«Verum et factum convertuntur réciprocatur» Lo verdadero y lo hecho son el uno y son el otro. Giambattista Vico
Turbado el pueblo pensante frente a los anuncios de una reforma constitucional de, al menos, ocho decenas de artículos en su articulado. Lejano no obstante el común que, ante el alza sostenida de los precios que resulta del tema cambiario, entre otras causas, trata de satisfacer a diario sus necesidades y reacciona distante a una convocatoria a sufragar, escaldado por el golpe asestado a su decisión soberana del pasado 28j24 y la represión que se desató para acallarlo, amedrentarlo y apartarlo de la cosa pública.
En todo caso, Maduro enfatiza el asunto, e incluso designa una comisión integrada solo por sus correligionarios del psuv y, en paralelo, no se ha hecho del conocimiento público el anteproyecto de reforma o, muy poco se sabe de él, dada la deliberada demora en presentarla al cuerpo político ciudadano.
¿Necesita el país una reforma constitucional? ¿Es creíble la oferta de Maduro de que mejorará la democracia, la economía, el hombre mismo? Más bien, y es importante insistir, son otros los asuntos que afectan a los coterráneos. El drama eléctrico que lo acogota especialmente en el interior del país y Venezuela, su gobierno, no lo asume en su perniciosa secuencia que como una pesadilla se padece a diario y sabiendo que mañana se repetirá.
Puedo seguir con el agua que falta a menudo en muchos hogares y que no cambiará su defección porque no se ha atendido el origen en 26 años de permanencia del chavomadurismomilitarismocastrismoideologismo en la cima de la potencia pública, y la parálisis de la economía, los bajos salarios, el devenir misérrimo que se otea y, otros agravios que lo atormentan y que no reiteraré, incardinados los susodichos a la cotidianidad de los compatriotas que exhiben además los signos inequívocos de eso que el filósofo José Rafael Herrera llama, el empobrecimiento espiritual.
Dolor, frustración aparte, trae consigo el desastre de la educación que se va a pique ante la mirada indiferente del oficialismo que no se percataría de sus deletéreos efectos. El bajón de la calidad de esta se suma a la deserción que es masiva y los resultados del bachillerato público, son los peores desde que se revisan estadísticamente. Esto que describo es la verdad, son los hechos y no las promesas sin sostén con que nos abruman.
Amargura, tristeza, vacilación, reflejan pues el rostro del venezolano promedio en todas partes, en el magisterio, en los sindicatos, en las universidades, en el hospital, en la calle, en la casa y es éste un elemento a connotar a lo antes dicho.
¿Por qué entonces? El momento de decepción luego del 28j24 les luce a los que gobiernan una oportunidad de lograr ganar todas las elecciones de gobernadores y consejos legislativos en mayo y quién sabe qué ocurrencia obra para empatar la reforma constitucional que, por cierto, secretea su contenido porque, tiene miedo al debate que racional y espiritualmente la rechaza. Con esa elección, piensan, no correr el riesgo de que, como paso en 2007, el bravo pueblo regrese a las urnas y les dé otra paliza o simplemente evidencie que son minoría y lo serán “ex nunc”.
La probabilidad de la huelga electoral que se rumorea y alguna encuesta destaca y presagia un auto eclipse ciudadano, es otro aliciente para el oficialismo que siente que, “por la buena o por la mala” puede y debe fagocitar la organicidad política e institucional democrática. La tentación solivianta los espíritus de los que han conculcado el estado, usurpándolo y trastocando la naturaleza de la relación política antes planteada entre adversarios para pasar ahora a formalizar, aquella de amigos o enemigos.
¿Para qué la reforma constitucional? Para completar la tarea de ideologizar a Venezuela desde sus instituciones y desde su normación. Sería en su criterio, el empujón final hacia un control de esencia totalitaria similar al que se vive en Cuba, comprometiendo la república y la libertad que es de su naturaleza ontológica y avanzando, a tambor batiente, en la fragua de un sistema de capitalismo de estado pero, con otro régimen de propiedad colectiva que paulatinamente ocuparía los espacios de contenido liberal y allí incluyo la libre iniciativa, el libre mercado, la libre competencia y peor aún, la captura de la expresión ciudadana que se acompañaría de la criminalización material de su ejercicio, obliterando la libre asociación y obturando, como dirían los odontólogos, los canales de comunicación.
Esa etapa en ciernes ha sido precedida de la instauración de un marco referencial punitivo similar a aquel que se hizo llamar por la doctrina alemana, “Derecho penal del enemigo” en el que no se castigan las acciones delictivas, sino que se actua contra la peligrosidad que representa la crítica, la disidencia, la diversidad de los pareceres políticos. La ley antifascismo y la ley Simón Bolívar son una prueba de lo que afirmo.
Tenemos la impresión además, e insisto y llamo la atención sobre la maniobra una vez más que, simuladamente instrumentan para tácticamente unir en un mismo proceso la elección de gobernadores y de consejos legislativos regionales con la reforma de la constitución que no vacilo en advertir, es lo más peligroso de todo lo que se está haciendo y que más nos amenaza.
¿Qué hacer ante este encajonamiento oscuro en el que nos ha metido el chavomadurismomilitarismocastrismoideologismo? En la próxima entrega ensayaré una respuesta Dios mediante.
Nelson Chitty La Roche, nchittylaroche@hotmail.com, @nchittylaroche