en el mes de junio el Gobierno de Xi Jinping concedió un alivio financiero para Argentina: renovó por un año la totalidad del tramo activado, hasta julio de 2025. De la reunión entre Milei y Xi en Río de Janeiro no hubo anuncios específicos de nuevo financiamiento chino al país sudamericano.
En Perú, como fue ampliamente destacado por la prensa internacional, el mandatario chino inauguró con Boluarte telemáticamente el puerto de Chancay. Una obra que ya venía operando, pero que esperaba la presencia del gobernante para darle el tono oficial de inauguración.
El puerto de Chancay se une a una media docena de grandes puertos que China ha venido construyendo o reconstruyendo en diversos puntos estratégicos. En el caso del puerto peruano va a generar unos 4.500 millones de dólares de ingresos anuales y en su primer año, durante el 2025, podría aportar hasta cerca del 1% al PBI de Perú, de acuerdo con Banco Central de Reserva. Es una inversión conjunta de Cosco Shipping y Volcan, con un aporte chino del 60% del proyecto.
El puerto es una obra que contará con 15 espigones, de los cuales cuatro son los que operan en esta primera fase, y podrá recibir a los barcos más grandes del mundo al poseer una profundidad de 17,8 metros, la cual según expertos pasa a ser la mayor de América Latina. Se calcula que le ahorrará un promedio de 25 días de viaje a embarcaciones comerciales de los vecinos latinoamericanos que deseen conectarse con Asia.