Coixet: Burri, artista, leyenda, obra
Roma cuarenta grados. Los escalones blancos de la Galleria d’Arte Moderna deslumbran, casi ciegan aunque lleves gafas oscuras. El alivio del aire acondicionado en el interior es inmenso. De repente, estás despierta, viva, después de haberte arrastrado como un zombi por una Roma llena de gente que consume Aperol Spritz como si no hubiera un mañana y hace colas de dos horas a pleno sol para meter la mano en la Boca della Verità. El escaso público que visita este imponente museo no parece querer abandonarlo sabiendo el infierno que les espera allá fuera.
«En 1944 fue incluido entre los fascistas acérrimos por negarse a firmar una declaración de colaboración»
Aquí están Las tres edades, de Klimt, obras increíbles de Chirico y Degas, un retrato de Van Gogh, El jardinero, que parece pintado ayer… Y tras todos ellos un cuadro rojo que te golpea y te trastoca: Grande rosso, que parece hecho con plástico quemado y que te arrastra a su interior, creado por un artista del que no habías oído hablar: Alberto Burri, que comenzó a experimentar con el plástico alrededor de 1960. Este material, entonces relativamente nuevo, fue modificado físicamente por Burri con un soplete. Las láminas de plástico, utilizadas en lugar del lienzo, se calentaban y modificaban con el calor de la llama para crear superficies texturizadas. Además de plásticos, Alberto Burri también utilizó otros materiales, como la arpillera, que modificó con cortes y remiendos. El museo tiene varias de estas obras hechas de sacos cosidos. Tras verlas, quieres saber todo de este artista.

Alberto Burri nació en Città di Castello, provincia de Perugia, en 1915. Estudió en la Facultad de Medicina de la Universidad de Perugia y fue llamado al servicio militar como médico de guerra en 1940. En 1943 fue capturado por los británicos y encarcelado por los estadounidenses en Texas, donde en 1944 fue incluido entre los fascistas acérrimos por negarse a firmar una declaración de colaboración.
Fue durante este período que Burri decidió dedicarse al arte y la pintura, y fue durante su encarcelamiento que creó su primera pintura.
Tras su liberación, Burri llegó a Nápoles en 1946 y posteriormente se trasladó a Roma, donde en 1947 realizó su primera exposición individual en la Galleria La Margherita.
En los años siguientes, Burri comenzó a experimentar con nuevos materiales vanguardistas, donde el material prevalecía sobre la propia pintura.
Sus obras son un ejemplo de arte informal, un movimiento nacido a finales de los años cuarenta que rechaza el arte figurativo y abstracto a favor de una nueva comunicación de la materia, pero lo que sorprende del artista Burri es que su trabajo es realizado de forma autodidacta. De hecho, la carrera artística de Burri nació en un momento particular, el artista estudia Medicina y decide centrarse en el arte solo durante su período de cautiverio en Texas.
La leyenda en torno a su ‘despertar’ como artista ha sido narrada tantas veces por historiadores del arte que el propio Burri se vio obligado a refutar algunos de sus aspectos más poéticos, aunque algo irrealistas. Primero, los hechos: en 1943, Burri, entonces médico del ejército italiano, fue capturado en Túnez por los aliados y llevado a Estados Unidos, al campo de prisioneros de guerra de Hereford, Texas (uno de sus cuadros más famosos se llama así). Tras su cautiverio, Burri se distanció de la profesión médica y renació como pintor.
«Las pinturas que pinté entonces son tan válidas hoy como mis últimas obras, ni más ni menos, en cuanto a intensidad pictórica. Recuerdo que cambiaba de tema, pintaba nuevos cuadros y los cambiaba de nuevo, innumerables veces. Este fue mi verdadero comienzo como pintor, y no tenía nada que ver con las gasas médicas, la sangre ni las quemaduras de la guerra como han contado tantas veces».
Es fácil identificar en la obra de Burri los elementos que marcaron su génesis como artista, pero él los negó hasta su muerte, en 1995.