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Claudio Hohmann: La izquierda no tiene candidato (a) presidencial

La incógnita política más inesperada del tiempo que viene, es respecto del candidato o candidata que enfrentaría al candidato mejor perfilado de la derecha, José Antonio Kast, en la próxima elección presidencial.

La elección del 7 de mayo -que vino a cerrar un período de alta incertidumbre social y política, causada por la inminente refundación del país promovida por la izquierda-, dejó dos incógnitas, pero sobre todo una que es la más importante. La primera de ellas, el rechazo o aprobación de la propuesta de Consejo Constitucional, no parece reunir las condiciones de una incógnita propiamente tal. Los incentivos que tienen los sectores políticos dominantes de la izquierda y la derecha para el Apruebo son demasiado poderosos como para poner en riesgo ese resultado.

Por supuesto, cada vez es menos seguro dar por hecho un resultado electoral, pero en este caso es improbable que se imponga el rechazo, sobre todo si es auspiciado precisamente por los sectores cuya postura refundacional ha resultado ampliamente repudiada -y nada indica que ese repudio vaya a modificarse en los meses que restan para el plebiscito de salida.

En la medida que la propuesta constitucional recoja razonablemente el anhelo de la ciudadanía de actualizar el pacto social que nos rige desde hace décadas, sin los desbordes que provocaron el abierto rechazo al texto de la Convención Constitucional, su aprobación estaría medianamente asegurada con el apoyo de la totalidad de la derecha y del gobierno -¿podría hacer otra cosa Boric y sus principales socios?.

De lo que no hay ninguna certidumbre, y es la incógnita política más inesperada del tiempo que viene, es respecto del candidato o candidata que enfrentaría al candidato mejor perfilado de la derecha, José Antonio Kast, en la próxima elección presidencial.

A dos años y medio de esa contienda no asoma todavía una candidatura plausible en la izquierda, en lo que es un hecho extraordinario considerando que siempre, desde 1990, a estas alturas sobraban nombres competitivos de ese sector como para alcanzar una de las dos mayorías que pasan a segunda vuelta.

De hecho, en las dos últimas elecciones presidenciales, en las que triunfaron Sebastián Piñera y Gabriel Boric respectivamente, los candidatos de la izquierda -Alejandro Guillier y el actual Mandatario- aparecían en el inicio de las campañas entre los personajes políticos de mejor apreciación en los estudios de opinión pública. Considérese el caso del Presidente Boric: a buenos tres años de la votación que lo llevaría a La Moneda, el actual gobernante figuraba consistentemente entre las personas de mayor potencial político en las principales encuestas de la época. Fue también el caso de Guillier, que por momentos llegó a liderarlas, antes de ser nominado por la centroizquierda como su candidato presidencial en 2017.

En contraste, ningún representante de las izquierdas aparece actualmente bien posicionado como para arrancar una candidatura presidencial. Todavía más, los que obtienen algunos puntos, muy mezquinos a decir verdad, ofician de ministros del gobierno o de alcaldes, cargos a partir de los cuales se ha hecho cuesta arriba construir una candidatura a la presidencia con opciones de ganar.

Es muy improbable que una figura competitiva pueda surgir desde los semilleros del Frente Amplio, cuyos ya menguados liderazgos cargarían con el negativo juicio público acerca de la gestión del gobierno.

En consecuencia, quien sea que emprenda esta empinada carrera necesariamente vendrá del llamado Socialismo Democrático, donde el Partido Socialista tiene amplia experiencia en estas lides y, aunque ninguno de sus militantes se encuentra encumbrado en los estudios de opinión pública, no carece actualmente de opciones.

Paradojalmente, esta importante incógnita política -producto de una inédita carencia de liderazgos en la izquierda- conduce a una inesperada certidumbre: la casi segura elección de José Antonio Kast en diciembre de 2025, si es que acaso no lo logra un mes antes en la primera vuelta de la próxima competencia presidencial. A menos que se produzca lo que es del todo inimaginable: que el candidato o candidata de la izquierda que finalmente compita no logre pasar a la segunda vuelta, un posible aunque improbable tsunami político como ninguno que se haya vivido desde el retorno de la democracia.

 

CLAUDIO HOHMANN

Ingeniero civil y exministro de Transportes y Telecomunicaciones

 

 

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