Cuando Francisco López escuchó que estaban aumentando los montos de las tarjetas de crédito no dudó en entrar a su cuenta de banca en línea para revisar si era cierto. Desde 2018 su tarjeta de crédito estaba abandonada en su cartera. «Quizás la cosa está mejorando», pensó al ilusionarse con volver a comprar con ella como lo hacía antes. La ilusión le duró poco. No estuvo en la lista de afortunados que recibieron un aumento en el límite de su financiamiento. Su crédito continuaba en un bolívar, es decir, cerca de 0,1 dólares.
Al cuñado de Francisco le fue un poco mejor. El límite de su crédito personal sí aumentó exponencialmente: pasó de 1 a 300 bolívares, lo que equivalía para el momento a 40 dólares. Su primera reacción fue alegrarse. Tenía una tarjeta de crédito que podía usar, aunque minutos después se dio cuenta de que tampoco era la gran cosa. Solo en el mercado para su casa estaba gastando 200 dólares al mes. ¿Entonces, qué hacer con ese crédito? Comprar unos zapatos. Eso hizo.
La situación del financiamiento en Venezuela por parte de la banca puede resultar un tema complejo y confuso. El crédito para los venezolanos dejó de existir desde hace varios años, por lo que no es una opción ni para los ciudadanos de a pie que alguna vez lo usaron para financiar sus compras, cambiar de carro o pensar en una casa propia, ni para los empresarios que buscan reactivar o impulsar sus negocios.
Sin embargo, en los últimos meses ha existido una campaña por parte del gobierno para impulsar la sensación de una reactivación bancaria, enfocada principalmente en el sector emprendedor, que busca crear un espejismo sobre una recuperación económica que aún es muy lejana para un país que redujo su economía en más de 80% en solo 8 años.
EL ENLACE A LA NOTA ESPECIAL DE «EL ESTÍMULO»:
CREDITOS BANCARIOS EN VENEZUELA