Coacciones, mentiras, renuncias y «un clima irrespirable»: Rubiales y una semana de ridículo mundial
Abandona obligado la presidencia de la RFEF después de siete días de autodestrucción.
Parece que ha pasado un siglo, pero sólo hace siete días que Luis Rubiales enturbió las celebraciones del Mundial femenino conquistado por España con sus obscenos comportamientos. Un agarramiento de genitales delante de la Reina, seguido de un beso no consentido a Jennifer Hermoso y una declaración pública llamando «pringaos» y «tontos del culo» a millones de españoles que presenciaban atónitos el espectáculo. Unos actos intolerables que han puesto en pie de guerra a todo un país, desde políticos hasta deportistas, pasando por personajes públicos de todos los ámbitos. Todos lo ven… menos Rubiales. ¿Qué ha pasado desde entonces?
Intentaremos resumirlo, aunque el volumen de información es tal que es complicado condensarlo. Comencemos por ese avión que cogió la expedición española rumbo a Doha, poco después del bochornoso espectáculo y de haber puesto en boca de Jenni Hermoso unas palabras que, según pudo saber Relevo, ella no pronunció. La declaración de Miquel Iceta, Ministro de Cultura y Deporte, exigiendo disculpas hizo que el departamento de comunicación de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) comenzase a entender la gravedad de lo sucedido. Ahí comenzaron las reuniones con Rubiales, que seguía empeñado en no rectificar. Intentaron sin éxito convencer a Jenni para que apareciese con él en un vídeo conjunto. También a Ivana Andrés, la capitana. Ambas lo rechazaron, a pesar de que hasta el propio Jorge Vilda intentó mediar para conseguirlo.
¿El resultado? Un vídeo poco creíble. Unas disculpas en contra de la voluntad de Rubiales, que nunca quiso pronunciarlas. Su verdadera imagen es la que se vería días después en la Asamblea: tono amenazante y culpando a Jenni de lo ocurrido. De ahí que aquellas disculpas, lejos de calmar los ánimos, aumentaran la crispación. Tenían poca credibilidad, siendo generosos.
Las jugadoras aterrizaron en España, celebraron con la afición en Madrid e Ibiza y comenzaron unas merecidas vacaciones a la vez que hasta Pedro Sánchez exigía «un paso más» a Rubiales. Pocas horas antes Yolanda Díaz, vicepresidenta en funciones, había pedido su dimisión. Era turno de depurar responsabilidades, con el Gobierno decidido a adoptar medidas. Antes de hacerlo, Víctor Francos (presidente del CSD), algo tibio en un principio, le dio la oportunidad a la RFEF de adoptar medidas internas ante la gravedad de lo sucedido.
Un «clima irrespirable» en Las Rozas
¿Qué pasó en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas durante esos días? «El clima ha sido desagradable, irrespirable. Silencios, caras largas, cuchicheos, reuniones…», cuenta a Relevo una voz de la Federación que ha vivido en primera persona lo que ha ocurrido allí. El sentir general de casi todos los empleados era de rechazo a lo sucedido, pero el carácter autoritario de Rubiales y sus personas de máxima confianza provocaba que nadie levantase la voz. Había estado contra las cuerdas otras veces y siempre consiguió salir a flote. Lo más prudente, cuentan algunos empleados de la RFEF, era mantener un perfil bajo a la espera de acontecimientos para evitar represalias posteriores.
Todos esperaban un as en la manga del presidente, como tantas otras veces. Sin embargo, pasaban los días y cada vez estaba más acorralado, hasta el punto de que su única salida parecía la dimisión. Así se lo recomendaron muchas de sus personas de confianza, pero no todas. Algunos seguían anclados en ese discurso a contracorriente de que lo ocurrido «no es para tanto». No hay peor ciego que el que no quiere ver…
La presión fue tal que el jueves por la tarde altos cargos de la RFEF filtraron la bomba a un sector de la prensa: Rubiales dimitiría. Todos lo dieron por hecho dentro de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Ahí se generó otro de los momentos más polémicos de estos días, el de la Asamblea. «Fuimos engañados», dicen voces internas, que aseguran que todos los presentes creían que estaban asistiendo a la dimisión de Rubiales. «Bastantes de los que estuvimos allí nunca hubiéramos acudido de haber sabido que no iba a dimitir», cuenta a Relevo uno de los presentes. Lejos de asumir su culpa, el de Motril se mostró más beligerante que nunca, diciendo que no iba a dimitir y anunciando acciones legales contra Yolanda Díaz, Belarra, Irene Montero y Echenique, entre otros.
Entre los ‘engañados’ están los cuerpos técnicos de las selecciones masculina y femenina, a quienes les empujaron a presenciar aquel paripé en primera fila. Ni los asientos fueron elegidos al azar, sino que estaban meticulosamente estudiados por el equipo de protocolo. El resultado fue un discurso que ya forma parte de la historia negra del deporte español y unos aplausos que aumentaron el bochorno. Una vergüenza compartida por una parte de los que aplaudieron a Rubiales, que se arrepintieron un día más tarde, más aún tras conocer la versión de Jenni Hermoso, que aseguró que el beso no fue consentido y condenó con dureza lo ocurrido.
El resultado final es un Luis Rubiales que cada vez está más solo, al que le ha dado la espalda desde los seleccionadores absolutos (De la Fuente, primero, y Vilda, después, lo manifestaron a través de un comunicado) hasta algunos de los que hasta hace nada eran sus delfines (las dimisiones siguen sucediéndose). Ahora mismo, a la selección femenina, campeona del mundo, le envuelve la incertidumbre tras la renuncia en bloque de todas las convocadas. Ni siquiera hay cuerpo técnico, después de que once integrantes pusieran su cargo a disposición de la RFEF. Un caos que puede comenzar a arreglarse después de la inhabilitación de la FIFA que ha retirado a Rubiales del cargo (Pedro Rocha es el nuevo presidente de la RFEF), aunque el culebrón amenaza con alargarse mientras el ya exdirigente siga empeñado en demostrar una imagen de lo ocurrido que desde hace ya demasiados días sólo comparte él.
Sergio Santos se encarga de cubrir para Relevo toda la información sobre el Real Madrid y la Selección española de fútbol. Natural de Madrid, estudió Periodismo en la Universidad Complutense.