Chitty: Notas sobre las carnestolendas y el discurso político
“La palabra se ha dado al hombre para que pueda encubrir su pensamiento”
Charles-Maurice de Talleyrand
Al carnaval se le atribuyen orígenes diversos y en épocas muy distintas. Se habla de los sumerios, de los egipcios y fiestas del espíritu o, disoluto ágape para dedicárselo a los dioses en un ritual de celebración. Con la irrupción del cristianismo, se produjo una suerte de sincretismo y así especialmente, se le recuerda como un ayuno de carne, en la cuaresma que precede a la semana de la pasión de Cristo nuestro señor.
De hecho, etimológicamente, los latinos llamaron ese período, “carnem levare” de donde proviene su nombre. Griegos y romanos mantuvieron esos dos días de frivolidad, danzas, bacanales y cubrían sus rostros con máscaras y antifaces. Se lee también que comienza con la adoración de Baal, un Dios falso que en momentos sedujo a los hebreos.
El teocentrismo alcanzo en su irradiación a todos y las tradiciones paganas que se fundieron en ejercicios que, si bien conservaban aspectos y formas antiguas, evolucionaban, penetrados por la imperante cosmovisión que constituyó su entorno.
Hoy el carnaval ha perdido mucho de lo que otrora fue. Devino entonces, en un corto periodo para galas y mucha epidermis. En muchos países del mundo se organizan y como bien sabemos en Venezuela son un asueto para la diversión, el descanso y a menudo brota el momento de las fruslerías propio de las multitudes.
Entretanto, el país se desvencija más y más. Es testigo de una comedia de mentiras y cinismo. Se le dijo que había un arreglo para dejarle el despeje de la ecuación del poder a su libre arbitrio como pueblo y titular de la soberanía y escuchó al liderazgo – incluso el oficialista- hacer mención del Acuerdo de Barbados que establecía los términos del convenio y con otras importantes incidencias de política y economía que incluía a otros concurrentes como Noruega y los Estados Unidos de América, pero, una vez más, el fiasco apareció y el chavomadurismomilitarismocastrismoideologismo incumplió.
Sin ánimo académico, conviene sin embargo anotar en sencillas palabras lo que es el discurso. Es un acto complejo de habla. Un ejercicio de comunicación oral. Deriva en una acción por la cual transitan ideas y se aspira a persuadir. Dispone de una narrativa que se pretende asumir como la realidad y/o la veracidad que suele, además, compartirse entre el grupo o la corriente de la cual forma parte el orador. Es lenguaje con todos los significados que obran al así referirnos.
Básicamente, la comunicación debe contar con un argumento que a estos fines debe suponer una construcción racional que presenta una visión y de la cual, puede inferirse conclusiones.
Un discurso persigue ser ilocutivo y perlocutivo, sin embargo. Vale decir, llevar un mensaje y provocar una reacción acorde con la intención del orador.
Cabe preguntarse ¿qué es credibilidad y para qué es esencial en el discurso político? La respuesta parece clara. No se logra el objetivo del discurso sino resulta susceptible de ser creído. Creíble tiene que ver con lo que se dice y quién lo dice.
Esta introducción me la permití de manera a relacionar lo que ha sido nuestra experiencia en los últimos 25 años con la retórica plena de sofismas y esencialmente mentirosa del chavomadurismomilitarismocastrismoideologismo, disfrazado siempre de defensor del pueblo, detrás de un discurso falaz y una mascarada revolucionaria, para depredarlo inmisericorde.
Se presenta el chavomadurismomilitarismocastrismoideologismo como demócrata y respetuoso de la soberanía popular. Pero ya sabemos a ciencia cierta que sus representantes han falseado todos los procesos, hecho fraudes y, no lo han sido. Se dicen patriotas y nos disparan campañas llenas de esa idea como epíteto y nunca vimos a nadie mas en nuestra historia comprometer nuestra soberanía como ellos. Llegaron para sanear al país y lo han sumido en la mas profunda crisis que pueda recordarse. Simulando siempre y saqueándolo hasta arruinarlo y degenerar su institucionalidad, haciéndolo invivible para un cuarto de la población que se la juega todas con tal de irse.
No puede hablarse de lo más grave porque todo lo es, pero, escucharles este pasado domingo hacer apología del delito al celebrar la intentona golpista del 4f, desconociendo las muertes y daños diversos que se le infringieron a las personas, a la misma fuerza armada venezolana, a los establecimientos públicos, solo se compadece con la arenga cínica y pendenciera advirtiendo que ganarían “por las buenas o por las malas.”
No hay mesura, no hay respeto, no hay responsabilidad alguna por sus conductas antisociales, ilícitas, inmorales. No hay careta, ni jubileo, ni simulación que no deje verlos como lo que son, completamente amorales.
Nelson Chitty La Roche, nchittylaroche@hotmail.com, @nelson_chitty