Cinco Economistas redefiniendo… todo. ¡ah, sí! y son mujeres
Pocos economistas se convierten en nombres conocidos. El siglo pasado, fueron John Maynard Keynes o Milton Friedman. Hoy, Thomas Piketty se ha convertido en el referente de los economistas. Sin embargo, si escuchamos los rumores más recientes, son cinco economistas –cinco mujeres- las que actualmente merecen nuestra atención. Ellas están revolucionando su campo al cuestionar el significado de todo, desde ‘valor’ y ‘deuda’ hasta ‘crecimiento’ y ‘PIB’. Esther Duflo, Stephanie Kelton, Mariana Mazzucato, Carlota Pérez y Kate Raworth están unidas por una cosa: su asombro por la forma en que la economía ha sido definida y debatida hasta la fecha. Su incredulidad es palpable.
Ello me recuerda a muchas mujeres que he visto emerger, con poder, durante la última década. Como Rebecca Henderson, profesora de Gerencia y Estrategia en la Harvard Business School y autora del nuevo libro Reimagining Capitalism in a World on Fire. «Es extraño llegar finalmente a los círculos internos», dice, «y descubrir cuán extrañamente se está manejando el mundo». Cuando las mujeres finalmente llegan a la cima de muchas profesiones, a menudo encuentran un mundo que es más una rana cubierta de verrugas que un apuesto príncipe. Al igual que Dorothy en El mago de Oz, cuando echan una mirada detrás de la cortina, descubren que la maquinaria del poder puede ser más bravuconería que sustancia. Por estar recién llegadas al campo de juego, a menudo pueden ver esto más claramente que los jugadores con un largo camino recorrido. Henderson cita una caricatura de Tom Toro como su mantra. Un grupo de personas en harapos se sienta alrededor de un incendio con las ruinas de la civilización al fondo. «Sí, el planeta se destruyó», dice un hombre con un traje desaliñado, «pero por un hermoso momento creamos mucho valor para los accionistas».
Se siente lo mismo cuando escuchas a las economistas arrojándose al terreno económico, aún dominado por hombres: una especie de ‘me estás tomando el pelo, ¿verdad? Estas cinco economistas están revelando el secreto e invitando a las personas a cambiar las prioridades. Un número creciente está escuchando, incluso el Papa (ver más abajo).
Todas cuestionan conceptos que se consideraron sacrosantos durante mucho tiempo. Aquí hay cuatro mensajes que comparten:
Supéralo – Desafía la ortodoxia
Descrita como «una de las economistas más progresistas de nuestro tiempo», Mariana Mazzucato (Roma, Italia, 1968) es una de las más destacadas “lanzallamas” en la profesión. Profesora del University College London (UCL) y fundadora / directora del Instituto para la Innovación y Utilidad Pública del UCL, ha realizado preguntas fundamentales sobre cómo se ha definido el «valor», quién decide qué significa eso y quién lo mide. Su charla TED, titulada provocativamente » ¿Qué es el valor económico? ¿Y quién lo crea? arroja el guante. Si algunas personas son creadoras de valor «, pregunta, ¿qué son todos los demás? “¿Los extractores de valor? ¿Los destructores de valor? Ella quiere que la economía explícitamente sirva a la gente, en lugar de explicar su servidumbre.
Stephanie Kelton (EEUU, 1969) discute nuestro enfoque de la deuda y se mofa de las metáforas simplistas, como comparar el ingreso y el gasto nacional con los ‘presupuestos familiares’ en un intento de demostrar cuán peligrosa es la deuda. En su próximo libro, El mito del déficit (Junio de 2020), argumenta que no son para nada similares; ¿qué hogar puede imprimir dinero adicional o establecer tasas de interés? La deuda debería ser reconvertida en una inversión estratégica en el futuro. Los déficits se pueden utilizar de manera buena o mala, pero en sí mismos son una herramienta política neutral y poderosa. «Pueden financiar guerras injustas que desestabilizan el mundo y cuestan la vida a millones», escribe, «o pueden usarse para sostener la vida y construir una economía más justa que funcione para muchos y no solo para unos pocos». Como todas las economistas descritas aquí, ella destaca el significado detrás del dinero.
Obtengamos un crecimiento verde: remodelando el crecimiento más allá del PIB
Kate Raworth (Inglaterra, 1970), investigadora asociada senior en el Instituto de Cambio Ambiental de la Universidad de Oxford, es la autora de “Donut Economics” (La Economía Rosquilla). Ella desafía nuestra obsesión con el crecimiento y sus medidas obsoletas. El concepto de Producto Interno Bruto (PIB), fue creado en la década de 1930 y se está aplicando en el siglo XXI a una economía diez veces más grande. El alcance limitado del PIB (por ejemplo, ignora el valor del trabajo no remunerado, como las tareas domésticas y la crianza de los hijos, o no hace distinción entre los ingresos por armas o por agua) nos ha mantenido «adictos financiera, política y socialmente al crecimiento» sin integrar sus costos en las personas y en el planeta. Ella está exigiendo nuevos mapas visuales y metáforas que representen un crecimiento sostenible que no comprometa a las generaciones futuras. Lo que esto significa es alejarse de la forma lineal y ascendente de «progreso» arraigada en todos nosotros, en búsqueda de un modelo “redistributivo y regenerativo” diseñado para vincular a todos y con forma de…una rosquilla (la comida y los bebés figuran de forma prominente en las metáforas de estas economistas).
Carlota Pérez (Caracas, Venezuela, 1939) no quiere detener o ralentizar el crecimiento, quiere desmaterializarlo. «Lo verde no se propagará por la culpa y el miedo, necesitamos aspiraciones y deseos», dice ella. Su propuesta es hacia una redefinición de la «buena vida» y la necesidad de un «crecimiento verde inteligente» alimentado por el deseo de estilos de vida nuevos, atractivos y aspiracionales. Las vidas se construirán sobre una economía circular que multiplique los servicios e intangibles que ofrezcan un crecimiento ilimitado (y menos dañino para el medio ambiente). Ella apunta hacia revoluciones tecnológicas que creen nuevos estilos de vida. Dice que podemos verlas emerger, como lo han hecho en el pasado, entre los educados, los ricos y los jóvenes: más servicios en lugar de más cosas, trabajo activo y creativo, un enfoque en la salud y la atención, un movimiento hacia la energía solar, uso intenso de internet, preferencia por la personalización sobre la conformidad, alquiler vs posesión y reciclaje sobre residuos. A medida que estos nuevos estilos de vida se generalicen, ofrecerán inmensas oportunidades para la innovación y nuevos empleos para atenderlos.
Hacia un buen gobierno: el papel estratégico del Estado
Todas estas economistas quieren que el Estado juegue un papel fundamental. Las mujeres entienden visceralmente cuán dependientes son los desvalidos de cualquier sistema de la inclusión según las actuales reglas del juego. «Le da forma al contexto para crear un juego de suma positiva» tanto para el público como para las empresas, dice Pérez. Se necesita un Estado activo para «inclinar el campo de juego hacia el bien social». Pérez describe cinco revoluciones tecnológicas, comenzando por la industrial. Ella sugiere que estamos a la mitad de la quinta, la de Tecnología & Información. Estudiar los arcos repetitivos de cada revolución nos permite ver la oportunidad del momento extraordinario en el que nos encontramos. Es el momento de dar forma al futuro para los siglos venideros. Pero ella equilibra la sostenibilidad económica con la necesidad de la sostenibilidad social, advirtiendo que la una sin la otra solo ha traído problemas.
Mariana Mazzucato desafía a los gobiernos a que sean más ambiciosos. Ganan confianza pública al recordar y comunicar lo que deben hacer. En su opinión, eso es garantizar el bien público. Esto requiere visión y estrategia, dos ingredientes que ella dice que con demasiada frecuencia faltan. Especialmente después de COVID, el propósito debe ser el impulsor que determine la ‘direccionalidad’ del enfoque, las inversiones y las asociaciones público / privadas. Los gobiernos deberían usar su poder, tanto de inversión como de adquisición, para orientar los esfuerzos hacia los grandes desafíos en nuestro horizonte, no solo la recuperación inmediata a corto plazo. Deberían poner condiciones a los rescates financieros masivos que están entregando actualmente. Ella señala el contraste en la imaginación y el impacto en los rescates de aerolíneas en Austria y el Reino Unido. Las aerolíneas austriacas reciben ayuda del gobierno con la condición de que cumplan con objetivos acordados de emisiones. El Reino Unido está apoyando a las aerolíneas sin ninguna condicionalidad, una gran oportunidad perdida para avanzar hacia objetivos más grandes y más amplios de construir una economía mejor y más verde a partir de la crisis.
Sea real: Vaya más allá de las fórmulas y hacia la praxis
Todas estas economistas también abogan por salir de las teorías y entrar al ensayo en el terreno. Rechazan la idea de cálculos teóricos hechos por “sabelotodos”, y realizados dentro de los límites universitarios y desafían a los economistas a experimentar y probar sus fórmulas en el mundo real.
Esther Duflo, (1972, francesa nacionalizada norteamericana), profesora de Mitigación de la pobreza y economía del desarrollo en el MIT, es la principal defensora de llevar lo que es una práctica aceptada en medicina al campo de la economía: ensayos de campo con grupos de control aleatorios. Ella critica los miles de millones vertidos en ayuda sin ninguna comprensión o medición real de los rendimientos. Ella gentilmente nos acusa de que en pleno siglo 21 no hayamos mejorado los enfoques a problemas como la inmunización, la educación o la malaria sobre los de cualquier médico medieval, arrojando dinero y soluciones a las cosas sin tener idea de su impacto. Ella y su esposo, Abhijit Banerjee, han sido pioneros en ensayos de control aleatorio en cientos de lugares en diferentes países del mundo, ganando el Premio Nobel de Economía en 2019 por sus observaciones.
Han hecho pruebas y ensayos, por ejemplo, para ver cómo hacer que las personas usen mosquiteros contra la malaria. Los mosquiteros son una medida preventiva muy efectiva, pero lograr que las personas los adquieran y usen ha sido difícil. Duflo organizó experimentos para responder a los acertijos: si las personas tienen que pagar por los mosquiteros, ¿los valorarán más? Si son gratis ¿los usarán? Si los obtienen gratis una vez, ¿esto desalentará futuras compras? Resulta que, con base en estas comparaciones, la adopción es mejor si los mosquiteros se dan inicialmente; «las personas no se acostumbran a las dádivas, se acostumbran a los mosquiteros», y los comprarán, y los usarán, una vez que entiendan su efectividad. Por lo tanto, concluye, podemos dirigir políticas y dinero hacia el logro de impactos concretos.
Mazzucato también colabora activamente con varios gobiernos de todo el mundo, incluidos Dinamarca, el Reino Unido, Austria, Sudáfrica e incluso el Vaticano, donde acaba de iniciar una serie de llamadas semanales que contribuyan a las políticas públicas post-Covid. «Creo que [su visión] puede ayudar a pensar en el futuro», dijo el Papa Francisco después de leer su libro, El valor de todo: cómo realizar y asimilar la economía global. Nadie puede acusarla de estar encerrada en una torre de marfil. Al igual que Duflo, ella está muy metida en crear nuevas respuestas a problemas aparentemente insolubles.
Advierte que no queremos volver a la normalidad después de Covid-19. Lo normal fue lo que nos trajo aquí. En cambio, invita a los gobiernos a utilizar la crisis para incorporar la ‘direccionalidad’ hacia un bien público más equitativo en sus estrategias de recuperación e inversiones. Su enfoque se basa en definir ambiciosas ‘misiones’ que puedan enfocar las mentes y reunir a amplias coaliciones de partes interesadas en crear soluciones para apoyarlas. La misión original de la NASA a la luna es un modelo precursor obvio. ¿Por qué cualquiera que la escuche sale pensando que hemos olvidado el propósito de nuestro gasto público? ¿Y por qué cuando tanta innovación comercial y tantas ganancias han surgido del gasto gubernamental en investigación básica, una mayor parte de los frutos del éxito no es usado para promover el bien común?
La economía ha permanecido durante mucho tiempo como un terco dominio masculino y los hombres continúan controlando el pensamiento dominante. Sin embargo, con el paso del tiempo, las ideas que alguna vez se consideraron sin valor se vuelven cada vez más visibles. El cambio de una política pública que se consideraba extravagante, a ser aceptable, a menudo se ve acelerado por las crisis. Saliendo de la actual, cinco economistas inteligentes están ofreciendo una gama innovadora de nuevas ideas sobre un camino hacia un futuro más ecológico, saludable e inclusivo. Ah, y resultan que todas son mujeres.
Traducción al español: Marcos Villasmil
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TEXTO ORIGINAL EN INGLÉS:
5 Economists Redefining… Everything. Oh Yes, And They’re Women
Avivah Wittemberg-Cox –
FORBES
Few economists become household names. Last century, it was John Maynard Keynes or Milton Friedman. Today, Thomas Piketty has become the economists’ poster-boy. Yet listen to the buzz, and it is five female economists who deserve our attention. They are revolutionising their field by questioning the meaning of everything from ‘value’ and ‘debt’ to ‘growth’ and ‘GDP.’ Esther Duflo, Stephanie Kelton, Mariana Mazzucato, Carlota Perez and Kate Raworth are united in one thing: their amazement at the way economics has been defined and debated to date. Their incredulity is palpable.
It reminds me of many women I’ve seen emerge into power over the past decade. Like Rebecca Henderson, a Management and Strategy professor at Harvard Business School and author of the new Reimagining Capitalism in a World on Fire. “It’s odd to finally make it to the inner circle,” she says, “and discover just how strangely the world is being run.” When women finally make it to the pinnacle of many professions, they often discover a world more wart-covered frog than handsome prince. Like Dorothy in The Wizard of Oz, when they get a glimpse behind the curtain, they discover the machinery of power can be more bluster than substance. As newcomers to the game, they can often see this more clearly than the long-term players. Henderson cites Tom Toro’s cartoon as her mantra. A group in rags sit around a fire with the ruins of civilisation in the background. “Yes, the planet got destroyed” says a man in a disheveled suit, “but for a beautiful moment in time we created a lot of value for shareholders.”
You get the same sense when you listen to the female economists throwing themselves into the still very male dominated economics field. A kind of collective ‘you’re kidding me, right? These five female economists are letting the secret out – and inviting people to flip the priorities. A growing number are listening – even the Pope (see below).
All question concepts long considered sacrosanct. Here are four messages they share:
Get Over It – Challenge the Orthodoxy
Described as “one of the most forward-thinking economists of our times,” Mariana Mazzucato is foremost among the flame throwers. A professor at University College London and the Founder/Director of the UCL Institute for Innovation and Public Purpose, she asks fundamental questions about how ‘value’ has been defined, who decides what that means, and who gets to measure it. Her TED talk, provocatively titled “What is economic value? And who creates it?” lays down the gauntlet. If some people are value creators,” she asks, what does that make everyone else? “The couch potatoes? The value extractors? The value destroyers?” She wants to make economics explicitly serve the people, rather than explain their servitude.
Stephanie Kelton takes on our approach to debt and spoofs the simplistic metaphors, like comparing national income and expenditure to ‘family budgets’ in an attempt to prove how dangerous debt is. In her upcoming book, The Deficit Myth (June 2020), she argues they are not at all similar; what household can print additional money, or set interest rates? Debt should be rebranded as a strategic investment in the future. Deficits can be used in ways good or bad but are themselves a neutral and powerful policy tool. “They can fund unjust wars that destabilize the world and cost millions their lives,” she writes, “or they can be used to sustain life and build a more just economy that works for the many and not just the few.” Like all the economists profiled here, she’s pointing at the mind and the meaning behind the money.
Get Green Growth – Reshaping Growth Beyond GDP
Kate Raworth, a Senior Research Associate at Oxford University’s Environmental Change Institute, is the author of Doughnut Economics. She challenges our obsession with growth, and its outdated measures. The concept of Gross Domestic Product (GDP), was created in the 1930s and is being applied in the 21st century to an economy ten times larger. GDP’s limited scope (eg. ignoring the value of unpaid labour like housework and parenting or making no distinction between revenues from weapons or water) has kept us “financially, politically and socially addicted to growth” without integrating its costs on people and planet. She is pushing for new visual maps and metaphors to represent sustainable growth that doesn’t compromise future generations. What this means is moving away from the linear, upward moving line of ‘progress’ ingrained in us all, to a “regenerative and distributive” model designed to engage everyone and shaped like … a doughnut (food and babies figure prominently in these women’s metaphors).
Carlota Perez doesn’t want to stop or slow growth, she wants to dematerialize it. “Green won’t spread by guilt and fear, we need aspiration and desire,” she says. Her push is towards a redefinition of the ‘good life’ and the need for “smart green growth” to be fuelled by a desire for new, attractive and aspirational lifestyles. Lives will be built on a circular economy that multiplies services and intangibles which offer limitless (and less environmentally harmful) growth. She points to every technological revolution creating new lifestyles. She says we can see it emerging, as it has in the past, among the educated, the wealthy and the young: more services rather than more things, active and creative work, a focus on health and care, a move to solar power, intense use of the internet, a preference for customisation over conformity, renting vs owning, and recycling over waste. As these new lifestyles become widespread, they offer immense opportunities for innovation and new jobs to service them.
Get Good Government – The Strategic Role of the State
All these economists want the state to play a major role. Women understand viscerally how reliant the underdogs of any system are on the inclusivity of the rules of the game. “It shapes the context to create a positive sum game” for both the public and business, says Perez. You need an active state to “tilt the playing field toward social good.” Perez outlines five technological revolutions, starting with the industrial one. She suggests we’re halfway through the fifth, the age of Tech & Information. Studying the repetitive arcs of each revolution enables us to see the opportunity of the extraordinary moment we are in. It’s the moment to shape the future for centuries to come. But she balances economic sustainability with the need for social sustainability, warning that one without the other is asking for trouble.
Mariana Mazzucato challenges governments to be more ambitious. They gain confidence and public trust by remembering and communicating what they are there to do. In her mind that is ensuring the public good. This takes vision and strategy, two ingredients she says are too often sorely lacking. Especially post-COVID, purpose needs to be the driver determining the ‘directionality’ of focus, investments and public/ private partnerships. Governments should be using their power – both of investment and procurement – to orient efforts towards the big challenges on our horizon, not just the immediate short-term recovery. They should be putting conditions on the massive financial bail outs they are currently handing out. She points to the contrast in imagination and impact between airline bailouts in Austria and the UK. The Austrian airlines are getting government aid on the condition they meet agreed emissions targets. The UK is supporting airlines without any conditionality, a huge missed opportunity to move towards larger, broader goals of building a better and greener economy out of the crisis.
Get Real – Beyond the Formulae and Into the Field
All of these economists also argue for getting out of the theories and into the field. They reject the idea of nerdy theoretical calculations done within the confines of a university tower and challenge economists to experiment and test their formulae in the real world.
Esther Duflo, Professor of Poverty Alleviation and Development Economics at MIT, is the major proponent of bringing what is accepted practice in medicine to the field of economics: field trials with randomised control groups. She rails against the billions poured into aid without any actual understanding or measurement of the returns. She gently accuses us of being no better with our 21st century approaches to problems like immunisation, education or malaria than any medieval doctor, throwing money and solutions at things with no idea of their impact. She and her husband, Abhijit Banerjee, have pioneered randomised control trials across hundreds of locations in different countries of the world, winning a Nobel Prize for Economics in 2019 for the insights.
They test, for example, how to get people to use bed nets against malaria. Nets are a highly effective preventive measure but getting people to acquire and use them has been a hard nut to crack. Duflo set up experiments to answer the conundrums: If people have to pay for nets, will they value them more? If they are free, will they use them? If they get them free once, will this discourage future purchases? As it turns out, based on these comparisons, take-up is best if nets are initially given, “people don’t get used to handouts, they get used to nets,” and will buy them – and use them – once they understand their effectiveness. Hence, she concludes, we can target policy and money towards impact.
Mazzucato is also hands-on with a number of governments around the world, including Denmark, the UK, Austria, South Africa and even the Vatican, where she has just signed up for weekly calls contributing to a post-Covid policy. ‘I believe [her vision] can help to think about the future,’ Pope Francis said after reading her book, The Value of Everything: Making and Taking in the Global Economy. No one can accuse her of being stuck in an ivory tower. Like Duflo, she is elbow-deep in creating new answers to seemingly intractable problems.
She warns that we don’t want to go back to normal after Covid-19. Normal was what got us here. Instead, she invites governments to use the crisis to embed ‘directionality’ towards more equitable public good into their recovery strategies and investments. Her approach is to define ambitious ‘missions’ which can focus minds and bring together broad coalitions of stakeholders to create solutions to support them. The original NASA mission to the moon is an obvious precursor model. Why, anyone listening to her comes away thinking, did we forget purpose in our public spending? And why, when so much commercial innovation and profit has grown out of government basic research spending, don’t a greater share of the fruits of success return to promote the greater good?
Economics has long remained a stubbornly male domain and men continue to dominate mainstream thinking. Yet, over time, ideas once considered without value become increasingly visible. The move from outlandish to acceptable to policy is often accelerated by crisis. Emerging from this crisis, five smart economists are offering an innovative range of new ideas about a greener, healthier and more inclusive way forward. Oh, and they happen to be women.