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Consejos para Feijóo

Algunas sugerencias para la campaña y el momento posterior a la posible victoria del Partido Popular.

Dicen los expertos que los partidos no ganan las elecciones sino que las pierden. El Partido Popular parte como favorito en las encuestas, una ventaja que claramente lo coloca en desventaja. La gente podría incluso empezar a prestarle atención, con lo que eso desgasta, y los pactos con Vox generan alarmas. El riesgo es evidente. Por eso escribo estas sugerencias para la campaña y el momento posterior a la posible victoria.

Lo primero es exigir que las votaciones no sean en colegios, sino en piscinas. En segundo lugar, la propuesta de los seis debates de Pedro Sánchez es insuficiente. Lo ideal sería un reality show donde los candidatos de los dos partidos principales compartieran casa durante la campaña. Reduciría gastos en traslados y duchas tras mítines en julio. El título, para señalar la preocupación por los problemas que tiene la juventud para emanciparse, sería Coliving. Sánchez, con su fluido inglés, podría ayudar a Feijóo con ejercicios de listening, vocabulario y rephrasing, evidenciando su sentido de Estado y tranquilizando a los analistas que se angustian por el escaso dominio de la lengua de Shakespeare que tiene el líder del PP. A cambio, Sánchez puede aprender gallego, mostrando un verdadero interés por la diversidad lingüística de nuestro país: además así tendría más fácil el portugués, lengua ideal para la etapa melancólica que previsiblemente le espera.

La tradición conservadora no es revolucionaria: defiende la costumbre y el gradualismo. Por tanto, la primera medida que debe tomar Feijóo, si llega a presidente, es recuperar a Irene Montero. Lo ideal sería nombrarla delegada del gobierno contra la violencia de género. Si saliera bien, reivindicaría un claro compromiso con el feminismo y mostraría una magnanimidad de la que han carecido los correligionarios de la política. Si surgiera algún problema, se le podría echar la culpa de todo, como han hecho con la ley del solo sí es sí Sánchez, Yolanda Díaz y todos los partidos que aprobaron la norma en el Parlamento. Un buen dirigente se rodea de los mejores para cada puesto, y nadie en España es mejor chivo expiatorio que Irene Montero. Hay dudas sobre lo que se debe hacer con la ley mordaza: ¿el PP tiene que cambiar su propia ley, como exigía el PSOE en la oposición, porque Pedro Sánchez la mantuvo y la hizo suya, puro sanchismo? Pero la medida imprescindible es mantener a José Félix Tezanos como presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Nadie mejor para conseguir que la institución recupere su crédito: ¿acaso no creemos en los héroes de la retirada? Y si no lo lograra, tampoco sería grave: el CIS genera mucha diversión y ya decía Luis Buñuel que un día sin risa es un día perdido.

 

Publicado originalmente en El Periódico de Aragón.

 

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